lunes, 28 de enero de 2013

Malditas muertes


ENCENDED UNA VELA.

Encended una vela
y que una oración suba al infinito
por nuestras hermanas y hermanos
que han muerto con violencia en este día

A los que han muerto  con el hambre
mordiendo sus entrañas

A los que han muerto en las guerras fraticidas

A las que han muerto en la fábrica
atrapadas en el fuego
porque los amos no quisimos pagar
la seguridad que hacía falta

A las asesinadas en su propia familia,
a manos de sus padres, sus parejas, sus hermanos

A los que han muerto en plena fiesta
de la discoteca incendiada
sin suficientes salidas de emergencia

A las mujeres violadas y muertas en la calle
por jaurías de hombres inhumanos…

Han muerto tan jóvenes, tan niños, tan llenas de vida
que el horror enmudece
y el dolor no es bastante…

Encended una vela a las familias y los amigos que les lloran
para decirles que queremos que nunca más suceda,
que cada una y cada uno haremos lo que esté en nuestra mano
y exigiremos a nuestros gobiernos que tomen las medidas necesarias
para que no vuelva a ocurrir
esta ignominia.

Encendamos una vela
y uniendo las manos
guardemos un minuto infinito de silencio
por su eterno descanso.

Amén.

(en memoria de las mujeres y los hombres muertos esta semana en guerras, accidentes laborales, hambrunas y palizas, en Bangladesh, Egipto, RD del Congo, Malí, el Sahel, Brasil, Colombia, España, Siria, Afganistán y en todos los rincones del planeta)
Madrid 28.1.2013

sábado, 26 de enero de 2013

SOBRE EL DERECHO A LA ATENCIÓN SANITARIA



Para reflexionar hoy sobre la situación de la sanidad en España he elegido esta pregunta:
¿Por qué no dejar que la sanidad sea un asunto privado, que cada uno se pague la sanidad que pueda, y para ello tenga que ahorrar, y esforzarse en trabajar duro y en prosperar, con lo que se beneficiará él, su familia y toda la sociedad?

La idea que la atención sanitaria es un asunto privado ha sido la dominante en EEUU hasta hoy. En cambio en Europa, sobretodo después de la segunda guerra mundial, se extendió el modelo de atención sanitaria pública, universal. Pero casi desde que se implantó este modelo hubo voces en contra, reclamando la “libertad” de las personas para gastar su dinero en lo que consideraran mejor, y dejar la sanidad como bien privado. En los últimos años esta propuesta ha tomado más fuerza en España, sobretodo a raíz de la crisis, impulsada por políticas de signo neo-liberal.

1. Veamos qué ha pasado en la Sanidad española en los últimos dos años.

Elegiré algunos datos referidos a 5 variables que están íntimamente relacionadas (si se toca una se afectan las demás): cuánto, de quién, a quién, qué, y cómo, y que afectan el resultado: para qué. Los datos de 2010 son los publicados en fuentes oficiales y los de 2012 son estimaciones propias, que no son precisas, pero en todo caso definen la tendencia, lo que está pasando.

¿Qué ha pasado con la financiación sanitaria pública? (¿cuánto?)
El gasto sanitario público sufre un hachazo: habría pasado de 69.169 millones de euros en 2010 (EGSP del MSSSI) a 59.700 (estimación). En dos años se pierden cerca de 9.500 millones. (5.500 en personal [60.000 menos plantilla, de los cuales más de 10.000 médicos y más de 15.000 enfermeras;  reducción salarios 15% de media], 2.000 en farmacia, 2.000 en obra y tecnología médica). Y la previsión para 2013 es otro tajo. Mientras tanto el Gasto en sanidad con financiación privada habría crecido en 2.000 millones (seguros, pruebas y consultas para evitar esperas, copagos).

El gasto sanitario público en relación con el PIB baja casi un punto, del 6,6% al 5,7%.

¿Qué ha pasado con la fuente de financiación? (¿de quién?)
El porcentaje de gasto sanitario público sobre el total, que había subido los últimos años, vuelve a bajar, de 74,2% a 69,6%.
Los ingresos fiscales han bajado en 60.000 millones de euros entre 2008 y 2012 (rentas altas, fraude fiscal), y al mismo tiempo aumentan los copagos (en farmacia, transporte sanitario, prótesis) y el uso de servicios privados para evitar esperas.

¿Qué ha pasado con la población con derecho a atención? (¿a quién?)
Tambíen aquí cambia la tendencia. La cobertura se ha reducido, con la desuniversalización (RDL 16/2012 y RD 1192/2012). Del 99,2% al 98,5%. Se da marcha atrás en el proceso de ampliación de cobertura. Se quiebra el concepto de derecho a atención por ser persona residente en España.  Más de 200.000 personas que viven en España procedentes de otros países, sin la documentación de residencia, pierden el derecho que tenían a la atención sanitaria, aunque no dispongan de medios económicos. También pierden el derecho los españoles no asegurados que ganen más de 100.000 euros anuales. Y, por otra parte, se establece que el reconocimiento del derecho corresponde al INSS (concepto de asegurado y beneficiario, en vez de ciudadanía).

