viernes, 29 de septiembre de 2017

Carta a un amigo catalán

Querido amigo,

Gracias por tus buenos consejos.

El otro día no te comenté nada sobre la situación de Cataluña, porque a veces las palabras no son buenas, no expresan bien lo que uno quiere decir. Y cuando los sentimientos están a flor de piel a veces es mejor guardar silencio.

Pero me apetece decirte como amigo catalán que la amistad, como el amor, está por encima de las circunstancias políticas. Al menos en mi manera de ver y entender las cosas.

Tengo muchos amigos catalanes. Y respeto su opinión.  Comparto la de algunos y no comparto la de otros. Pero son mis amigos. Igual que comparto algunas opiniones políticas de mis hermanos y otras no. Pero les quiero igual.

Desde el punto de vista político cabría decir muchas cosas. Te diré en primer lugar que yo preferiría que Cataluña siguiera formando parte de España. Entendiendo España como un espacio en el que venimos conviviendo mal que bien desde hace muchas generaciones. Un país (un Estado, ¡ay, las palabras!, pero tú ya me entiendes), en el que compartimos una Constitución que ampara unos derechos y que impone unas obligaciones. Unas leyes que, en principio, están aprobadas por mayorías democráticas y que nos han permitido convivir y progresar. Nuestra generación, la de los que hoy tenemos sesenta y tantos, no tuvo que ir a la guerra. No hemos vivido guerra en este suelo. Nuestros padres, nuestros abuelos, nuestros bisabuelos, vivieron guerras; nosotros no y eso me parece importante. La Constitución define un espacio de vida en común, en libertad, con derechos sociales, con una responsabilidad fiscal, con una razonable seguridad, con paz.

Cataluña ha encajado en este espacio político y las personas que viven en Cataluña han progresado como las personas que viven en las otras regiones españolas.

La propia Constitución ya reconoce algunas diferencias políticas en los diferentes territorios. Así, a la hora de configurarse como Comunidades Autónomas habla de Nacionalidades y Regiones, y establece dos vías para la conformación de las mismas, la del artículo 151 y la del 143, diferenciando así entre comunidades Históricas y las demás. También reconoce los derechos Forales de las Diputaciones de las provincias Vascas y de Navarra. Entre esos derechos está el de recaudar impuestos y negociar un “cupo” que pagarán al Estado por los servicios prestados por la Administración General en su territorio. Son diferencias muy importantes, que están reconocidas en la Constitución. Esto me lleva a concluir que, si fue posible entonces, es posible ahora buscar otros equilibrios que den respuesta a las necesidades actuales de las personas que vivimos en España.

Con la experiencia de haber formado parte de un gobierno autonómico sé que la organización política de un país es un proceso abierto. España dibujó en su Constitución un Estado Federal, pero no lo plasmó, porque ¡todavía no se habían constituido las Comunidades Autónomas!, ya que era la propia Constitución el punto de partida, y de ahí empezaron los Estatutos de Autonomía, que forman parte del Bloque Constitucional (con el mismo rango que la Constitución) y, después, entramos en la Unión Europea, y sus Tratados están por encima (jurídicamente) de la Constitución nacional, y cedimos parte de la soberanía en diferentes asuntos (por ejemplo, emisión de moneda, política agraria, etc.) y lo aceptamos así en referéndum.

Los acuerdos de traspasos de competencias, y los acuerdos de financiación, han ido configurando el espacio político que es hoy España. Pero necesitábamos (al margen del conflicto actual con Cataluña) una reforma de la Constitución que completara el modelo Federal (o Confederal) de España, creando órganos federales para la toma de decisiones en asuntos de interés común, como puede ser la sanidad. Necesitamos revisar también los acuerdos de financiación. Y es importante dar rango constitucional a los derechos sociales, con un “suelo” de gasto público, y reforzar un modelo fiscal justo y eficiente para poder financiarlos.

Pero la clave es querer caminar juntos. Yo soy europeísta e internacionalista. Yo trabajo por un futuro en el que todas las personas tengan los mismos derechos (por ejemplo, al acceso a los medicamentos, salarios dignos, educación pública), que puedan convivir en paz. Y sé que solamente una Europa fuerte, con un gobierno progresista, puede equilibrar la fuerza de los grandes poderes económicos, de las multinacionales. El poder económico se ha internacionalizado, se ha “globalizado”, pero los trabajadores, las clases medias, siguen divididas. Y no es casualidad. Porque los poderes económicos saben bien el refrán: divide y vencerás. Por eso, racionalmente, defiendo una España con Cataluña y una Europa más fuerte, mientras avanzamos hacia una gobernanza mundial.

