sábado, 2 de abril de 2016

Señor Obama: no son locos, son asesinos.

En la reunión de Jefes de Estado sobre seguridad nuclear (viernes 1 de abril), usted advertía del peligro que suponía que armas nucleares pudieran ser utilizadas por los terroristas (del ISIS). En un momento se refiere a estas personas como “locos”.

“No hay ninguna duda de que si estos locos (madmen) obtienen una bomba nuclear o material nuclear, con toda certeza lo usarían para matar tantas personas como fuera posible “

Esta frase ha sido titular en muchos países del mundo (1, 2).  Por “loco” se entiende aquí persona peligrosa, que puede hacer daño, persona sin escrúpulos que puede matar a muchos. El problema es que esa palabra, “loco”, se ha utilizado y se utiliza, sobretodo, para referirse a personas con trastornos mentales.  Estoy seguro que Ud., señor Presidente, no quería aumentar el estigma negativo sobre las personas con enfermedad mental pero, sin darse cuenta, lo ha hecho. Si le escribo no es para reprochárselo, sino porque sería importante que no lo volviera a hacer. Que no se lo volviera a escribir nadie en sus discursos, aunque les parezca efectivo como recurso retórico. Que no lo hiciera ningún dirigente político o persona con relevancia social, cuyas declaraciones son titulares en los medios de comunicación, y generan opinión, generan comportamiento. Loco = peligroso, malo.

Es preciso recordar, una vez más, que la inmensa mayoría de las personas con enfermedad mental son personas no violentas. Mucho menos violentas, en proporción, que las personas sin este tipo de trastorno. Son más vulnerables. No menos.  Es preciso recordar que el estigma que relaciona locura con peligrosidad hace mucho daño a las personas con problemas mentales. Retrasa su petición de ayuda, les aísla, dificulta su recuperación y hace más difícil que puedan desarrollar una vida normal.

Los terroristas no son locos, son asesinos. No matan porque tengan un problema de salud mental. Tienen unos objetivos políticos, económicos, militares o religiosos, y están dispuestos a matar y hacer mucho daño. Lo mismo que quienes les venden las armas. Lo mismo que quienes les financian. Todas esas personas saben lo que hacen: quieren más dinero o más poder. Insisto, no están locos.

La lucha contra el estigma de la enfermedad mental cuesta mucho. Es como subir una montaña empinada cargado con 50 kilos de piedra. Una frase como esta hace que rodemos abajo muchos metros. Por favor, evítenla.


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