viernes, 22 de abril de 2016

Venturas y desventuras del SNS


En el 400 aniversario de la muerte de Cervantes (23 de abril de 1616), y cuando se cumplen 30 años de la aprobación de la Ley General de Sanidad (25 de abril de 1986) reedito este manuscrito “encontrado” hace unos años en Ciudad Real mientras discutía con unos compañeros sobre el presente y el futuro del Sistema Nacional de Salud. Sirva como modesto homenaje al insigne escritor universal y al gran ministro Ernest Lluch, que impulsó, con energía e inteligencia, la universalización de la sanidad en España.


VENTURAS Y DESVENTURAS DEL MUY FAMOSO SISTEMA SANITARIO ESPAÑOL

Habiéndoseme encomendado dar noticia destos famosos sucesos vine a tomar ejemplo del ilustre Cervantes cuando escribió: "En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor. Una olla de algo más vaca que carnero, salpicón las más noches, duelos y quebrantos los sábados, lantejas los viernes, algún palomino de añadidura los domingos, consumían tres partes de su hacienda". Y más adelante añadía: "Frisaba la edad de nuestro hidalgo con los cincuenta años, era de complexión recia, seco de carnes, enjuto de rostro, gran madrugador y amigo de la caza". Parece imposible que en tan pocos trazos se retrate la figura del más famoso caballero de la Historia. Pero es cosa de maestro, que aunque falto de una mano era sobrado de inteligencia.

Pues bien, ¿qué trazos usaremos nosotros para describir el sistema sanitario español? Podríamos comenzar diciendo: en un lugar del Planeta que algunos llaman Spain y otros España o Espanya, no ha mucho tiempo que sus gentes dicen poseer un sistema sanitario Universal, pues a buscar su socorro y cuidados tienen derecho noventa y nueve de cada cien españoles por la sola circunstancia de haber nacido en esta tierra, no haciéndose diferencia entre clérigos, campesinos, nobles y plebeyos o aún gente sin oficio ni beneficio y, aunque resulte difícil de creer que esto así ocurra, el que esto afirma no escribe de oídas ni de testimonio ajeno, sino que ha podido ver estas cosas tan ciertamente como cuando Tomás metió la mano en el costado de Nuestro Señor Jesucristo.

Item más, dicen deste Sistema se Solidario, pues de cada cien pesetas que se consumen en galenos, setenta y ocho dellas proceden de las arcas públicas, a donde, aunque parezca cosa de asombro, deben poner más los de mayor hacienda y menos aquéllos sin posibles, no faltando alguno que por querer escapar destas obligaciones hace necesario el uso de alguaciles y sentencias.

En lo que concierne al gobierno destos asuntos, casas de salud, hospitales y otros servicios concernientes, hállanse en su mayor parte en manos de los gobiernos elegidos por democrático sufragio en las diez y siete Tierras que conforman esta España, llamándose a esto Modelo Descentralizado o Autonómico, porque autónomos son estos gobiernos para hacer lo que les dicte su buen sentido, y modelo  Participativo, porque en la elección de estos gobiernos el voto del hombre vale tanto como el de la mujer y el de los unos tanto como el de los otros.

Dícese además ser un sistema Público o Integrado, siendo así que setenta entre cada cien casas, enseres, artilugios y personas dedicadas al arte de curar los son de Instituciones Públicas, de pública propiedad y gobierno, lo cual no quiere decir sino que pertenecen al común y no a particulares.

Añaden los que desto entienden que es un sistema Completo o Integral, puesto que en él tanto se aplican vacunas como se dan consejos a las recién paridas, se entablillan huesos o se combaten calenturas y se curan malas digestiones. Puedo asegurar también a quienes esto leyeran, aunque parezca cosa de encantamiento, y con licencia de mi confesor, que es posible tomar el corazón de una persona tristemente fallecida para que puesto en otra persona moribunda mediante artes y ciencias dé movimiento a su sangre y con ella vida a su cuerpo que de otra manera hubiera fenecido. Sirva este ejemplo como muestra de las maravillas que me ha sido dado contemplar y que en boca del hidalgo Don Quijote no hubieran hecho sino aumentar su fama de hombre dado a las fantasías, ya que no se conocen hechos tan notables en tiempo alguno, si no es aquél trasplante de pierna que lograron los Santos Cosme y Damián en un desgraciado, peron entonces medió milagro.