También sé que para que una mayoría de catalanes quieran aceptar seguir formando parte de España, tienen que sentirse bien tratados. Tienen que sentirse respetados, queridos. Y esto no ha ocurrido en los últimos tiempos, al menos por parte de algunos gobernantes. Al provocar con la denuncia al Tribunal Constitucional la modificación del Estatut aprobado en el Congreso de los Diputados y votado en referéndum por los catalanes, se abrió una herida que no hecho más que agrandarse. Mucho ha tenido que ver también la situación económica: la crisis y la gestión de la crisis por los gobiernos catalán y español, con los recortes en derechos sociales que han golpeado a muchas personas que ven cómo los más ricos son más ricos y los demás sufren ese robo masivo… La historia enseña que para despistar a la gente y buscar otro culpable, los gobiernos se envuelven en la bandera y acusan al otro de ser su enemigo. También hay que sumar la corrupción en los partidos gobernantes en España y en Cataluña, y el mismo efecto de despiste “creando” un adversario: el español, el catalán. Estos partidos saben que así la gente no les reclama por sus problemas y se enzarza en otra discusión. Y saben que en sus electorados respectivos ganan votos.

Lo que yo preferiría, lo que defiendo, es una reforma de la Constitución, con una estructura Federal del Estado, que desarrolle y fortalezca el Estado Autonómico, y que permita el encaje de Cataluña con el Estatuto que fue enmendado por el Constitucional. Una nueva Constitución que permitiera dar respuesta a las aspiraciones políticas de una mayoría de españoles, incluyendo una mayoría de catalanes. Una Constitución que garantice los mismos derechos de las personas en toda España, lo que no quiere decir que la gestión de los servicios deba realizarlas la misma Administración en cada CCAA. Con o sin competencias autonómicas en Justicia, en Política Exteriror o en Policías, se puede garantizar a los residentes en Madrid, Castilla-La Mancha o País Vasco, los mismos derechos. No todas las CCAA tienen que gestionar las mismas competencias. Lo que sí debe garantizar la Constitución es que todos los españoles tengan los mismos derechos, que es cosa distinta.

En esa misma línea soy partidario de reforzar la Unión Europea, con más presupuesto, con más capacidad política (una Europa con capacidad de llevar adelante una política fiscal, que pueda garantizar los derechos sociales; una Europa política, que pueda desarrollar políticas económicas que apoyen a la empresas productivas y capaces de frenar nuevas burbujas financieras, etc.). Y, por supuesto, seguir avanzando en la gobernanza mundial. Los grandes problemas del cambio climático, del acceso a los medicamentos y el derecho a la salud, de la corrección de las desigualdades (controlando la especulación financiera), requieren una gobernanza mundial.

Estoy muy preocupado por la situación en Cataluña, porque no he visto en el Gobierno de España y tampoco en el Gobierno de Cataluña una voluntad real de acuerdo. Y las armas las carga el diablo. Esta situación ha ido provocando que muchas personas estén muy enfadadas. Que desconfíen. Que ya no puedan hablar de política en la familia o con los amigos, porque se insultan. La historia nos enseña que, cuando se crea un clima de enfrentamiento, una cerilla, una chispa, un incidente, puede hacer estallar la caldera.

Por eso hemos de enfriar la temperatura, hablando, expresando los afectos que nos acercan. Tratando de entender al otro. Escuchando.

Es obvio que los mapas del mundo han cambiado a lo largo del tiempo. Que las fronteras no son eternas. Si miramos un mapa de Europa de 1900 y un mapa de hoy, veremos las diferencias. No hay nada inmutable. Pero la cuestión no es esa. La cuestión es ¿adónde queremos ir, y por qué medios, pacíficos o violentos, respetando las reglas de la democracia o vulnerándolas? ¿Es posible una Cataluña independiente en la UE? Teóricamente sí. ¿Es mejor para los catalanes, para el resto de españoles, para los europeos…? Creo que no. Con esa misma lógica podría atomizarse Europa en miles de cantones. Cuando más dividida más débil. La humanidad debe avanzar a unidades políticas más amplias, manteniendo la diversidad de lo local, lo regional, lo nacional… La gente de a pie, los trabajadores, la gente normal, necesita gobiernos fuertes y progresistas para poder controlar a los poderes económicos y garantizar los derechos de todas las personas en condiciones de igualdad. La unión hace la fuerza.

En todo caso este doloroso enfrentamiento, esta brecha abierta en Cataluña y entre Cataluña y el resto de España, debemos intentar resolverlo hablando. Dialogando. Que las tripas no venzan a la razón. Que los insultos no se impongan sobre los argumentos. Que el miedo o la indiferencia no nos hagan mirar para otro lado.

En fin, querido amigo, cuando pase el 1 de octubre tenemos que seguir hablando para alcanzar el mejor acuerdo posible.

Termino como empecé, expresándote mi profunda amistad y mi respeto, y deseándote siempre lo mejor.

