sábado, 3 de noviembre de 2012

¿Cómo construir un Pacto de Estado para salir de la crisis?



Ciertamente la situación de la economía del país es dramática, con más de un 25% de paro y con miles de personas sufriendo enormes dificultades para llegar a fin de mes. La crisis está suponiendo un trasvase de rentas de los trabajadores y las clases medias a los especuladores financieros. Una verdadera sangría. Se necesitan medidas eficaces y firmes a corto, medio y largo plazo; y sería bueno que esas medidas estuvieran respaldadas y fueran aceptadas por la mayoría de la sociedad. Un gran Pacto de los partidos políticos, los sindicatos, las CCAA y el conjunto de la sociedad, en el que se fijaran claramente los compromisos que vamos a defender juntos. Pero decir Pacto es solo mostrar la voluntad de sumar fuerzas; es preciso señalar qué contenido debería tener ese Pacto para ver si beneficia a la mayoría, o refuerza todavía más la posición de los más fuertes. Desde mi punto de vista un Pacto de Estado progresista debería incluir cinco puntos:

1. Una reforma fiscal en profundidad, donde paguen más los que más tienen, y una lucha frontal contra el fraude fiscal. Lo contrario a la amnistía fiscal a los defraudadores. Se trata de homologar nuestros ingresos fiscales con la media de la UE (9 puntos más de PIB según Eurostat: http://epp.eurostat.ec.europa.eu/cache/ITY_PUBLIC/2-22102012-AP/EN/2-22102012-AP-EN.PDF ) combatiendo el fraude fiscal y aumentado los impuestos a las grandes fortunas y grandes empresas. Con 90.000 millones€ de ingresos fiscales anuales más se pueden y deben mantener las políticas públicas en seguridad social, servicios sociales, educación y sanidad. Se puede mantener el empleo público. Y se puede impulsar una estrategia decidida para impulsar la creación de empleo en la industria y los servicios. El equilibrio fiscal se debe lograr consolidando estas políticas sociales o de lo contrario será inaceptable por su radical injusticia. El déficit público en España es culpa de los bajos ingresos, por no cobrar a los que más tienen, y no de los gastos sociales excesivos.

2. Una reforma y regulación del sistema financiero, coordinada en todo lo posible con la UE, ya que la dimensión nacional es débil frente a unos mercados globalizados. Esta reforma debería poner a las entidades financieras al servicio de la ciudadanía y no al contrario. No se trata de recapitalizar los bancos con el dinero de los contribuyentes para que sigan haciendo lo mismo. Se trata de separar los bancos de ahorro y de inversión de riesgo. Prohibir productos tóxicos. Atacar los paraísos fiscales. Limitar radicalmente las remuneraciones de los ejecutivos financieros (máximo en el sueldo del Presidente del Gobierno). Implantar un impuesto a las transacciones financieras, etc. En 2010 el Estado Español (con dinero de los contribuyentes)  concedió ayudas a las entidades financieras por más de 87.000 Millones de euros (según muestra el Informe de la Comisión Nacional de la Competencia), mientras se recortaban los presupuestos para gastos sociales o cooperación. Esa cifra es superior a todo el gasto sanitario o todo el gasto en educación de un año. Y las ayudas han continuado, y está previsto que aumenten aún más. http://www.cncompetencia.es/Inicio/GestionDocumental/tabid/76/Default.aspx?EntryId=161920&Command=Core_Download&Method=attachment

3. Blindar los derechos sociales: la educación, la sanidad, los servicios sociales, la seguridad social. Estos avances son parte del pacto constitucional. Si se retrocede en ellos, se quiebra la convivencia tal como la hemos construido en estos 30 años, se debilita la cohesión social y la fuerza que confiere a una sociedad sentirse parte de un proyecto común. Conviene insistir: si se frena la sangría de presupuestos públicos hacia las Instituciones Financieras, y se cobran los impuestos a los que defraudan es perfectamente posible mantener y mejorar los servicios públicos. Además, la inversión en educación, sanidad y servicios sociales se puede convertir en un motor para la dinamización de la economía, el aumento de la productividad y la creación de empleo, como muestra las investigaciones recogidas en el Observatorio de Políticas de Salud de la UE.OMS:  http://www.euro.who.int/__data/assets/pdf_file/0007/164383/e96159.pdf

4. Acordar con los agentes económicos y sociales un nuevo modelo productivo a medio y largo plazo, para desarrollar nuestras capacidades de forma creativa, fortaleciendo la formación, la innovación y la eficiencia en el uso de los recursos. Se necesita inversión productiva que cree empleo estable con nuevas oportunidades para los jóvenes. Y esa inversión necesita investigación para la innovación, y una educación adecuada a los procesos productivos. Ese modelo debe buscar la dimensión adecuada de las empresas, la utilización de tecnologías y conocimiento, y la internacionalización. Ese acuerdo se debe basar en el compromiso del esfuerzo de todos, de la responsabilidad, de la distribución equitativa de los sacrificios.

5. Reformar las instituciones del Estado: Senado, Diputaciones, CCAA, ayuntamientos).  Simplificar las administraciones y re-distribuir algunas funciones, a la luz de la experiencia de los últimos 25 años. Completar el modelo autonómico (que es cuasi-federal desde el punto de vista de las competencias) con las estructuras federales de toma de decisión, para ganar en cooperación y eficiencia, con un esquema similar al Estado alemán, que respete las diferencias de las nacionalidades y regiones, y fortalezca la unidad de España. Y al mismo tiempo es preciso impulsar reformas para fortalecer la UE (unión económica, unión fiscal, unión financiera, unión política, unión social), construyendo una  “nación europea” fuerte y eficaz.

¿Es posible ese Pacto hoy?. Hoy es imposible. Un pacto se hace entre personas o entidades con fuerza similar. Lo será cuando una mayoría política y social progresista, con las ideas claras, tenga fuerza suficiente para equilibrar la balanza del poder que ahora dominan abrumadoramente los especuladores financieros a través de políticos neoliberales. Un Pacto de la Moncloa que beneficie a las personas será posible cuando se construya una mayoría social contra este enorme poder, generado en el nuevo capitalismo financiero global, que habiendo provocado la crisis política y económica se aprovecha de sus consecuencias con un enriquecimiento desmedido, mientras miles de personas pierden su casa, su empleo, su atención sanitaria, la calidad de la educación de sus hijos, o sus prestaciones de dependencia. Solo cuando se consiga y se movilice esa mayoría contra los especuladores financieros será posible un gran Pacto por las personas. Mientras tanto, los Pactos, como el de la reforma de la Constitución, benefician a los fuertes. Construir una mayoría social progresista, es ahora la tarea. 

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