¿Qué ha pasado con las prestaciones? (¿qué?)
Algunas han salido totalmente de la sanidad pública, al perder la financiación, más de 400 medicamentos. Otras salen parcialmente, al aumentar copagos, con lo que hay personas que no podrán acceder y otras que ven mermada su renta.
Pero además, se pierde acceso y calidad por  los recortes en los recursos.
Esto supone menos médicos,  menos enfermeras, freno de las inversiones, cierre de servicios, de centros de salud, de quirófanos… Menos salarios, más jornada, más saturación, menos estímulos y posibilidades de desarrollo. Freno a la investigación…
Es decir, pacientes peor atendidos, con más espera para su diagnóstico  y tratamiento.

¿Qué ha pasado con la gestión? (¿cómo?)

En 2010 el 85% del gasto sanitario de financiación  pública en Atención Primaria y Hospitales (sin contar oficinas de farmacia y cuidados de larga duración) era de gestión pública.
En 2012 ha bajado al 82%. La gestión privada de sanidad pública ha pasado de 8.000 a 8.800 millones, con un aumento del 10%, mientras la gestión pública ha disminuido su peso en 4.300 millones.

¿Qué ha pasado con los resultados? (¿para qué?)

Los resultados en salud hasta 2010 eran muy buenos. La menor tasa de mortalidad estandarizada de toda la UE: 488/100.000 h. No habrá datos sobre esta cuestión hasta dentro de dos años.

Pero hay datos que ya se van viendo.
La opinión sobre la sanidad, según el CIS, en junio 2010 un 3,3% veía la sanidad como problema principal, en junio 2011 un 10,6%, 7,3 puntos más.

En junio 2010 las personas que esperaban en LE quirúrgica más de 6 meses eran un 4%; dos años después era más del doble, un 9,8%.
El tiempo de espera en cirugía programada era 61 días y pasó a 76, un 24,6% más.

Profesionales sanitarios de diferentes CCAA señalan que los tiempos de espera superan más de un año para pruebas diagnósticas.

Hasta aquí la radiografía del SNS muestra una cosa: con las diferentes medidas adoptadas se está recortando el derecho a una atención sanitaria de calidad. Pero ¿por qué está pasando esto?


2.Es cuestión de valores (y de relación de fuerzas).

El pasado 28 de diciembre los Archivos Nacionales del Reino Unido sacaron a la luz 6.000 documentos del Gobierno correspondientes al año 1982. La regla de los 30 años permitía desvelar ya las discusiones del Gabinete de Margaret Thatcher y entre otros se desclasificó un informe confidencial elaborado para el Gobierno por el Central Policy Review Staff, discutido en el Gabinete el 9 de septiembre de 1982.

En relación con la sanidad se decía: “se deberá poner fin a la provisión de atención sanitaria por el Estado para la mayoría de la población. Los servicios sanitarios serán de titularidad y gestión privada, y las personas que necesiten atención sanitaria deberán pagar por ello. Aquellos que no tengan medios para pagar podrán recibir una ayuda del Estado para pagar por su atención, a través de algún sistema de reembolso. Las únicas excepciones serán los cuidados hospitalarios de larga duración para personas con discapacidad mental, o personas mayores que no tengan medios económicos”.

Este discurso ha estado cada vez más presente en España en los últimos años, en Fundaciones, ámbitos académicos y declaraciones políticas.

La clave de este planteamiento es que propone un cambio de los valores que habíamos construido y acordado en Europa a lo largo del siglo XX, los valores de la justicia y la solidaridad. Según los nuevos/viejos valores cada persona es libre (los más fuertes) y responsable (los más débiles). El ánimo de lucro le va a motivar a buscar lo mejor (para los más fuertes). El Estado debe ser mínimo, para no imponerle cargas innecesarias y quitarle libertades (a los que más tienen). Esto es lo que estamos discutiendo. (Entre paréntesis están las implicaciones no explícitas en los discursos).

La ofensiva neoconservadora comenzó en los 80, pero en España, después de la crisis de 2007 ha tomado más fuerza, de tal manera que en el ámbito sanitario ha podido dar marcha atrás a la universalidad de la atención sanitaria sin demasiada resistencia social. Esta batalla no es nueva. Recuerdo que Alianza Popular no la quiso aprobar en la Ley General de Sanidad de1986, y que fuerzas conservadoras montaron la operación primavera para oponerse a la Ley, con financiación de la CEOE y asesoramiento, según relata el propio Lluch, de Pedro Arriola, colaborador después de Aznar y de Rajoy. “El objetivo –escribe Lluch- era frenar los más de 10 millones de votos que apoyaron a la universalización de la sanidad pública”. Sin embargo, aprobada la Ley el PP aceptó gestionar el modelo sanitario. Entonces parecía que los valores de la solidaridad y la justicia habían ganado la batalla.