Un fuerte abrazo,

Fernando



jueves, 14 de septiembre de 2017

La Dependencia, un desafío para el Sistema Público de la Sanidad

 Agradezco a la Asociación Estatal de Directoras y Gerentes de Servicios Sociales, al Gobierno de Cantabria y a la UIMP por su amable invitación y por la organización de este curso. *

En la celebración del 10º aniversario, felicitar a todos los que impulsaron la Ley de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las Personas en situación de Dependencia. Fue un paso realmente importante, importante para muchas personas, para muchas familias, para el conjunto de la sociedad: universalizar el derecho a la atención en el ámbito de servicios sociales. El Presidente Rodríguez Zapatero y el Ministro de Trabajo Jesús Caldera, junto con su equipo y con el apoyo de CCAA, Asociaciones y profesionales, impulsaron la Ley 39/2006 de 14 de diciembre. Yo tuve el privilegio de participar, como Secretario General de Sanidad, en algunas discusiones de los borradores de la Ley y de poder impulsar su aplicación más tarde, como miembro del Gobierno de Castilla La Mancha presidido por José María Barreda. Momentos difíciles y apasionantes, porque justo cuanto empezaba la aplicación de la Ley, en 2007, comenzaba la crisis financiera, que tantos destrozos causaría, produciendo una disminución de las transferencias económicas del Estado a las Comunidades Autónomas que tuvieron que hacer frente al mantenimiento de los servicios públicos, incluidos los de la Ley de Dependencia, con enorme dificultad.

Al igual que se había hecho en 1986 con la Ley General de Sanidad, también aquí se reconocía el derecho universal a la atención de las personas en situación de dependencia. Era una apuesta importante, que debía suponer un aumento del gasto público, pero que propiciaba también grandes beneficios para las personas afectadas y para el conjunto de la sociedad. Suponía ofrecer a las personas afectadas unas condiciones de vida dignas, con los apoyos necesarios. Pero además impulsaba la creación de empleo, facilitaba la conciliación de la vida familiar y laboral, reconocía la Seguridad Social a miles de personas cuidadoras. Y permitiría una mejora de la calidad de vida y un uso más eficiente de los recursos del Sistema Sanitario.

Era muy complicado sacar adelante la Ley. Convencer a los ministerios económicos, poner de acuerdo a las CCAA, celosas de sus competencias en Servicios Sociales, … Pero, como decía Lawrence de Arabia, aquél hombre de ojos claros y voluntad de hierro, que llevó a cabo misiones que a los ojos de todos eran imposibles: “nada está escrito”, es decir, solo es imposible lo que no nos propongamos.

En esta charla quiero abordar tres aspectos, tres desafíos del sistema público de sanidad en relación con la Dependencia

Desafío de Aumento de la Demanda sanitaria

Desafío de Coordinación

Desafío de Financiación


1.
Desafío de Aumento de la Demanda Sanitaria

Es probable que la necesidad y la demanda de atención sanitaria aumenten en un futuro, ya que la población va a tener más edad, y las personas con más edad tienen menos autonomía, más dependencia, y más necesidades de atención sanitaria y de atención social.

Se estima que las personas en situación de dependencia mayores de 65 años necesitan un gasto sanitario 3 veces mayor que una persona sin dependencia (y 15 veces más en gasto social).

Pero no es una relación directa. Puede haber más personas más mayores, con más dependencia, pero que no generen más demanda sanitaria, porque se mantengan más sanos, mejor cuidados, con una buena red de servicios sociales y un buen Sistema de Autonomía y Atención a la Dependencia (promoción de la autonomía, prevención de la fragilidad, etc.). Veamos.

Desde 2009 a 2015 el número de consultas de Medicina Familiar por persona y año se ha mantenido constante: 5,6 a 5,3. Lo mismo ha ocurrido con el número de ingresos hospitalarios por 1000 habitantes al año, 112 en 2009 y en 2015. El volumen de atención es estable.

En sentido contrario se puede argumentar que la intensidad de la atención sanitaria requerida puede ser mayor, y por lo tanto mayor el gasto. Pero también es verdad que hay un 30% de sobre diagnóstico y sobre medicación en el momento actual, que se podrían corregir y evitar… Y también se ha observado que el consumo sanitario crece en los últimos años de la vida (independientemente de la edad a la que se fallezca).

En todo caso hemos de prever más proporción de personas mayores en el futuro. En efecto, en 2025 se prevé que un 21% de la población sean mayores de 65 años y un 6,6% mayores de 80 años, frente a un 16,7% y un 4,7% en 2009.

Y, a su vez, las personas mayores tienen más limitaciones para actividades instrumentales de la vida diaria, llegando a un 82,6% para las personas mayores de 80 años.

Y también tienen más limitaciones para las Actividades Básicas de la Vida Diaria, llegando a un 53,7% en las personas mayores de 80 años.

Por eso, el Informe de Envejecimiento 2015 del Comité de Política Económica y de la Comisión Europea, teniendo en cuenta las previsiones demográficas se estima que el gasto sanitario debería aumentar en relación con el PIB, de 5,9% en 2013 a 6,2% en 2020. Así mismo el gasto en Cuidados de Larga Duración (asimilables a gasto en Dependencia) debería aumentar de 1,0 a 1,2% del PIB. Luego veremos que las previsiones del Gobierno Rajoy son distintas.

Un artículo reciente de Andrew Kingston, publicado el 15 de agosto de este año en The Lancet, muestra la comparación de la situación y grado de dependencia de dos cohortes de personas similares, de más de 65 años; un estudio se realizó en 1991 y otro en 2011. Se trata de ver si aumentaba la dependencia.

Vemos cómo ha aumentado la esperanza de vida a los 65 años, 4,7 años en los varones y 4,1 años en las mujeres. Pero de esos años, la mayor parte se viven en situación de dependencia. De tal manera que ha aumentado la esperanza de vida, pero ha aumentado también la proporción años vividos en situación de dependencia en las personas de más de 65 años.

