miércoles, 29 de agosto de 2018

Las ganancias de las empresas farmacéuticas triplican las de las 10 empresas más grandes de otros sectores

[Análisis del Grupo de Costes y Precios de la Asociación por un Acceso Justo al Medicamento. Publicado en la web de la asociación el 29 de agosto de 2018]

La Organización Mundial de la Salud denuncia que diez millones de personas en el mundo mueren cada año por no poder acceder a los medicamentos que necesitan. La causa principal: los altísimos e injustificados precios de los medicamentos. En los países de altos ingresos, estos altos precios están poniendo en riesgo la viabilidad de los sistemas públicos de salud, al drenar una importante cantidad de recursos necesaria para otros fines, en un contexto de limitación presupuestaria.

El argumento de que los altos precios de los medicamentos se deben a que las empresas tienen que invertir enormes cantidades en investigación es, de acuerdo con los datos que facilitan las propias empresas, sencillamente falso. Es cierto que estas empresas gastan más proporción que las demás en I+D. Pero sus gastos de producción son muy bajos. Si sumamos los gastos de I+D a los gastos de producción, las compañías farmacéuticas gastan la mitad que las diez empresas más grandes de los demás sectores. Esto les permite obtener unas ganancias 3-4 veces mayores.

Para poder analizar la cuestión hemos revisado los Informes Anuales de las 10 empresas farmacéuticas más grandes por volumen de ventas, de EEUU y Europa, y las hemos comparado con las 10 empresas más grandes de todos los sectores. Veamos: ¿Cuánto gastan las empresas farmacéuticas en Investigación y Desarrollo (I+D)? Si leemos los Informes Anuales de las diez empresas farmacéuticas más importantes, resulta que el gasto medio en I+D fue de 16,6% en 2017. Es una cantidad importante, pero se ha recuperado con creces con los altos precios y aún sobra muchísimo dinero que necesitan los sistemas de salud y los pacientes.

En efecto, las empresas farmacéuticas tuvieron un Beneficio Bruto (ingresos por ventas – gastos de producción) del 71,1% sobre ventas, mientras que las diez empresas más importantes del mundo (por volumen de ventas) tuvieron un Beneficio Bruto de 19,61%. Si sumamos a los gastos de producción el gasto que declaran que han realizado en I+D las empresas farmacéuticas, el Beneficio Bruto resultante sería todavía del 54,51% frente al 19,61% de las grandes empresas del resto de sectores. Es decir, remunerando todo lo que las empresas farmacéuticas consideran I+D (las investigaciones innovadoras y las no innovadoras, los fallos y los aciertos, los ensayos post-comercialización, etc.), la diferencia en ganancias entre las 10 empresas más grandes (comerciales, petroleras, financieras, automovilísticas...) sigue siendo muy alta, de 34,9 puntos sobre 100, lo que nos indica que los altos precios de los medicamentos son excesivos y que esas ganancias salen de los bolsillos de pacientes y sistemas de salud sin justificación.

¿Dónde va ese dinero? No va a investigación. Con esos Beneficios Brutos tan importantes, aún descontando los gastos de I+D, las empresas farmacéuticas dedican enormes recursos a marketing. En efecto, en promedio destinan un 21,8% sobre ventas a marketing, frente al 7,35% del resto de sectores. Este gasto es innecesario, ya que los medicamentos son conocidos por los médicos a través de los informes de las Agencias que los aprueban y de los elaborado por los Servicios de Salud, que indican sus características de eficacia y seguridad. Pero no sólo es innecesario, es también perjudicial, porque presiona a los prescriptores induciendo un consumo excesivo, pudiendo provocar efectos adversos muchas veces graves. Y, sobretodo, financia actividades de lobby muy potentes para mantener las cosas como están.

Tabla 1. Comparación de Gastos y Beneficios de las Grandes empresas farmacéuticas y de otros sectores (EEUU y Europa).

Porcentajes sobre el total de ventas
10 empresas más grandes del mundo por ventas
10 empresas farmacéuticas más grandes del mundo por ventas
Total de ventas
100
100
Costes de Producción
  80,39
  28,88
Beneficio Bruto
  19,61
  71,12
Costes de I+D

Costes de Producción incluyendo I+D

Beneficio Bruto descontando gastos I+D


 80,39



 19,61
  16,61

  45,49



  54,51
Gastos en Marketing y Administración
   7,35
    21,8
Otros gastos
   4,49
     9,13
Beneficio Neto (antes de impuestos)
   
   7,72

  23,56
Empresas Farmacéuticas: Johnson & Johnson, Pfizer, Novartis, Roche, Sanofi, Merck, Bayer, AbbVie, Gilead, GSK. Empresas del resto de sectores: Walmart, Royal Dutch Shell, Volkswagen, BP, Exxon Mobil, Berkshire Hathaway, Apple, McKesson, Glencore, United Health. Datos tomados de los informes anuales, declaración financiera, correspondientes al año 2017. Elaboración propia.