LLegados a este punto no es descabellado razonar que debido al esfuerzo deste ingenioso sistema sanitario, y al mejor comer del pueblo, que es cosa necesaria sin la cual por mucho galeno de fama que se aplique pierde el pobre su salud, la vida de las gentes está más libre de males y se alarga de tal manera que tomando en promedio los nacidos y los difuntos en una año según sus edades resulta una probabilidad de vivir, habiendo nacido hoy, de más de 80 años para las mujeres, y algo menos para los hombres, por ser ellas de mejor encarnadura y más sensatas.

En lo concerniente a la bolsa, aunque esta sea pública, como queda dicho, y aún más por eso, podríase pensar que no hay dinero bastante para sostener este impresionante edificio. Quizá responda a esta duda si digo que he comprobado, sumando y restando tantas veces como ha sido preciso, y aun a costa de perder algo de vista en mi ojo derecho, que no llegan a seis pesetas de cada cien del Reino las que pagan vendas y píldoras, ungüentos y salarios, y todo lo necesario para que se pueda atender debidamente a los enfermos con público servicio. Llaman a esto los escribanos ocupados en la economía Eficiencia, pues resultando cosa tan beneficiosa cuesta tan poco.

Otras muchas cosas podría contar deste famoso sistema si me sobrara tiempo y con ayuda de la memoria. Diré solo por si resulta de interés que los practicantes, galenos y otros oficiales, están sujetos en su mayoría a contrato y salario, ajustando su sueldo por horario o por lo que algunos llaman capitación, o sea por número de personas bajo su cuidado, ya que es menester que cada persona lleve una cabeza sobre los hombros para ser tal. Los hospitales y otras casas de salud se sostienen con presupuestos anuales calculados sobre lo gastado el año anterior y aumentados o disminuidos según resulte la actividad del centro y según la habilidad para convencer el inferior al superior de la excelencia del balance, aplicándose penitencia en caso de descuido.

Basten hasta aquí estos pocos trazos para llevar a las mientes de vuesas mercedes lo que me ha sido dado a conocer a lo largo de los años deste sistema. Y siendo que parece cosa buena podría pensarse que sería cosa de mantenerlo en su actual estado. Sin embargo, es natural del hombre ser inquieto y gustar de la mudanza. Y así, argumentan unos que precisamente para mantenerlo hay que cambiarlo. Y dicen otros que aun las seis pesetas, que en sus cuentas salen más, son muchas, y deberían ser menos, que hay menester de atender también otras cosas muy necesarias. O que, habiéndose conocido que hay personas que toman medicinas por capricho, aplíquese correctivo y cóbrense cien pesetas por cada remedio.

Porfían algunos que los funcionarios y otros sanadores acogidos a Estatutos especiales, no son gentes adecuadas para cuidar de tan difíciles asuntos y que siendo el "management" una moderna ciencia y siendo además sabido que el ojo del amo engorda al caballo, dése el gobierno destas cosas a personas privadas cuyo ánimo de acrecentar la bolsa hará que gasten menos dando mejor servicio. O también, que no se admita a las personas en los hospitales más allá de los 75 años cumplidos, ni tampoco se les de tratamiento en las máquinas para fabricar orina, pues son de mucho gasto, que el enfermo aunque come poco gasta mucho, y como ellos han vivido ya mucho tiempo no es menester que sigan sufriendo en este valle de lágrimas, pareciendo mejor que se usen esos dineros en personas más jóvenes en donde el oficio de los médicos aprovechará más. O que no se apliquen remedios de ninguna clase al que usa de las hojas de tabaco de las indias, porque en su mal llevan su castigo y su penitencia. Pero otros replican justo lo contrario dando sus argumentos y razones  con el mismo entusiasmo.

En suma, pleitean médicos con gobernantes, boticarios con ministros, y los pacientes con unos y con otros, disputando qué ha de ser deste famoso sistema.