Tampoco Thatcher pudo llevar a cabo su “programa máximo” en sanidad (reducción de cobertura, de derechos), pero introdujo cambios en la gestión del sistema, “privatizando el modelo”. Con ello no se cuestiona directamente el derecho a la atención, pero se erosiona indirectamente por tres mecanismos: 1. Aumenta los costes de gestión (intermediación, beneficio empresarial) y reduce presupuesto para las prestaciones reales (menos calidad, más esperas, menos recursos…), cuando es modelo “alternativo” y no “complementario”. 2. Se fragmenta el sistema con múltiples empresas gestoras (que pueden quebrar), y debilita el sistema. 3. Introduce el ánimo de lucro en el corazón del funcionamiento y la filosofía del sistema (la atención sanitaria como mercancía, beneficio empresarial vs. cuidado y compasión, mercados internos, el dinero sigue al paciente, consorcios empresariales, compra-venta de servicios; copagos para evitar “abusos”). Este cambio cultural prepara el terreno para el cuestionamiento de los derechos.

La clave y el motor de estos cambios la descubrimos al ver que en aquellos años 80 los “neo-con”  impulsaron otros cambios de enorme trascendencia, atendiendo a las demandas de los poderes financieros: la desregulación financiera emprendida por los Gobiernos de Thatcher y Reagan, la autorización a los bancos de ahorro y préstamo a convertirse en bancos de inversión de riesgo, la creación de productos financieros complejos, la supresión de controles, la automatización de las “apuestas” en bolsa, la aparición de productos tóxicos. Este nuevo capitalismo de casino, frente al capitalismo de fábrica, adquirió mucho poder. La economía virtual multiplica por 70 veces la economía real. En 2007 la burbuja de las hipotecas basura estalló y se inició una crisis de enormes proporciones. Pero en vez de cambiar las reglas y volver a la regulación de los años 80, se ha aprovechado la crisis para desmontar los las conquistas de medio siglo: el Estado de Bienestar.

Resulta oportuno citar a Warren Buffet, el cuarto hombre más rico del mundo, que cuando estalló la última crisis financiera advirtió:  “Claro que hay lucha de clases, la empezamos los ricos, y la vamos ganando”.

Esa lucha no es retórica,  tiene muertos y heridos. Si en la crisis del 29 se suicidaban los ricos arruinados en la bolsa, en esta crisis se están suicidando los pobres desahuciados de sus casas. Esta lucha ha provocado en los últimos 3 años  un trasvase de rentas brutal desde los trabajadores y clases medias, que cada vez son más pobres, a los ricos que cada vez son más ricos. Crece el ínice de Gini desde 31,3 en 2009 a  34 en 2010, más que ningún otro país europeo.

Ese trasvase se produce con bajadas de salarios, con despidos (cerca de 800.000 afiliados menos en 2012, 3 millones menos desde 2008), con el aumento de las jornadas y la reducción de las prestaciones públicas (pensiones, incapacidad temporal, indemnización por despido, etc.) y, al mismo tiempo, la disminución de la carga fiscal efectiva de las rentas más altas.  El incremento de la renta de las entidades financieras en 2012 supera el 80% y el de las empresas no financieras el 11%, mientras caen las rentas salariales y los servicios públicos.  Entre 2009 y 2012 se han dado a los bancos españoles 200.000 M€ de dinero público, restándoselo a sanidad y otras políticas.

El nuevo capitalismo financiero global tiene mucha fuerza. Y frente a él, las herramientas clásicas de los trabajadores y las clases medias han perdido capacidad de disuasión. Los grandes capitalistas no tienen miedo. Las huelgas en las fábricas en España no afectan a los fondos de inversión de Wall Street. Las leyes sociales de los parlamentos nacionales no afectan a los inversores de las islas Jersey o de la City.


3.Para que la atención sanitaria sea un derecho es preciso tener razones y fuerza para defenderlas.

Defendemos una atención sanitaria pública para que ninguna persona que necesite atención sanitaria se quede sin ella por no poder pagar, independientemente de su renta, su trabajo social, su edad, su trabajo o su origen (seguridad y tranquilidad frente a la necesidad de atención sanitaria). Para que no muera prematuramente, para que no sufra innecesariamente, para que pueda trabajar, relacionarse, pensar (reducción de la mortalidad, la morbilidad y la discapacidad). Y lo defendemos por razones de dignidad de las personas, de ciudadanía, de igualdad de oportunidades ante la vida, de equidad y de cohesión social.

“Sí pero eso también vale para la comida, la vivienda o el vestido… Por qué la sanidad tiene que ser universal? ¿Qué características tiene esta prestación que no tenga la vivienda, o la comida?”

La vivienda, la comida y el vestido son necesarios. Se  necesitan todos los días. Pero veamos algunas diferencias. La necesidad es relativamente estable y los costes se pueden adaptar a nuestras posibilidades económicas. Se puede planificar el gasto. Con un sueldo de 800 euros o una pensión de 450 puedo planificar una dieta suficiente con productos básicos. Puedo lograr el alquiler de una vivienda modesta, o compartir piso. Puedo pagar gastos, transporte, vestido. Puedo arreglarme. Muy justo, pero puedo ir tirando. Y si hay una situación extrema, una situación catastrófica, la sociedad debe responder garantizando alimento, alojamiento y abrigo con los servicios sociales públicos.