Y es que no solamente las personas mayores, al evitar la muerte en determinadas enfermedades, pueden tener alguna discapacidad, sino que también las personas con alguna discapacidad, con capacidades diferentes, van viviendo cada vez más años. Por ejemplo, hace 30 años la Esperanza de Vida al Nacer de las personas con síndrome de Down era de 25, y hoy está cercana a los 60 años. Como señala el Dr Jesús Flórez, Presidente de la Fundación Iberoamericana Down21, esta mayor supervivencia se debe a varios factores: la disponibilidad de muy buenos tratamientos que corrigen o previenen graves complicaciones (cardiopatías congénitas, neumonías, leucemias, hipotiroidismo…); sustanciales mejoras en la nutrición; vida activa bien integrada en la comunidad; calidad de vida en general, etc.

Finalmente, hemos de considerar no solamente la demanda previsible de la población actualmente residente en España, sino también la posibilidad de recibir demanda de otros países de la UE: El llamado “turismo de la dependencia”, que puede ser un factor positivo si se acompaña de los acuerdos de financiación adecuados, pero puede ser negativo, si no se tiene en cuenta la sobrecarga de los sistemas públicos de sanidad y servicios sociales.

Por lo tanto, parece claro que la demanda en Servicios Sociales será mayor, y es muy probable que también lo sea en Servicios Sanitarios. Dependerá, como digo, de los programas de prevención y promoción de la salud a lo largo de la vida. Si la necesidad y la demanda de atención aumentan, será preciso aumentar también la eficiencia en la gestión de los recursos disponibles en cada momento mediante un esfuerzo de coordinación, y también será preciso aumentar los recursos en función de las disponibilidades reales del país.


2.
Desafío de Coordinación

¿Qué objetivo se propone el Sistema Sanitario en relación con las personas dependientes?

Mantener y mejorar la salud, la autonomía personal y la inclusión de todas las personas en situación de dependencia.

¿Cómo podemos cumplir este objetivo? Cuando se debatió la Ley ya discutimos esta cuestión. Y todavía es motivo de controversia.
¿Definiendo nuevas prestaciones sanitarias? ¿Creando una nueva red de atención para servicios socio-sanitarios?

¿O, garantizando el acceso a todas las prestaciones sanitarias vigentes a todas las personas en situación de dependencia en función de sus necesidades, y hacerlo mediante nuevos enfoques en la forma de prestar los servicios, coordinando mejor las redes de atención social y sanitaria?

En algunos momentos de la aplicación de la Ley, entre 2008 y 2011, como Consejero de Sanidad y Bienestar Social, tuve ocasión de discutir sobre este tema con algunos de ustedes. Nos quedó claro que la mejor alternativa era una buena coordinación, con nuevos enfoques de atención.

Pero también nos quedó claro que un paso necesario y fundamental era fortalecer el sistema de Servicios Sociales, no solo de dependencia, y por ello impulsamos una Ley de Servicios Sociales de CLM en 2010, que integraba las prestaciones de la Ley de Dependencia, pero iba más allá. Tomábamos ejemplo de otras CCAA y tuvimos el valioso asesoramiento de la Asociación de Directoras y Gerentes de Servicios Sociales. Este paso debe darse también en el ámbito nacional. Puede darse y debe darse.

Entretanto:
Establecer mecanismos de coordinación fuerte e integración débil, como perfilamos en la Estrategia de Salud y Bienestar Social 2020.

Que los profesionales y usuarios conozcan bien ambos sistemas.
Establecer y normalizar mecanismos de comunicación (gestor de caso, sistemas de información, formación de profesionales)
Establecer mecanismos eficaces y ágiles de activación de prestaciones (protocolos conjuntos, sistemas de derivación, etc.)

La primera prioridad es la Prevención, primaria, secundaria, terciaria y cuaternaria. Prevenir la dependencia en mayores, envejecimiento activo, prevención de la fragilidad (fracturas), intervención temprana (depresión), rehabilitación, ayudas técnicas… Prevenir la dependencia por discapacidad debida a accidentes o enfermedades (accidentes, tabaquismo, etc.)

La Segunda prioridad, reforzar la atención Primaria.
Tanto en Servicios Sociales como en Servicios Sanitarios. Es la puerta de entrada, es pieza clave para que funcione bien el sistema de atención.
Facilitar una colaboración estrecha.
Enfoque centrado en la persona, atención en el hogar, teleasistencia, etc.
Continuidad de cuidados.

En tercer lugar, coordinación de actuaciones en atención especializada.
Por ejemplo, personal sanitario en Residencias coordinado con Servicio de Salud.
Refuerzo de geriatría. Coordinación de prescripciones, evitar sobre-diagnóstico y sobre-medicaión, de-prescriir… Coordinar compras de medicamentos a cargo de la financiación pública con los servicios de área (hospitales)

Para fortalecer la coordinación se pueden diseñar y utilizar diferentes herramientas, en función de la situación de desarrollo en cada ámbito. Por ejemplo:

Mapa social y sanitario único.
Tarjeta social y sanitaria universal (nacional, europea).
Historia social y sanitarias compatible e interoperable (ámbito nacional, europeo).
Protocolos de actuación para la atención integral.
Metodología de gestor de procesos, continuidad.
Evaluación de la eficiencia en la utilización alternativa de recursos.


