jueves, 21 de noviembre de 2013

La gestión privada de la sanidad le sale más cara a la ciudadanía.



He podido leer estos días el Informe de la Sindicatura de Cuentas de la Comunidad Valenciana: “Resonancias Magnéticas, una oportunidad de ahorro” (informe 2013/6), y me ha parecido muy interesante.



La Auditoría analiza esta concesión, licitada por 497 millones de euros para 10 años, y estudia su aplicación desde 30/10/2008 hasta 2012.

Hay una serie de exigencias de tiempo de respuesta y calidad, cuyo cumplimiento no ha podido ser verificado por la Sindicatura. “El servicio de conciertos carece de información de gestión, con carácter periódico, que recoja indicadores básicos de actividad concertada, como son: el número de pacientes e informes realizados, pruebas realizadas, coste total por cada uno de los conceptos que componen una prestación sanitaria…, tiempo de espera, etc.”

Lo que sí ha podido es calcular el coste por estudio, y estimar que “en el caso de prestar los servicios con medios propios”, los contribuyentes se habrían podido ahorrar hasta 16,7 millones de euros por año, un 45% del gasto pagado a la concesionaria. Dicho de otra manera, lo que muestra la Auditoría de la Sindicatura de Cuentas es que el modelo de concesiones a largo plazo, en este caso, nos sale muy caro a los ciudadanos.

Puede haber buenos servicios privados, eficientes para sus accionistas, exactamente igual que hay buenos centros y servicios de gestión pública. Pero si estudiamos los servicios sanitarios financiados con dinero público, si buscamos la eficiencia para la ciudadanía en general, para los contribuyentes, los modelos de gestión privada (con ánimo de lucro) suelen ser más caros (gastos de intermediación, beneficio industrial, no transferencia de riesgo, selección de pacientes, etc.). Para la ciudadanía, para los contribuyentes la gestión pública de la sanidad es más eficiente.

Conviene recordar, otra vez, que el mayor gasto sanitario en EEUU (casi un 18% del PIB, el doble que en España) es el paradigma de lo que cuesta la gestión sanitaria en un modelo de provisión privada (costes de administración 30%, frente al 3% en la sanidad pública española; fragmentación; falta de continuidad en la atención, etc.). No es eso lo que interesa a España si busca eficiencia social.

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