En cambio, la enfermedad es como si fuera situación catastrófica cada vez que se presenta. Un tratamiento pueden ser 10 euros, pero pueden ser 6.000, o 30.000, como en caso de la insuficiencia renal crónica. Además, dejas de poder trabajar. ¿Cómo lo vas a pagar? No sabes cuándo enfermarás, de qué enfermedad, de qué duración o gravedad. La previsión de ahorro individual, en el caso de que pueda ahorrar no es suficiente. Pero más del 50% de los españoles no pueden ahorrar con su sueldo o su pensión. El compartir riesgo con un seguro privado sería posible. Pero los más pobres tendrían un seguro menor, o no tendrían (como antes de la seguridad social en España y en Europa, o como ahora en EEUU, India, China). Entonces esas personas mueren sin atención adecuada, o se arruinan (150 millones de personas sufren catástrofes financieras, cada año, por este motivo, según la OMS). Por eso tiene sentido que la atención sanitaria que necesite una persona se pague entre todos, con aportaciones obligatorias, y progresivas (pagando más quien más tiene).

Los países sin cobertura universal están avanzando en esa dirección. Por una demanda de justicia (derechos humanos, igualdad ante la enfermedad), pero también por una cuestión económica: liberar ahorro individual para fomentar consumo interior en otros sectores. Pero en Europa se está retrocediendo en la dirección contraria, recortando cobertura, o recortando prestaciones y calidad de las mismas.

Yo defiendo que todas las personas que residen en España deben tener derecho a una atención sanitaria pública, de calidad y financiada con impuestos progresivos y no con el pago total o parcial por los enfermos de forma directa. 

Para frenar el desmantelamiento de la sanidad pública hemos de redescubrir el significado de la solidaridad, la equidad, la accesibilidad, la justicia, venciendo la confusión que crea el capitalismo financiero utilizando esas palabras para hacer lo contrario. Eso es lo primero.

En segundo lugar, tenemos que ser capaces de construir un discurso con un mensaje creíble y convincente, y que ese discurso se difunda de forma eficaz, a través de los medios de comunicación y las redes sociales, de tal manera que se cree una conciencia social.

Y, en tercer lugar, debemos sumar fuerzas para construir una mayoría social capaz de defender las políticas sociales y la sanidad pública. Fuerza en las asociaciones, fuerza en los medios de comunicación, fuerza en las  universidades, fuerza en los parlamentos, fuerza en los centros de decisión. Unidad para tener fuerza. Y nuevas formas de acción política, adaptadas a la nueva situación. Es decir, hay que tener la fuerza de la razón, pero también la fuerza de las mayorías para que las razones se hagan leyes y las leyes se apliquen con presupuestos públicos suficientes basados en un reparto más justo de la carga fiscal.

Estas son decisiones políticas, que afectan al conjunto social, soportadas en valores (en un caso la solidaridad, la equidad, la igualdad, en otro caso el sálvese quien pueda). En los últimos años el capitalismo financiero global ha roto el equilibrio que habíamos construido a lo largo del siglo XX y es preciso reconstruirlo. Por eso hemos de analizar, conversar, ver qué es mejor para la mayoría de las personas aquí, ahora, y en el futuro de nuestro país.

No tengo claras las respuestas. Pero tengo claro que no debemos admitir que se reduzca la naturaleza y la vida del ser humano a su condición económica y el pulso de la sociedad a la “prima de riesgo”. Es cuestión de valores, de convicciones, de derechos construidos sobre esos valores y de fuerza para defender esos derechos. Y a partir de ahí, al mismo tiempo, rediseñar los cambios precisos en la organización sanitaria para que pueda rendir el ciento por uno con los recursos que la sociedad destine a este fin.

(Intervención en el Círculo de Conversaciones Sanitarias, 22/1/2013)

martes, 15 de enero de 2013

¿Continúa "la revolución de los ricos"?



El pasado 9 de enero el INE daba a conocer las “Cuentas No Financieras Trimestrales de los Sectores Institucionales del tercer trimestre de 2012”.

En términos interanuales se sigue observando un preocupante (e injusto) trasvase de las rentas del trabajo a las rentas del capital, es decir, de los trabajadores y pensionistas a las instituciones financieras y las grandes empresas. La crisis, causada por los especuladores financieros, sigue castigando a las clases medias y a los menos favorecidas y beneficiando a los más poderosos.

-La remuneración de los asalariados bajó en un 5,4% en comparación con el mismo trimestre del año anterior.

-La renta disponible bruta de las Administraciones Públicas también bajó un 9,1%. Disminuyeron la inversión pública y el gasto social y siguieron las transferencias a las Instituciones Financieras (4.500 millones de euros en el trimestre).

-Al mismo tiempo, la renta bruta de las sociedades no financieras experimentó un incremento anual del 11,8%.

-Pero, sobretodo, las instituciones financieras vieron aumentar su renta disponible bruta en un 81,4% respecto al mismo período del año anterior. El mismo dinero que se dice que falta para financiar la sanidad, la educación, los servicios sociales, etc.

¿Sigue la revolución de los ricos?.



(Enlace INE http://www.ine.es/daco/daco42/ctnfsi/ctnfsi0312.pdf)

En 2012 se destruyeron 787.240 puestos de trabajo. Necesitamos otra política económica.


No es una buena noticia. 

La destrucción de empleo en 2012 duplica la del año anterior y triplica la de hace dos años. Solamente al comienzo de la crisis, durante el año 2008, se destruyeron más empleos. El paro sigue siendo un verdadero drama para millones de españoles.