3.
Desafío de Financiación.

Es verdad que podemos mejorar la eficiencia con mayor coordinación y un uso responsable de los recursos. Pero también es verdad que se necesita unos recursos adecuados para poder ofrecer unos servicios adecuados.

Una persona con mucho dinero podrá pagarse una residencia, o los medicamentos más caros. Una persona con el salario medio de este país no podría hacerlo. Por eso surgen los sistemas públicos. Porque entendemos que puede haber diferencias de ingresos y salarios, más beneficios empresariales, diferencias de patrimonio, pero entendemos también, en la misma Constitución Española, que todos los españoles tenemos derecho a una vida digna, y para garantizarlo, se establecen servicios públicos, y para financiar esos servicios se establece un sistema fiscal en el que debe pagar más quien más tiene y más gana, un sistema progresivo. No hay derechos sociales sin impuestos justos. Pues bien, esa filosofía que recoge la Constitución Española y que se fraguó a lo largo del siglo XX, generando los sistemas públicos de pensiones, de sanidad y de educación, está en crisis. Y esa crisis impactó en nuestros países al mismo tiempo que intentábamos poner en marcha el nuevo sistema público de atención a la dependencia.

Es la revolución de los ricos.
Si en el siglo XX se había logrado que los ingresos por impuestos a los más ricos subieran del 0% hasta el 60%, o más en algunos países, a partir de los años 80, el neo-liberalismo de Thatcher y Reagan comenzó a abrir la puerta al Nuevo Capitalismo Financiero Global, permitiendo a los más ricos aumentar de forma astronómica sus ingresos y reduciendo progresivamente el Estado de Bienestar hasta los límites que les permitiera la resistencia social, la presión social más o menos organizada.

Lo expresaba muy bien en año 2005 Warren Buffet uno de los hombres más ricos del mundo: claro que hay lucha de clases, pero esta la hemos empezado los ricos y la estamos ganando.

3.1.
La Crisis Financiera de 2007.

Justo cuando se ponía en marcha la Ley de Dependencia, hace 10 años, estalló la burbuja inmobiliaria y financiera en EEUU y pocos meses después arrasó Europa y otras regiones del planeta.

William Black, experto norteamericano que había sido responsable de la lucha contra fraudes financieros en los años 90, lo explica como un Fraude Masivo de control financiero.

-Se permite a las empresas financieras que comercialicen productos financieros “tóxicos”, como las “hipotecas basura” que se sabe que no se pueden cobrar, o las “preferentes”. Se permite a las entidades vender masivamente estos productos a clientes finales y luego vender el “paquete” de hipotecas (productos tóxicos), envuelto con otros productos financieros “seguros” a otras entidades, haciendo crecer la burbuja.

-Se permite engordar a las entidades financieras con fusiones y compras, hasta que adquieren un tamaño tan grande que “no se las puede dejar quebrar”,

-Se permite un sistema de retribuciones a los altos ejecutivos con cifras astronómicas (un millón de dólares al día) que incentivan la invención y desarrollo de operaciones de alto riesgo

Ese cóctel provocó la quiebra de bancos. Se frenaron los créditos a la economía real, a las industrias, provocando quiebras en cadena, miles de empresas cerradas, millones de empleos destruidos.

Los gobiernos decidieron entonces rescatar a los bancos en vez de ayudar a la economía real, porque no se les podía dejar quebrar, …

Así, mientras los ingresos fiscales habían caído en picado, y las empresas necesitaban ayuda, se inyectaron más de 100.000 millones de euros a las entidades financieras, solamente en España.

Esto hizo que aumentara la deuda pública y el déficit público y esta situación dio una coartada a los gobiernos para recortar los servicios públicos, la sanidad, la dependencia, la educación, las pensiones, … des-universalizar, aumentar copagos, reducir prestaciones, …. Un robo masivo de dinero y de derechos a los trabajadores, a las clases medias, a los más necesitados, para inyectarlo a los más ricos.

3.2.
El impacto (y la coartada) de la crisis.

Es una batalla económica y moral en la que no hay bombas, pero hay millones de víctimas. Sus efectos visibles en sanidad son:

La desinversión: 32.000 millones de euros menos de gasto sanitario público entre 2009 y 2016.
La desmotivación: 50.000 empleados menos en el sector sanitario público, menos salarios, precariedad, contratos semanales, mensuales…
El control de la industria farmacéutica: exceso de gasto anual de 8.000 millones.
El control de las aseguradoras: concesiones, fragmentación del sistema.
Las listas de espera: un 50 % más
La peor valoración, peor aprecio: de un 75% que valoraba bien o muy bien a la sanidad pública, a un 65%, diez puntos menos …

El gasto sanitario público bajó de un 6,77% del PIB en 2009 a un 6,19% en 2015. Y la previsión del Gobierno Rajoy para 2020 en la Actualización del Programa de Estabilidad es bajar a 5,57% del PIB. Otros 6.000 millones de euros menos.