Y andan ahora reunidos hombres y mujeres de leyes en el Parlamento del Reino para ver qué se ha de hacer. Y en verdad que sentiría algo de turbación si no fuera porque conozco que son gente prudente, que han de tener en cuenta el esfuerzo de tantas gentes que antes de ellos han hecho posible este sistema con su trabajo y de tantas otras que deste sistema se benefician. Recomiéndoles, con el debido respeto, que apliquen bien su oficio y no duden en recibir consejo de personas que desto han aprendido y mucho en todas las partes de España. Gentes que sepan más por experiencia que por lectura, que ya es sabido que quien ocupa su vida en leer, como Don Quijote, puede perder el recto juicio. Llámese a caballeros de corazón generoso, y a gerentes y directores, letrados, contables y administradores. Vengan con su buen consejo de las famosas y verdes tierras de Catalunya, Euzkadi y Navarra, gentes industriosas y bien dispuestas. Llámese a gallegos, canarios, valencianos, murcianos, castellanos, manchegos, riojanos y  isleños del archipiélago Balear, que disfrutan de tierras maravillosas. Llámese a madrileños, aragoneses, extremeños, montañeses y asturianos.
Oiganse de su boca las cosas que acontecen en sus hermosas tierras, cómo adelantan en el gobierno de los asuntos sanitarios, cuáles son las diferencias y los parecidos con lo hasta aquí relatado, de qué se sienten orgullosos y contentos y qué les preocupa y atemoriza y, en suma, cuáles son los molinos de viento a combatir, los entuertos a desfacer y los presos a liberar, pero sobre todo, en nombre de qué Dulcinea, bandera o utopía han empeñado y empeñan el esfuerzo y el afán de sus valerosos brazos, porque es sabido que cuando no se persigue un noble ideal, se vuelve el corazón mezquino. Entendiendo estas razones podrán los señores Diputados proponer y decidir por dónde hay que seguir caminando y cómo conviene seguir construyendo este gran edificio. No tengan apuro, que la prisa no casa con la prudencia. Usen de paseos y danzas que sirvan de solaz al cuerpo y al espíritu , que ambas cosas son necesarias para la buena convivencia y ésta es a la vez precisa para alcanzar acuerdos que aprovechen. Discutan con pasión si es menester, mas sin llegar a las manos, pues no sería propio de su condición. En fin, déles Dios ciencia a ellos y a nosotros paciencia, que ambas serán menester para llegar a buen puerto en este sigular viaje.

miércoles, 6 de abril de 2016

Tres mil novecientas diez personas se suicidaron en 2014


Más de diez cada día. 40 más que el año anterior (1).

Cada persona que se suicida es un grito que no escuchamos, una mano que no tendemos. El mundo seguirá rodando como si no pasara nada. Se suele decir: ojos que no ven corazón que no siente. Estas personas se fueron antes de que llegara su tiempo. No tuvieron fuerzas para seguir respirando, para seguir remando. La vida se puso chunga. Trastornos mentales, acoso escolar y laboral, desengaño, celos, falta de atención sanitaria adecuada, miserias, desesperación, soledad no querida, desempleo, fracaso, indigencia, estrés insoportable… Cada suicidio es una historia terrible, que deja un sabor agrio en la boca y un agujero en la conciencia.

Dice la Organización Mundial de la Salud que los suicidios son muertes evitables (2). Quizá todas no lo fueran. Pero muchas sí. La mayoría de estas personas se quitaron la vida pudiendo haberlo evitado.

¿Qué hiciste tú, qué hice yo, qué hicieron los Gobiernos, los Parlamentos, los profesionales de salud mental, las asociaciones? ¿Qué hicimos para evitarlo? ¿Qué hicimos para prevenirlo?

Fijémonos en un dato comparativo sobre programas de prevención: hace años morían muchas más personas en accidentes de tráfico. En el año 2003 fallecieron por esa causa 5.514 personas. Ese mismo año se suicidaron 3.478 personas. El gobierno desarrolló campañas y estrategias para reducir las muertes por accidentes de tráfico. Fueron muy eficaces. Cada año disminuyó el número de accidentes mortales. En el año 2008, por primera vez, fallecieron menos personas por accidente de tráfico que por suicidio. Las muertes por suicidio habían disminuido también, pero no tanto. En 2010 se quitaron la vida 3.158 personas. Pero, mientras las muertes en carretera siguieron bajando, en 2014, el número de personas que se han suicidado ha sido de 3.910, un 23,81% más (3).



Si cada vida que se pierde es una tragedia, han sido tres mil novecientas diez tragedias que se podían haber evitado. Se quedaron sin futuro. El 62% tenían menos de 54 años.