                                               
Personas afiliadas a la Seguridad Social

AÑO
AFILIADOS
DIF. AÑO ANT.
2007
19.372.772

2008
18.531.312
- 841.465
2009
17.803.839
-727.473
2010
17.584.981
- 218.850
2011
17.229.921
- 355.060
2012
16.442.681
- 787.240

Fuente Instituto Nacional de la Seguridad Social
Afiliados en alta. Media mensual.


Está claro que la crisis económica iniciada en los EEUU en 2007 sigue golpeando duramente a España. Está claro también que la crisis no la ha creado Rajoy, como tampoco la había creado Zapatero. Y está claro que no había varitas mágicas para solucionar los problemas. También es cierto que algunas de las medidas que deberían adoptarse (nueva regulación del sistema financiero, lucha contra los paraísos fiscales) son competencia de las Instituciones Europeas e internacionales.

Pero también parece evidente que la política económica del Gobierno no está ayudando a  resolver el principal problema del país. Y las perspectivas para 2013 no son buenas, si no se cambia de rumbo.

Parece evidente que se debería intentar otra política económica. Insisto en algunas ideas:

            -Consolidar el empleo público y los servicios públicos (sanidad, educación, servicios sociales), en vez de seguir recortando plantillas y contratos.
            -Aumentar el número (duplicar para tener la misma tasa/habitante que Alemania) y la capacidad de actuación de los profesionales de la Inspección de Hacienda para disminuir el enorme agujero fiscal, de más de 80.000 millones de euros, que serviría para resolver el Déficit Público, evitar que aumente la Deuda Pública y quitar la excusa para seguir recortando el gasto social.
            -Cambiar la legislación fiscal para obtener una proporción de ingresos de las grandes fortunas y las grandes empresas, similar a la que obtienen Francia, Alemania, Dinamarca, Suecia, etc., aumentando la recaudación anual en 20.000 millones de euros, destinando ese dinero a
-inversiones públicas en sectores competitivos e infraestructuras.
                        -apoyo a las empresas que generan empleo.
                        -apoyo a las empresas innovadoras.
                        -inversión en investigación.

            -Modificar la legislación del sector financiero para evitar especulación dañina a los intereses generales. Impulsar modificaciones de la legislación europea en este sentido.
            -Defender en la UE que los préstamos del BCE al 1% vayan directamente a los Estados y no a los Bancos, para que los créditos lleguen a las empresas que crean empleo y no se queden en las instituciones financieras, como ha ocurrido en los últimos dos años con más de 1 billón de euros.
           
Estoy convencido de que otra política económica centrada en la creación de empleo es posible y sería más justa y más eficaz.

domingo, 13 de enero de 2013

El boquete fiscal en España es la excusa para recortar y privatizar la sanidad.



Siempre que se van a hacer recortes en sanidad, servicios sociales, educación, etc., se saca el argumento del Déficit Público. Se dice: tenemos que reducir el déficit y para eso no hay más remedio que reducir el gasto público.

Pero la cuestión es que el déficit no es solamente gastos, sino que es igual a ingresos menos gastos. Y en España lo que se han desplomado son los ingresos públicos, por el aumento del fraude fiscal y por una política fiscal que favorece a las rentas más altas y que recauda mucho menos que otros países de nuestro entorno en relación con nuestra renta. La revisión de Eurostat publicada el pasado 8 de enero vuelve a recordarnos esta cuestión clave.


Los ingresos por impuestos y cotizaciones sociales en España fueron en 2011 el equivalente al 32,4% del PIB. Dentro de la Europa de los 15 solamente Irlanda recauda menor proporción. En el otro extremo, Dinamarca tiene unos ingresos del 48,6% del PIB; si España tuviera la misma proporción ingresaría160.000 millones de euros más cada año y tendría un superávit de 60.000 millones .
Si nos fijamos en la media de la Euro Área  (EA-17) el promedio de los ingresos por impuestos y cotizaciones sociales fue de 40,8%. Si España hubiera recaudado la misma proporción que la media de la EA-17, supondría unos ingresos de más de 80.000 millones de euros anuales adicionales.

Y ¿cuánto déficit tuvimos en 2011? Un 9,4% del PIB, menos de 100.000 millones.

Quiere decir que si aumentáramos los ingresos públicos, reduciendo el fraude fiscal y haciendo que paguen las grandes empresas y las grandes fortunas lo mismo que en el resto de la EA-17, entonces el déficit se hubiera situado en el 1% del PIB y no habría ninguna razón para recortar derechos sociales.

Es verdad que la crisis ha afectado a los ingresos. Durante la crisis, desde 2007 a 2011, los ingresos públicos en la EA-17 bajaron desde 41,2% del PIB a 40,8% del PIB, 0,4 puntos. Pero la diferencia (ver gráfico) es que en España la caída ha sido mucho mayor, desde el 38,0% del PIB al 32,4% del PIB, 5,6 puntos. Un boquete injustificable de cerca de 60.000 millones.

Toda la energía que los gobiernos dedican a implantar nuevos recortes sociales debería dirigirse a aproximar nuestro nivel de ingresos fiscales a la media de los países de la Eurozona reforzando los servicios de inspección fiscal y corrigiendo las legislación tributaria.

