miércoles, 26 de octubre de 2016

Algunas precisiones


 Milagros Pérez Oliva, periodista que respeto y admiro por su pensamiento y su trayectoria, escribe en El País un artículo titulado “A la sombra de la sanidad pública”, (22 de octubre de 2016). En él se menciona mi nombre y quisiera hacer unas precisiones. Dudaba si merecía o no la pena. Pero, precisamente por tratarse de una persona que pienso que intenta hacer bien su trabajo, he decidido escribir estas líneas.

Dice el artículo: “…recaló el médico Víctor Madera (en Castilla-La Mancha) de la mano de Fernando Lamata, que fue consejero de sanidad en esa comunidad autónoma…. Con los conciertos que le otorgó Lamata pudo convertir la pequeña clínica que había abierto en Albacete en 1994 en el embrión de lo que hoy es el mayor conglomerado…”.

El sr Madera no recaló en Castilla-La Mancha “de la mano de Fernando Lamata”. Los conciertos que Insalud tenía con el grupo Recoletas eran previos a que Fernando Lamata llegara a Castilla-La Mancha en 1999, y a que asumiera la transferencia del Insalud, como Consejero de Sanidad, en 2002. Dichos conciertos se mantuvieron, pero habían sido contratados por el gobierno central, antes de las transferencias.

Como firme  partidario de la gestión directa en la sanidad, el programa de la Consejería de Sanidad desde el año 2000 fue, precisamente, desarrollar la red propia de gestión directa, con la construcción de 3 hospitales generales, 9 Centros de Especialidades y 50 Centros de Salud. Además se llevó a cabo un plan de inversiones de Alta Tecnología y se desarrollaron especialidades que no estaban funcionando en Castilla-La Mancha. Se mejoraron todas las instalaciones en los centros públicos (algunos como el de Talavera de la Reina se amplió y reformó por completo; también el Hospital de Hellín). Todo ello a través de inversiones directas y dotación de nuevo personal (20-30% de aumento). Nada que ver con las pretensiones de grupos privados que demandaban contratos de tipo concesional para hacer estas inversiones y atender áreas completas de población (como impulsaron otros gobiernos en Madrid, en la Comunidad Valenciana, etc.). En cuanto a los conciertos, se diversificó la red de servicios a diferentes entidades, con o sin ánimo de lucro, de CLM y de CCAA vecinas. Todo ello después de reforzar los servicios propios con nuevos profesionales y actividad de mañana y tarde, incluyendo fines de semana para pruebas diagnósticas, lo cual redujo las derivaciones. El gasto sanitario en conciertos de hospitales en CLM (descontando los gastos en transporte sanitario, que incluyó las nuevas UCIs terrestres y los helicópteros sanitarios implantados a partir de 2003) disminuyó a menos del  4% en 2011. Menos de la mitad que la media nacional en aquél momento.

La misma línea de apuesta por lo público, impulsando el desarrollo de infraestructuras de gestión y titularidad pública, es la que seguí en mis primeros años en Cantabria 1983-1984 (recuerdo el cierre de las clínicas privadas de Reinosa y Torrelavega y el impulso de los nuevos hospitales de Torrelavega y Laredo, los centros de salud, etc.) y despés en Madrid (1984-1989), con el impulso de nuevos hospitales públicos (Alcalá, Getafe, Leganés), nuevos centros de salud y reducción de la utilización de conciertos.

Mi relación con el señor Madera, que creo ha sido siempre correcta, se limita a haber sido profesor suyo en la Escuela Nacional de Sanidad en 1990, y a haber mantenido 4 ó 5 reuniones institucionales a lo largo de 25 años, en función de mis responsabilidades.

Mi posición en relación con los conciertos es que, cuando se utilicen, deben ser complementarios, no sustitutorios, y deben ser supervisados para garantizar que cumplen adecuadamente los servicios. He defendido la gestión pública directa mayoritaria porque globalmente y a lo largo de los años, tanto en España como en otros países, se ha demostrado más eficiente. Estoy en contra de las concesiones a largo plazo porque son más caras, y el riesgo queda en el sector público. Además, estas concesiones se convierten en "productos financieros" que pueden desestabilizar el sistema, porque los inversores tienen como interés principal la rentabilidad y no el derecho a la salud. Y también estoy en contra de la concentración de muchos servicios privados en una sola corporación, por el poder de mercado que puede suponer. 

En tantos años de gestión, junto a algunos aciertos, he cometido muchos errores. Pero me duele que se confunda cuál ha sido mi compromiso profesional y vital en defensa de una sanidad universal y de gestión pública.

Fernando Lamata

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