Podríamos pensar que en la Euro Area gastan menos que nosotros. Pero no es así. Gastaban un 7,3% en 2009 y se mantienen en 7,2% en 2015. Un punto más de PIB que en España, 10.000 millones más.

También en Dependencia se han notado los recortes.

Según el propio Gobierno, utilizando la neo-lengua liberal que a los recortes les llama “ahorros”:
“Los ahorros producidos por las medidas aprobadas en 2012 en el conjunto total del SAAD (Administración General del Estado y CCAA) para los ejercicios presupuestarios de 2012, 2013 y 2014, han ascendido a 2.278 millones de euros” (Actualización del Programa de Estabilidad 2017).
En ese mismo documento se reconoce que el empleo público se ha reducido en 248.600 trabajadores, aunque el Gobierno describe esta sangría diciendo que “todos los niveles de la Administración Pública española han contribuido al control del empleo público…”.
El gasto público en protección social, que incluye pensiones, servicios sociales, y prestaciones por desempleo, no tiene más suerte en las previsiones del Gobierno. El Programa de estabilidad prevé bajar de 17,1% del PIB en 2015 a 15,91% en 2020.

Pero no es porque gastemos ya mucho. Comparando con la Euro Zona vemos que en 2015 el gasto en protección social era 3 puntos más de PIB que en España. ¿Qué consecuencias tendrá sobre las prestaciones una reducción de otros 12.000 millones de euros?

Evidentemente no se puede atender lo mismo ni ofrecer la misma calidad de servicio con menos trabajadores sociales, menos enfermeros, menos médicos, o menos maestros… menos dinero.
3.3.
La neo-lengua, el control del discurso.

Los gobiernos conservadores en toda Europa han aplicado estas recetas. Muchos gobiernos socialdemócratas no supieron reaccionar tampoco frente a esta nuevo Capitalismo, y la sociedad perdió las referencias para impulsar un cambio. Las organizaciones sociales tradicionales tampoco lograban definir estrategias alternativas a este nuevo modelo económico neoliberal. Habían ganado el discurso: los servicios públicos son insostenibles, las empresas privadas son más eficientes, los funcionarios tienen la culpa de todos los males, etc. Los gurús, los analistas, los tertulianos, apoyaban este discurso (gratificados convenientemente por el poder económico). Los medios de comunicación controlados por los grandes fondos de inversión y las grandes empresas repicaban los argumentos una y otra vez, creando la neolengua, el neodiscurso del nuevo capitalismo financiero global:

“Los españoles no pagarán ni un euro del rescate bancario”, quiere decir que YA estamos pagando 50.000 millones cada año de nuestros impuestos por el rescate bancario que empezó en 2008.

“Tenemos que ser austeros y no despilfarrar”, quiere decir que se deben recortar las prestaciones públicas y los derechos sociales, para aumentar al mismo tiempo los beneficios de las grandes corporaciones y los salarios y pensiones millonarias de sus altos ejecutivos

“Estamos creando empleo de calidad”, quiere decir que se han destruido millones de puestos de trabajo, se han ido más de un millón de inmigrantes, con lo que las cifras de población activa caen, y la tasa de paro “cae”, miles de “empleos” son auto-empleos precarios, miles de empleos son sub-empleos, con infra-salarios y  horas extra no remuneradas, …

“Consolidamos la ley de dependencia y la sanidad y garantizamos su sostenibilidad”, quiere decir que han desuniversalizado el derecho a la sanidad, que han recortado miles de millones anuales, destruido más de 50.000 empleos en sanidad y otros tantos en servicios sociales, trasladado los costes a los usuarios “ahorrando” en el presupuesto público, etc., etc., etc.

3.4.
La conferencia de Presidentes: es preciso ganar el futuro.

El 17 de enero pasado, los Presidentes Autonómicos y Rajoy aprobaron un acuerdo para la sostenibilidad del Estado de Bienestar y la reforma de la financiación autonómica. Encargaron un estudio a un grupo de expertos. En el informe que presentaron en julio no se ve con claridad cómo piensan aumentar los recursos. En sanidad sugiere aumentar los copagos como vía de financiación (otra vez la neolengua, copago es financiación privada, no pública que es de lo que estamos hablando, copago es reducir financiación pública no aumentarla). También proponen subir los impuestos indirectos, que son menos progresivos.

En la misma Conferencia de Presidentes se hizo un acuerdo específico para evaluar la Ley de Dependencia y su financiación. Veremos. Pero el discurso general no pinta bien. Porque  no se trata de ver cómo se distribuyen los fondos que recauda el Estado y las CCAA. Se trata de lograr un sistema fiscal justo, que recaude una proporción de la riqueza similar a la que recaudan otros países desarrollados de la UE, y luego ver cómo se distribuyen los recursos, cómo se hace el Pacto de Financiación, etc.

Hemos de insistir una y otra vez en que España tiene un sistema fiscal ineficiente. La primera medida para defender la sanidad pública y los servicios sociales públicos de calidad es exigir un sistema fiscal justo y sin fraude.