El problema del déficit en España no es de gasto social, que es cinco puntos menor que el de la UE en relación con el PIB. El problema es de ingresos fiscales, y lo urgente es reformar el sistema para evitar los agujeros por los que se defrauda, se evade, y se aplica ingeniería fiscal sobre una legislación que permite que las rentas más altas paguen menos que los trabajadores y la gente normal. Y, además, los gobiernos neo-liberales tienen así la excusa para recortar los servicios públicos y ampliar el negocio de las grandes empresas y los fondos de inversión con la privatización de la sanidad. La excusa para las recortes es el déficit; la consecuencia  es que se hace hueco al negocio privado de la sanidad, los fondos de pensiones, la educación concertada, etc. etc., favoreciendo a unos pocos en detrimento de la mayoría.

(http://blogs.publico.es/otrasmiradas/259/dame-hueco/)





martes, 8 de enero de 2013

Breve apunte de Historia Natural


En las ciudades no hay muchos animales. La fauna es más bien escasa. Predominan los humanos que, en general, no muerden.

He visto niños que han mordido a otro en una rabieta. Pero no es común que los adultos ataquen a otro adulto con las fauces. Suelen usar los puños o patadas. En ocasiones usan armas de fuego.

Si uno va paseando por la calle puede ver algunos perros. Son mamíferos domesticados. No atacan a los seres humanos, salvo en contadas excepciones. Suelen ir con una cadena alrededor del cuello y una correa que los sujeta a su amo. A veces van sueltos y corretean por el parque; entonces da gusto ver su agilidad, su rapidez, el movimiento armónico de sus músculos. Si encuentra otros animales de su especie se acerca y juguetea un rato. Husmea. Se tensa, reacciona en función del sexo, la edad, y la actitud del otro individuo.

En ocasiones he encontrado algún perro abandonado. Va por su cuenta. Vagabundo. Otras veces he visto grupos de perros que van a la caza por la ciudad. Pueden ser peligrosos. Se da con más frecuencia en ciudades pobres. Entonces los perros están flacos, y tienen hambre. Pueden atacar al humano, por rabia o por comida, como si estuvieran desesperados.

También he visto gatos. En este caso se ven con más frecuencia por la calle sin collar y, seguramente, sin dueño. Sobreviven comiendo restos de basuras. A veces van en grupo, pero en general no atacan al humano. En muchos otros casos viven domesticados en las casas. El gato es animal de compañía, se deja acariciar, se acurruca, ronronea en el regazo de su dueña. Pero no suele acompañar de paseo al humano. Va por su cuenta. Hace sus correrías y vuelve a casa. En ocasiones los humanos le castran para que no pueda reproducirse y sea menos agresivo.

A veces los gatos cazan ratones o ratas. Las ratas viven en las ciudades, pero no se las suele ver. Están en los subsuelos, en las alcantarillas. Viven en la oscuridad. Ahí se reproducen y se buscan la vida. Salen con cuidado para encontrar su comida en la basura. A veces atacan al humano, sobretodo si está dormido o es pequeño. En caso contrario suelen alejarse. Algunos humanos capturan ratas para comérselas, si tienen mucha hambre. Otras veces les he visto usarlas en experimentos, entrenándolas para comer pedacitos de queso y aplicándoles corrientes eléctricas, o estudiando sus genes.

He visto también caballos en la ciudad. Antiguamente se veían más, pues era un medio de locomoción. Ahora los usa la policía montada. Están domesticados. Obedecen las indicaciones del amo con los movimientos de las riendas que tiran de una barra metálica que se coloca entre los dientes del animal. Además el amo le da golpes en la barriga con sus tacones armados con espuelas de manera que el animal entienda las órdenes para moverse o correr, y no le pierda respeto.  No hay que olvidar que el caballo fue al principio un animal salvaje, y que es más grande y más fuerte que el humano, y podría rebelarse.

Todos estos animales son mamíferos. También lo es el humano en su actual estado de evolución. Todos pueden domesticarse en algún grado.

Además he visto pájaros. Los hay de muchos tipos. Aunque puede haber pájaros domesticados en las casas, encerrados en pequeñas cárceles que llaman jaulas, a veces con adornos y formas bonitas, la mayoría de los pájaros no viven en cautividad, sino al aire libre. En la calle. Se alojan en los árboles de las avenidas y los jardines. Ahí hacen sus nidos. Bajan a comer, según sus gustos, a los basureros o a los prados verdes. A veces los humanos les tiran miguitas de pan, sobretodo a las palomas. He visto gorriones, cotorras, muchas palomas, algunas gaviotas, si la ciudad está cercana al mar, y también cigüeñas. En ocasiones he visto volar murciélagos, al atardecer, en algún lugar apartado.

Los pájaros silvestres van a su aire. En general no atacan al humano. No he visto pájaros atacar al humano en la ciudad, como en la película de Hitchock.  Al revés, los pájaros alegran la ciudad con sus trinos y sus cantos alegres. Sin embargo, cuando son muchos el humano les ataca para que sus excrementos no ensucien las casas y las calles.

