jueves, 19 de noviembre de 2020

No vale la vacuna, si no es para todos.

El 20 de noviembre, en Ginebra, se reunirá nuevamente el Consejo del ADPIC de la Organización Mundial del Comercio (OMC). El ADPIC es el acuerdo sobre los aspectos de los derechos de propiedad intelectual relacionados con el comercio, que entró en vigor en 1995 y que, desde entonces, generalizó el derecho de usar patentes en los medicamentos, permitiendo monopolios durante 20 años, y creando una barrera al acceso a los mismos por el aumento de los precios y la prohibición de la competencia (fabricación de genéricos). 

 

En esa reunión Sudáfrica, India, Kenia y Esuatini volverán a plantear a todos los países la necesidad de suspender la aplicación de las patentes y otros mecanismos de propiedad intelectual para todas las tecnologías frente a la COVID-19 mientras dure la pandemia. Esta propuesta, fue presentada el pasado 16 de octubre en el Consejo del ADPIC, y permitiría la transferencia de tecnología, la fabricación de vacunas y otros productos frente a la COVID en todo el mundo, y su venta a precios de coste. Entre tanto, los países ricos se han embarcado en una carrera por ver quién compra antes y quién compra más vacunas. Así, para 2021, países que representan el 15% de la población mundial han acaparado, mediante “compras anticipadas” el 85% de la capacidad de producción de las vacunas que están en fase más avanzada de desarrollo. 

 

Los directivos de las empresas están obteniendo importantes ganancias solo con las Notas de Prensa en las que dicen que han conseguido buenos resultados. ¿Por qué? Porque los países les han dado el control y ellos manejan las expectativas de negocio. Todavía no se sabe si funcionará una u otra vacuna, y no se conoce su seguridad, pero los países ricos han aceptado las reglas de las empresas concediéndoles patentes, a pesar de haber invertido grandes sumas de dinero público en la investigación y desarrollo. Así, la capacidad de control de los resultados de investigación la tienen las empresas, lo mismo que el volumen de producción y el precio. 

 

Los gobiernos europeos, a través de la representación de la Unión Europea en la OMC se opusieron el pasado 16 de octubre a que se suspendieran las patentes frente a la COVID. Se podría entender que decidan hacer compras anticipadas y acaparamiento de vacunas y otros tratamientos, por la presión de la opinión pública de cada país, para no quedarse atrás, ya que los otros gobiernos empezaron a comprar primero. Pero oponerse a que todos los países puedan tener acceso a vacunas sin patentes durante la pandemia es otra cosa, no se justifica. La vacuna debería ser un bien público, sin monopolio, para que cualquier país la pueda producir o comprar a precio de coste.

 

En la reunión del día 20 de noviembre tienen la oportunidad de cambiar su posición. Pensar en el beneficio para todos, que también lo es para la ciudadanía europea. A todos nos conviene un enfoque global y solidario, sin exclusividades, que garantice vacunas y otros productos seguros y eficaces para todas las personas que los necesiten. Mientras no se suspendan los monopolios de medicamentos y vacunas, no erradicaremos el problema, ni el de esta pandemia ni el de las que vendrán.

 

Dicho de otra forma:

 

NO VALE LA VACUNA SI NO ES PARA TODOS

 

La vacuna no sirve

si no es para todos.

 

Aquí ya no vale

el sálvese quien pueda

porque este es un problema

que afecta a todo el mundo.

 

Es pura miopía

querer resolver tu cuita

dejando a los demás

morir en la cuneta,

porque los virus 

no conocen fronteras

y volverán otro día

a saldar cuentas contigo.

 

“Mis vacunas

-dice un alto ejecutivo-

no son para los indios

son para vosotros

que podéis pagarlas

a buen precio.

 

Y el precio, criaturas,

no es lo que cuesta

es lo que yo digo 

y lo que mando

porque soy yo quien tiene

la sartén por el mango,

el monopolio,

la patente que me dan,

una y otra vez,

vuestros gobiernos incautos.

 

Ya sé que la investigación

-mi gran coartada-

la están pagando ustedes 

con los precios abusivos

de mis medicamentos

y con inversiones directas

que ustedes me financian.

¿Pero qué culpa tengo yo

de su ignorancia?”

 

Por eso le digo a mi gobierno que ¡ánimo!

que basta de patentes que crean monopolios, 

basta ya de barreras que matan

y enriquecen a unos pocos llenando sus bolsillos

con el dolor de millones de personas.

¿Qué es eso de la compra anticipada

que acapara vacunas para unos

y deja para otros 

la limosna y la muerte?

¿Dónde quedan, entonces

los derechos humanos?

Dejémoslo claro:

La vacuna de la covid no debe tener patente

la vacuna de la covid ¡es de la gente!

 

No. La vacuna no vale

si no es para todos.

No me cuenten más cuentos.

Cada vez somos más los que pensamos

que no hay derecho,

y que las cosas pueden ser de otra manera,

sin barreras,

sin monopolios ni especuladores,

sin sálvese quien pueda,

y que debe haber vacunas para todos

con investigación abierta y compartida

con un fondo global que garantice

la producción mundial a precios justos, 

precios asequibles,

pagando lo que cuesta y sin abusos.

 

Un mundo en el que pueda

mirarte frente a frente y a los ojos 

y no sentirme indigno de mi mismo,

porque, vamos a ver,

¿en qué soy yo

mejor que tú

para tener yo vacuna

y no tú?

 

No. La vacuna no vale

si no es para todos.

Ya no quiero jugar más

al sálvese quien pueda,

quiero salvarme contigo

y todos juntos.

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