Recaudamos un 34% del PIB, mientras los países de la Euro Area recaudan un 41%. Son 7 puntos más, Son más de 70.000 millones de euros que teníamos que recaudar y no recaudamos. Porque los ricos no pagan lo que les corresponde según el artículo 31 de la Constitución.

Además, tenemos el doble de fraude fiscal en proporción con el PIB que Austria. Son 60.000 millones de euros. Con esos recursos adicionales, que son un robo masivo de las grandes corporaciones y las grandes fortunas, podíamos garantizar perfectamente la sostenibilidad del SAAD y del SNS.

Pero no solamente tenemos agujeros tremendos en los ingresos públicos, es que además se decidió rescatar a las entidades financieras, en lugar de dejarlas quebrar como a otros miles de empresas en toda España. Así destinamos uno de cada 4 euros del presupuesto al pago de la deuda injusta que hemos adquirido para pagar los rescates bancarios: más de 100.000 millones de euros cada año. Como no teníamos dinero, les pedimos prestado a las entidades financieras y los mercados para pagar el rescate bancario. Y tenemos que devolver esos créditos con intereses. Desde 2008 hasta hoy hemos duplicado la deuda pública y los pagos anuales desde: 50.000 millones de euros más que recortan nuestras prestaciones y nuestros derechos. La clásica receta neo-liberal: privatizar las ganancias y socializar las pérdidas. De libro.

Es preciso una reforma fiscal en profundidad y un cambio de políticas económicas que favorezcan a la mayoría y no a unos pocos privilegiados.

Es precisa una lucha frontal contra el fraude fiscal. Y se debe negociar y acordar un sistema de financiación autonómica justo y suficiente.

El documento de los expertos es muy insuficiente.

Se debe insistir a los Presidentes Autonómicos para que exijan un sistema fiscal justo y suficiente, que recaude el 41% o más del PIB, con impuestos progresivos, donde pague más el que más tiene y paguen menos los que menos ganan y menos tienen. Sin esa base, cualquier acuerdo de “reparto” será injusto de raíz. Se debe exigir que se revise el pago de la Deuda injusta, haciendo rebajas significativas.

3.5.
¿Sálvese quien pueda? O recuperar la unidad.

Pero las fuerzas no están equilibradas.
Los gestores de fondos de inversión saben lo que quieren. Su ley es la ley de la selva. Su principio motor es el egoísmo, la codicia. Pero no está compensada por la fuerza social de la solidaridad, por el principio moral del altruismo y la generosidad, por el valor supremo de la justicia.

Ray Dalio, Director y fundador de Bridgewater, uno de los fondos de inversión más importantes del mundo, tiene un libro de Principios en el que se explica a los empleados de la firma la metáfora de la hiena, sugiriendo que deben actuar como tales, atacando al antílope. Dalio explica que esta actitud agresiva viene bien a la hiena porque puede alimentarse y dar de comer a sus crías, pero también viene bien a los antílopes, porque les ayuda a evolucionar.

La ley de la selva. La evolución de las especies. Y es verdad que si uno ve una película de la naturaleza comprueba que los antílopes son fuertes y que si actuaran juntos podrían defenderse de las hienas. Pero cuando una hiena muerde el cuello a un antílope y se agarra con sus colmillos, los otros antílopes miran para otro lado. No va con ellos. Divide y vencerás.

Para dar la vuelta a este sistema económico injusto, que aumenta de forma indecente la desigualdad, que provoca que 10 millones de personas mueran cada año en el mundo por no tener derecho a los medicamentos que necesitan, que recorta las pensiones a los trabajadores y concede pensiones de 60 millones de euros a los altos ejecutivos, para cambiar este sistema por un sistema más justo, en el que se vuelva a controlar la codicia de los más poderosos, como se hizo en la segunda mitad del Siglo XX, hemos de generar una fuerza bastante que compense la fuerza de los altos ejecutivos de los gestores de fondos de inversión y de las grandes corporaciones.

Para ello hemos de fomentar la unidad de las personas sencillas, de los jóvenes, los mayores, los trabajadores y sus organizaciones, los consumidores. Por ejemplo, hemos de buscar la unidad de acción entre Sanidad y Servicios Sociales. Hemos de superar diferencias. No se trata de pelear por el mismo pedazo de pan entre nosotros, se trata de que no nos roben el pan los que ya tienen todo.

Decía José Hernández por boca de Martín Fierro:
Los hermanos sean unidos
Porque esta es la ley primera
Tengan unión verdadera
En cualquier tiempo que sea
Porque si entre ellos pelean
Se los comen los de afuera.

Hace dos días, el 11 de Septiembre, se conmemoraba el 44 aniversario del asalto al Palacio de la Moneda por el General Pinochet. Entonces Allende dijo: Tienen la fuerza, podrán avasallarnos, pero no se detienen los procesos sociales ni con el crimen, ni con la fuerza. La Historia es nuestra y la hacen los pueblos”.

Yo estuve en Chile en enero de 1971, y lo recorrí de norte a sur con mi hermano Perico. Éramos jóvenes llenos de ilusión, pero nos sorprendió cómo había una profunda división en las fuerzas democráticas, entre partidos y sindicatos progresistas. Unos querían más cambios. Otros decían que había que ir poco a poco. La división entre los trabajadores, los estudiantes, la gente sencilla, debilitó la fuerza de la democracia, y ganó el golpe. Divide y vencerás.