En cuanto a los peces, ¿qué decir?. Los he visto en peceras, que son recipientes de cristal llenos de agua. Estos son peces pequeños, de colores, que nadan en su pequeña piscina de cristal para solaz de sus dueños, porque son bonitos y tienen unos movimientos suaves, transparentes. Les dan de comer bolitas de pienso. También viven, silvestres, en los ríos que atraviesan las ciudades, o en algún estanque de jardín. Parecen tristes.

Poco más. La fauna urbana es escasa, como puede verse. Habría que descender en escala para ver muchos más.

Entonces vemos cucarachas y hormigas. También moscas y mosquitos, que nunca faltan, sobretodo en ciudades donde hay más calor. Son animales pequeños. Se buscan la vida en los rincones. Las hormigas no suelen atacar al humano, salvo que esté muerto. Las cucarachas quieren sobrevivir entre las tuberías y las esquinas de las casas. Los mosquitos sí que atacan al humano. Son los más valientes. Chupan la sangre y dejan una pequeña herida en forma de picadura, un puntito que se hincha y duele. No mucho, pero molesta. De esa misma clase son las avispas y las abejas, que aparecen cuando hay jardines y también pueden picar al humano causándole dolor.  Excepcionalmente pueden provocar una reacción alérgica y matar al humano, aunque no se lo hubieran propuesto.

En un reino más pequeño todavía están las bacterias y los gérmenes. No se ven a simple vista. Pero están. Viven en cualquier parte. En los propios humanos hay verdaderas colonias, en su sangre, en sus pulmones, en su intestino, en su nariz, en su boca… Al hablar salen despedidos millones de gérmenes que entran en la boca y en la nariz de las otras personas y conviven con sus habituales pobladores y luchan por sobrevivir adaptándose al huésped.

A veces las bacterias matan al humano. Seguramente en las ciudades son los animales más peligrosos. Mucho más que los perros salvajes que, como he dicho, suelen ser pocos. Los gérmenes son verdaderos ejércitos, millones, y cuando en un ser humano atacan, puede ser fatales. Le pueden producir irritación de las mucosas, le pueden destruir células vitales, le pueden causar tos, diarrea, vómito hemorrágico, terribles dolores, y la muerte. Para defenderse el humano ha desarrollado un sofisticado sistema inmunitario con células tan pequeñas como las bacterias especializadas en luchar. Además utiliza algunas medicinas.

Hay otros muchos animales que no vemos en su estado natural, es decir, vivos. Pero los vemos muertos,  y nos los comemos. Me refiero a los pollos, los conejos, los cerdos, los corderos, las vacas y otros animales que vemos ya muertos en las carnicerías y los supermercados, despiezados, en bandejitas con etiquetas, y que compramos para hacer cocido o paella y alimentarnos con sus proteínas y sus grasas, y de esa manera poder sobrevivir.

Además de esta fauna están los propios humanos. A diferencia de los demás animales, que van totalmente desnudos, los humanos se cubren con ropas diversas. Pantalones y faldas de cintura para abajo, sujetas con correas o botones. De cintura para arriba camisas, blusas, chaquetas y otras prendas, sujetas con botones o cremalleras. Los humanos se cubren la piel por frío o por pudor. Los otros animales no tienen pudor, aunque sí pueden pasar frío y buscan abrigo de la mejor manera posible. Pero no pueden hacerse vestidos a sí mismos.

Las ciudades son prácticamente humanas. No hay mucha fauna viva y, salvo los gérmenes, es una fauna relativamente domesticada.

Se ha sabido que el humano es el animal más peligroso para otro humano.

Ha perdido rasgos externos de violencia pero sigue siendo violento. Sin embargo la mayor parte de los seres humanos son bastante pacíficos. Es curioso verles caminar con sus pies cubiertos con zapatos o zapatillas y unos finos cables que les salen de las orejas y se hunden en el pecho debajo de la ropa. Cuando les sonríes, suelen contestar con una sonrisa o un ligero cabeceo. Suelen respetar a los mayores de su especie, pero no siempre.

No tiene colmillos afilados porque, como hemos comprobado, no tiene que atacar con las fauces a su enemigo y desgarrarle el cuello, como el tigre salvaje, o el lobo. No tiene garras en las manos y en los pies, porque no tiene que rasgar la dura piel de su presa. ¿Quién le puede atacar en la ciudad? Además, hace ya muchos siglos que el humano supo utilizar las herramientas y las armas. Palos, lanzas, piedras, más adelante espadas, luego pistolas y fusiles, bombas… de manera que pudo vencer a cualquier otro animal por grande que fuera, elefante, tigre, león, cocodrilo, ballena, tiburón, águila, sin necesidad de colmillos ni garras. Nadie pudo vencerle. Si lo hacía, otro humano buscaría venganza.

Pero el verdadero peligro para el humano, en la ciudad, es otro humano.

No he visto muchas peleas con sangre, con pistolas o cuchillos. He visto a un conductor de un vehículo motorizado pelear con otro conductor, a puñetazo limpio porque le había hecho gestos obscenos a través de la ventanilla. También he visto a un hombre sacar una barra de hierro y golpear la cabeza de su víctima. He leído que hubo un tiroteo a la salida de una discoteca. También que unos ladrones al entrar en el piso de un matrimonio ataron a la pareja y a sus hijos. En alguna ocasión, en el forcejeo, les pegaron, e incluso les mataron.

