Teniendo por costumbre escribir reflexiones y apuntes sobre la vida, me decido a ponerlas en la red y compartirlas contigo
miércoles, 17 de abril de 2013
"LOS OTROS" ¿QUÉ TIENEN QUE VER CONMIGO?
Daré noticia de ellos aunque no los conozco. Lo leí en el periódico esta mañana. El lunes 15 de abril de madrugada salieron de la ensenada de Betoya, en Marruecos, 47 seres humanos. No sé sus nombres. Imagino sus caras al subir a la patera. Mezcla del sufrimiento acumulado hasta llegar ahí, angustia por la travesía del estrecho, incertidumbre si conseguimos llegar, ilusión por hacer un futuro en otras tierras, las de este lado. Cicatrices en el alma y en el cuerpo. Desaparecieron. Por la tarde comenzó su búsqueda y el martes 16 a las 21 horas los encontraron a 10 millas náuticas de Alhucemas.
No a todos. No todos vivos. No se encontraron a 13 personas. Otras diez personas estaban muertas. Otras 24 todavía estaban vivas, rotas, asustadas, pero vivas. Para poder seguir intentándolo.
No conoceré nunca sus nombres. Quizá vea sus rostros en una foto. Pero están a tanta distancia que cuesta sentir su dolor como algo propio. Cuesta imaginar a sus madres cuando se enteren de que su hija ha muerto, que su nieto no volverá. ¿De qué país vendrían, dónde nacieron? Busco en el mapa la costa de Marruecos, la ensenada al oeste de Melilla, frente a Motril, a Nerja, a Málaga…
Solo si los sentimos hermanos nos duele. Si son “los otros” no me importarán mucho o casi nada. Sí, son personas, pero el mundo es así, decimos. No podemos acoger a todo el mundo. No podemos darles sanidad como se la estábamos dando hasta el año pasado porque no hay para todos, nos justificamos. Por eso se hizo el RDL 16/2012. Como Dios manda. Pero ¿cómo puede Dios mandar eso?
No queremos entender que si están aquí se buscan la vida cuidando nuestras tierras, nuestros rebaños de ovejas, atendiendo a nuestros padres y abuelos, limpiando las calles y recogiendo las basuras, cocinando, haciendo las tareas más duras. No queremos reconocer que les hemos necesitado y les vamos a necesitar. Y que son personas. Y que deben tener, aquí en España, los derechos que reconocemos en la Declaración Universal de los Derechos Humanos…, entre otros la protección de la salud.
¿Qué tiene que ver Alhucemas con el RDL 16/2012? No podemos salvar la vida a quienes han muerto y morirán en el Estrecho por intentar vivir un poco mejor. Pero sí podemos, y debemos darles atención sanitaria como a cualquier persona cuando estén empadronados, aunque no tengan todos los permisos de residencia. Mientras estén con nosotros, tienen que tener ese derecho.
No es cierto que la atención sanitaria que recibían sea “insostenible”. Es mentira. Costaba y costaría muy poco. Si los presupuestos públicos y los de la sanidad pública no se cubren es porque hay más de 60.000 millones de euros en impuestos que deberían pagar los más ricos y no pagan, y no quieren pagar. Son los que no cumplen sus obligaciones fiscales quienes están quitándonos la sanidad, a “los otros” y a nosotros, son los que reciben de los Gobiernos amnistías, bonificaciones, exenciones, desgravaciones...
No queremos ver que primero les quitan todos los derechos a “los otros”, a los que no son de aquí. Pero con esa misma lógica, con esa misma mentira de la “insostenibilidad”, les quitan luego a los mayores, a los jubilados, haciéndoles pagar otra vez las medicinas con re-pagos. Luego a todos, con las listas de espera que hacen retrasar la prueba y el diagnóstico, y pueden hacer que llegue tarde el remedio posible, porque han cerrado una planta, o un quirófano, o una consulta, o un servicio de urgencia o han despedido a un médico de familia… por los recortes. Si les dejamos a ellos fuera porque los ricos, los grandes empresarios, las grandes fortunas, no quieren pagar los impuestos que deben, entonces acabarán echándonos a todos de la sanidad pública, porque no tendrá capacidad de atendernos bien.
No, tienen que tener derecho “ellos”, que también son nosotros. Tenemos que tener derecho a una atención sanitaria pública de calidad todas las personas empadronadas que estemos viviendo en España, como antes del Decreto. Y debemos y podemos pagar esa sanidad con los impuestos que están fijados. No tenemos que pagar más los que ya los pagamos. Se trata de que el Gobierno obligue a pagar a todos los que deben. Y que suba los impuestos a los más ricos para que paguen la misma proporción que los demás, prohibiendo la “ingeniería” fiscal que permite evadir millones de impuestos que son de todos.
El horror de la muerte de estas personas, hermanas y hermanos nuestros, debería hacernos pensar en la justicia de las cosas. En la igualdad de derechos. En lo mucho que habíamos logrado para que todas las personas en España tuvieran derecho a la sanidad, los servicios sociales, la educación. Y en todo lo que se está perdiendo porque los más ricos están ganando la batalla, están dando la vuelta a la tortilla. No olvidemos que los poderosos, desde arriba, desde sus fortalezas de dinero blindado, cuando hablan de nosotros, los jubilados, los trabajadores, las personas con discapacidad, dicen: no sé sus nombres, no les conozco, no tienen que ver conmigo, son “los otros”. Por eso hemos de seguir luchando por la justicia para todas las personas, por la igualdad de derechos. Porque en ello nos va la vida.
Sí, en ello nos va la vida. ¿Qué nos pasa? ¿Cómo podemos permitir que los ricos y poderosos se repartan el pastel y los pobres, los ciudadanos, la gente sencilla, los que pagan los impuestos, los Otros, vean limitados cada vez más sus derechos? Tenemos que luchar por una sanidad, una educación y unos servicios sociales gratuitos, accesibles y públicos para todas las personas que viven en España y no permitir que acallen nuestras voces acusándonos de “antisistema”. JUNTOS PODREMOS CONSEGUIRLO.
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