Es cierto que hay guías, programas, estrategias, de Ministerio, Comunidades, Sociedades Científicas, Asociaciones de salud mental. Pero, o no están bien enfocadas, o no se aplican con la suficiente intensidad. Lo que parece claro es que no estamos prestando la suficiente atención a este grave problema. Es preciso reforzar todas las actuaciones pertinentes, porque hasta ahora han sido poco eficaces.

Los datos del INE son contundentes: la tasa de suicidios ha aumentado de forma sostenida desde 2010: de 6,85% por 100.000 habitantes, hasta los 8,41 de 2014. ¿Se debe al impacto de la crisis económica, a los recortes servicios sanitarios y sociales, a otros factores?


Es también verdad que la tasa estandarizada de personas que se han suicidado en España sigue siendo menor que la de la media de la Unión Europea. Pero lo preocupante es que si en 2011 había una diferencia de 5 puntos (de 6,74 por 100.000 habitantes a 11,68; tasas estandarizadas), tres años después la diferencia se ha reducido a 3,5 puntos (de 8,14 a 11,67). Si nos comparamos con Italia, que también tenía una tasa baja en 2011, vemos cómo el deterioro relativo ha sido nítido en España y no se ha producido en Italia. Algo estamos haciendo mal.

Yo reclamo a los gobiernos y a los parlamentarios nacionales y regionales que analicen el problema y busquen soluciones. No debemos mirar para otro lado. Si hay algo que pudimos hacer y no hicimos es hora de enmendar.


(1) http://fernandolamata.blogspot.com.es/2015/03/cada-dia-mas-de-10-personas-se-suicidan.html
(2) http://www.who.int/mental_health/suicide-prevention/world_report_2014/es/
(3) http://www.ine.es/jaxi/menu.do?type=pcaxis&path=/t15/p417&file=inebase&L=0

sábado, 2 de abril de 2016

Señor Obama: no son locos, son asesinos.

En la reunión de Jefes de Estado sobre seguridad nuclear (viernes 1 de abril), usted advertía del peligro que suponía que armas nucleares pudieran ser utilizadas por los terroristas (del ISIS). En un momento se refiere a estas personas como “locos”.

“No hay ninguna duda de que si estos locos (madmen) obtienen una bomba nuclear o material nuclear, con toda certeza lo usarían para matar tantas personas como fuera posible “

Esta frase ha sido titular en muchos países del mundo (1, 2).  Por “loco” se entiende aquí persona peligrosa, que puede hacer daño, persona sin escrúpulos que puede matar a muchos. El problema es que esa palabra, “loco”, se ha utilizado y se utiliza, sobretodo, para referirse a personas con trastornos mentales.  Estoy seguro que Ud., señor Presidente, no quería aumentar el estigma negativo sobre las personas con enfermedad mental pero, sin darse cuenta, lo ha hecho. Si le escribo no es para reprochárselo, sino porque sería importante que no lo volviera a hacer. Que no se lo volviera a escribir nadie en sus discursos, aunque les parezca efectivo como recurso retórico. Que no lo hiciera ningún dirigente político o persona con relevancia social, cuyas declaraciones son titulares en los medios de comunicación, y generan opinión, generan comportamiento. Loco = peligroso, malo.

Es preciso recordar, una vez más, que la inmensa mayoría de las personas con enfermedad mental son personas no violentas. Mucho menos violentas, en proporción, que las personas sin este tipo de trastorno. Son más vulnerables. No menos.  Es preciso recordar que el estigma que relaciona locura con peligrosidad hace mucho daño a las personas con problemas mentales. Retrasa su petición de ayuda, les aísla, dificulta su recuperación y hace más difícil que puedan desarrollar una vida normal.

Los terroristas no son locos, son asesinos. No matan porque tengan un problema de salud mental. Tienen unos objetivos políticos, económicos, militares o religiosos, y están dispuestos a matar y hacer mucho daño. Lo mismo que quienes les venden las armas. Lo mismo que quienes les financian. Todas esas personas saben lo que hacen: quieren más dinero o más poder. Insisto, no están locos.

La lucha contra el estigma de la enfermedad mental cuesta mucho. Es como subir una montaña empinada cargado con 50 kilos de piedra. Una frase como esta hace que rodemos abajo muchos metros. Por favor, evítenla.


(2)