También hay diferencia en “otros gastos”, entre las grandes empresas de todos los sectores (4,49% sobre ventas) y las farmacéuticas (9,13% sobre ventas). Parte de los ingresos se destinan a recompra de acciones y otras operaciones financieras.

Finalmente, las empresas farmacéuticas se adjudican un Beneficio neto, Antes de Impuestos, de 23,56% sobre ventas, frente al 7,72% que es el promedio de Beneficio que declaran las 10 empresas más grandes.

Podemos dar por bueno el gasto declarado de I+D, y aceptar que se financie a través de los sobre-precios de las patentes. Pero no están justificados los gastos en marketing, ni los “otros gastos”, ni unos beneficios 3 veces mayores que los de las otras grandes empresas.

Sin embargo, los gobiernos europeos se han demostrado incapaces de registrar, denunciar y corregir el abuso en la utilización de las patentes y los otros instrumentos de protección que establecen los monopolios. Puede ser por temor a la fuerza de las grandes empresas farmacéuticas. Puede ser por complicidad o por corrupción.

No es razonable que los gobiernos sigan remunerando en exceso dichos gastos de investigación a través de las patentes y otros instrumentos que conceden monopolio comercial a las empresas.

Si las patentes, la exclusividad de datos, la exclusividad de comercialización, los certificados complementarios de protección, etc., se aprobaron por los gobiernos para que las empresas tuvieran el monopolio durante unos años, esto se hizo con una justificación: que las empresas pudieran recuperar los gastos de investigación durante los años de monopolio, poniendo unos precios por encima de los costes de producción, unos sobre-precios. Pero no estaban pensados, en el caso de los medicamentos, para que los altos ejecutivos de las empresas se enriquecieran. No estaban pensados para que los medicamentos se convirtieran en un producto financiero. Porque el medicamento es un derecho humano. Por eso estuvieron prohibidas las patentes de medicamento en España hasta 1992. Y por eso deberán volver a prohibirse.

Pero el problema no es solo económico. El mayor problema es que esta formidable barrera que suponen los precios excesivos (10.000 euros por un tratamiento que cuesta 100; o 1.000 euros por un tratamiento que cuesta 10) es la causa directa de millones de muertes en el mundo, y de mucho sufrimiento evitable.

El problema, además, es que esos enormes recursos destinados a las ganancias abusivas de las empresas farmacéuticas son detraídos de los programas de salud preventivos, de los salarios de los profesionales sanitarios, de la calidad de los materiales utilizados en quirófano, de las infraestructuras sanitarias y sociales.

El problema es que, a veces, como los servicios de salud no pueden pagar tan altos precios, se deriva a los pacientes el pago de los medicamentos y miles de personas no pueden pagarlos.

Es un verdadero disparate. Un abuso injustificable. Y la falta de respuesta por parte de los gobiernos europeos es escandalosa. Las autoridades tienen que hacer las cuentas: deberían comprobar sistemáticamente si las compañías farmacéuticas han recuperado su inversión en I+D y han obtenido un retorno suficiente para reinvertir en el desarrollo de nuevos medicamentos. Y cuando verifiquen que se ha recuperado la inversión y se ha obtenido una ganancia tres o cuatro veces por encima de lo razonable (como podemos comprobar en la Tabla 1), entonces se deberían tomar medidas para proteger el interés general: reducción inmediata de precios; concesión de licencia obligatoria para permitir la fabricación de genéricos; reducción del tiempo de protección; y, en definitiva, un cambio de modelo mediante un Convenio Internacional para el acceso a los medicamentos que prohíba las patentes para medicamentos. Los gobiernos no deben seguir impasibles. Dejar que mueran miles de personas es asesinato.

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Nota: Este trabajo surge de la discusión en el Grupo de Costes y Precios de la Asociación por un Acceso Justo al Medicamento. Juan Manuel Martínez Melero realizó la selección de datos y su análisis. Fernando Lamata redactó el borrador del texto.


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