Cada día hay algún muerto en la ciudad por manos de otro humano. No son muchos. Pero salen cada día en las noticias. En alguna ciudad norteamericana, algún humano ha entrado en una escuela con pistolas y rifles y ha matado a niños inocentes, 20 niños y varias profesoras. Es terrible. Uno no acaba de entender porqué un humano mata a otros, sin provecho, por el placer de matar. No le estaban atacando. No iba a conquistar la ciudad. No era la lucha por la vida, la necesidad de sobrevivir buscando comida. Era matar por matar. Pasó también en Noruega. Y pasa de vez en cuando en otras ciudades del mundo.

Pero el humano también mata sin pistolas y rifles.

El depredador humano es el que te chupa la sangre con la explotación económica salvaje. El que te hace esclavo. Te quita derechos. Te obliga a trabajar por un salario de subsistencia y te desahucia cuando ya no tienes nada que darle. Hoy el depredador más característico es el especulador financiero.

Busca una presa. La ataca. La hostiga sin piedad. La compra cuando está muy débil. Luego le da de comer y la despieza para repartir sus despojos y sacar un beneficio enorme con su venta. Estos especuladores obtienen beneficios millonarios. Miles de millones de euros. Con ese dinero se hacen palacios de oro, se compran barcos de lujo, aviones. Quieren tener harenes de mujeres u hombres que les den placer y les adoren. Quieren sentir que son los más poderosos de la tierra. Los que deciden el futuro de las naciones. Los que pueden devorar a cualquier animal humano cuando quieran. El poder. Esa es su recompensa. Sentirse los más poderosos del planeta. Por eso no pueden parar. Nunca hay suficiente. Porque siempre habrá alrededor otros humanos que quieran ocupar su sitio, desde Rusia, China, EEUU, Argentina, México, … ¿Quién dice Forbes que es el hombre o la mujer más rico del planeta? Los celos siguen angustiando a la madrastra.

He conocido algunos humanos poderosos. Algunos conservan algo de humanidad. Rasgos de afecto hacia su familia y sus amigos. Otros se han vuelto totalmente inhumanos. No tienen piedad. Viven en el miedo de perder lo que tienen. No pueden disfrutar de nada cuando lo tienen todo. Son como una llaga purulenta maquillada con billetes de dólar. Es verdad que estos humanos se disfrazan con las ropas y las pieles más caras y se rocían la piel con perfumes que huelen a rico. Sus movimientos son suaves porque entrenan en gimnasios privados y mantienen la forma. Destilan poder. Pero sus almas están corrompidas con la codicia. Es la peor de las enfermedades humanas. Te devora los otros sentimientos. Te obsesiona. Te impide ver las cosas. Te impide amar. Te impide “entrar en el reino de los cielos”.

Pero estas personas son muy peligrosas. Hacen mucho daño a otros humanos. Multiplican el sufrimiento generación tras generación. No conocen límites a su egoísmo. Y esa enfermedad es contagiosa. Y afecta a personas en todas las escalas sociales, y se extiende como un cáncer por la sangre de la sociedad humana.

Es preciso que los seres humanos se vacunen contra esa enfermedad. Que desarrollen defensas. Que se inmunicen. El egoísmo, como cualquier germen, si se multiplica en exceso mata. Debe haber un equilibrio con el amor. Ama a tu prójimo como a ti mismo. Un equilibrio. Y a Dios por encima de todas las cosas. Al propio amor.  A la propia vida.

No es fácil. Es un aprendizaje personal. Descubrir la belleza de la generosidad, el altruismo, el reconocimiento y el aprecio del otro. El perdón, la reconciliación, la búsqueda de un espacio de encuentro y acuerdo. No es fácil porque cuando intentas esta actitud, los depredadores pueden morderte al cuello y desangrarte en un momento. Y entonces despiertan en ti el odio y la sed de venganza y rompen tu intento de ser bueno. No es fácil. Pero no es imposible. Los grandes maestros lo enseñaron.

La especie humana no sobrevivirá a las otras especies. Esto parece claro. Las cucarachas y las bacterias son más fuertes. Vivirán millones de años después que la especie humana haya desaparecido del planeta, quizá dentro de 10 millones de años. Pero lo importante no es eso. Lo importante es que tú y yo, humanos que podemos leer esto que escribo, entendiéramos que podemos ser felices si logramos un equilibrio entre el egoísmo y el amor. Si vencemos a la codicia como eje de esta sociedad. Si el poder se distribuye entre todos para avanzar en una sociedad de iguales, de hermanos.  Si aprendemos que el dar ( tu tiempo, tu esfuerzo) es tan importante como el recibir. Si comprendemos que un corazón que quiera acumular todas las riquezas nunca podrá disfrutar y acabará estallando, como un niño que quiere todos los juguetes y nunca aprende a jugar, o como un estómago que quisiera devorar todos los manjares sin saborear ninguno.

El regalo de vivir es una única oportunidad. Respira, siente, sonríe, trabaja, comparte, ama, vive cada instante.

Después de muchos años de recorrer varias ciudades, de estudiar la fauna urbana y de conocer a muchos humanos, entre los que me incluyo, sé que es posible, aunque no fácil, vivir feliz.