Pero veces los pueblos son capaces de unirse. Y entonces son invencibles. Porque nada es imposible.

Hablado de cosas imposibles, recuerdo una anécdota en el despacho de la Ministra de Sanidad, Elena Salgado. Era el año 2005, cuando se estaba preparando la Ley de medidas sanitarias frente al tabaquismo que se aprobó en diciembre de ese año. La Ministra había convocado a los Secretarios Generales de UGT, CCOO y CEOE, Cándido Méndez, José María Fidalgo, y José María Cuevas. Les expuso las líneas generales de la ley y discutimos algunos aspectos concretos. Una de las medidas más importantes era la prohibición de fumar en los centros de trabajo, en las oficinas, en los Ministerios, en los centros comerciales, en las universidades, en los hospitales, en las fábricas. “¡Es imposible! No se va a poder dejar de fumar en los centros de trabajo. Los trabajadores no lo van a aceptar. Las empresas no lo van a poder organizar”, dijeron. Sin embargo, el uno de enero de 2006, cuando entró en vigor la Ley, se había dejado de fumar. No fue imposible. Había y hay intereses poderosos en contra. Se mueve mucho dinero en la industria tabaquera. Pero se había ganado la batalla de la opinión pública, empezando por los profesionales sanitarios. La Comisión Nacional de Prevención del Tabaquismo y las sociedades científicas de epidemiología, neumología, cardiología, oncología, medicina de familia y otras, habían venido trabajando en esa dirección. Y fue posible. Aunque fuera un solo un paso y haya que seguir dando muchos más.


4.
Tomar conciencia y movilizar para sumar fuerzas.

En conclusión, hemos de afrontar el desafío del aumento de la necesidad y la demanda de atención sanitaria para las personas en situación de dependencia. Esto es positivo y es perfectamente asumible. Para ello debemos gestionar los recursos disponibles con eficacia y eficiencia, respondiendo al desafío de la coordinación. Y, al mismo tiempo, hemos de exigir la dotación de recursos suficiente, mediante una distribución justa de la riqueza disponible en el país, cumpliendo el Pacto Constitucional que establece un sistema fiscal progresivo y justo. No es que no haya dinero, es que lo llevan otros. No es que no sea sostenible la sanidad pública, es que los más ricos no pagan lo que deben. Es un robo masivo de los menos a los más.

Por eso hace falta recuperar un discurso que dé cuenta de lo que está pasando. Que analice sus causas en profundidad. Que busque alternativas. A partir de ahí se puede crear una conciencia social con razones para el cambio. Y desde esas convicciones se puede armar una movilización social transformadora. Se puede parar el abuso.

La Asociación Estatal de Directoras y Gerentes de Servicios Sociales es un buen ejemplo. Necesitamos muchos más como vosotras y vosotros.

Necesitamos la fuerza y la inteligencia de miles de personas, trabajadores, estudiantes, empresarios de la economía real, intelectuales, poetas, que sumen su capacidad transformadora por un mundo más justo, donde todas las personas puedan vivir con dignidad.

No será fácil. Nunca lo ha sido. Los poderosos saben bien cómo dividirnos: la sanidad contra los servicios sociales; los de esta región contra los de aquella; los de aquí contra los inmigrantes; los cristianos contra los musulmanes; … son viejas historias, siempre han hecho igual. Hacen que nos peleemos los trabajadores de uno y otro sitio, mientras los ricos de aquí y de allí se embolsan las ganancias.

Es preciso ver un poco más allá. No dejarse engañar.

Decía Nicolás Guillén en su poema “No sé por qué piensas tú”:

Me duele que a veces tú
Te olvides de quién soy yo
Caramba si yo soy tú
Lo mismo que tú eres yo.

Pero no por eso yo
He de malquererte tú
Si somos la misma cosa
Yo

Ya nos veremos yo y tú
Juntos en la misma calle
Hombro con hombro tú y yo
Sin odios ni yo ni tú
Pero sabiendo tú y yo
Adónde vamos yo y tú

Nosotros sabemos lo que queremos: un mundo donde todas las personas puedan vivir con dignidad y en libertad. También las personas en situación de dependencia. Es un derecho humano, de todos los seres humanos, no sólo de unos pocos.

A lo largo de la Historia la humanidad ha logrado grandes avances. Pero siempre con esfuerzo. Y siempre superando dificultades, contradicciones y retrocesos. Ahora es un momento complicado. Nos están quitando derechos. Están ganando. Como dice vuestra asociación, nos están robando el futuro. Solamente desde la inteligencia y desde la unidad podremos cambiar las cosas.

Y estoy convencido: nada es imposible.

Muchas gracias por su atención.

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* Notas para la charla impartida el 13 de septiembre, en el Curso sobre Diez años de la Ley de Dependencia: balance y retos de futuro, de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo en Santander, organizado por la Asociación Estatal de Directoras y Gerentes de Servicios Sociales y patrocinado por el Gobierno de Cantabria.