COORDINACIÓN DE LOS SERVICIOS SOCIALES Y LOS
SERVICIOS DE SALUD (en el área de Salud Mental): LOGROS, RIESGOS, DESAFÍOS.
Algunas reflexiones.
Texto base de la conferencia de Fernando
Lamata en la Jornada de la Federación Andaluza de Familiares y Personas con
Enfermedad Mental.
Sevilla 24/11/2014
Voy a realizar una descripción muy sintética
de la evolución de los servicios de atención a personas con enfermedades
mentales, en los que se ve la evolución de la atención sanitaria y diferentes
fases de coordinación con los servicios sociales. Lo haré con un punto de vista
muy personal, desde lo vivido, aunque también desde lo estudiado sobre otras
experiencias, como la de Andalucía y la de otras regiones y países… Después
analizaré los riesgos, los ataques a los servicios sanitarios y sociales en
España, y comentaré los desafíos y las alternativas que tenemos por delante.
LOGROS.
Pienso que, en este sentido, somos
afortunados. Hemos vivido en un país y en un período de la historia de la
humanidad donde el tratamiento de personas con enfermedad mental cambió desde
en encierro en un manicomio, con muy pocos recursos, a un servicio orientado a
la comunidad, con un sistema financiado públicamente y universal, dotado con
buenos profesionales y una red servicios que se iba completando
progresivamente, y de de buena calidad, aunque siempre mejorable.
Hoy
sabemos que, con atención adecuada, la mayoría de los problemas de salud mental,
aun los más graves, pueden ser
curados o mejorados notablemente. Sabemos que la mayoría de las personas
afectadas con problemas mentales pueden recuperar autonomía, es decir,
capacidad para mantener relaciones personales satisfactorias, un trabajo
productivo, capacidad de estudio, y capacidad de disfrutar del ocio.
Esta conferencia tratará sobre el proceso de
transformación de los servicios de salud mental y la coordinación con los
servicios sociales. Es una especie de viaje hacia una mejor salud mental y un
mayor bienestar para los pacientes y la población. Y para recorrerlo tenemos que
seguir un camino.
Ha habido y hay hoy diferentes caminos,
diferentes procesos en distintos países y Comunidades Autónomas. A veces hay
varios procesos paralelos en una misma región, no siempre coherentes entre sí,
porque responden a diferentes intereses, a diferentes protagonistas.
Por otra
parte quiero subrayar desde el principio algo muy importante: no hay logros
irreversibles. Siempre, en cualquier lugar, hay tensiones, conflictos, avances
y retrocesos. Hay tensiones entre profesionales, asociaciones de pacientes,
industria farmacéutica, administraciones sanitarias, personas más pudientes o
más pobres, partidos políticos. Y dentro de cada grupo hay también diferentes
posiciones. Y esto hace que se produzcan cambios de dirección.
Permítanme que comparta con ustedes mi
experiencia personal sobre la evolución de la atención en salud mental y la
coordinación con los servicios sociales.
En los años setenta…
A principio
de los años setenta tuve la oportunidad de visitar, como
estudiante, un antiguo hospital psiquiátrico, los llamados “manicomios”, en
Valencia. Era una institución fundada en 1410 por el Padre Jofré. Los
residentes estaban distribuidos en cuatro grandes patios que, coloquialmente,
se denominaban de mujeres no peligrosas, mujeres peligrosas, hombres no peligrosos
y hombres peligrosos. Recuerdo las enormes puertas, los altos muros, las celdas
de aislamiento, docenas de camastros en enormes salas, y aquél olor
característico… Casi la misma atención durante 600 años. Como decía el padre
Jofré: “un hospital donde estas personas inocentes y trastornadas sean
atendidas de manera que no puedan ir por la ciudad, evitando que hagan daño o
que sean agredidos”.
Entonces, en los años 60 y 70, comenzaron
algunos cambios en Francia, en Italia, en España y otros países, que llevarían
a la reforma psiquiátrica. Yo pude participar en algunos de esos cambios como
residente de psiquiatría en Santander. El primer paso era sacar a los enfermos
de los manicomios y crear nuevos centros, con puertas abiertas, con programas
de desinstitucionalización, laborterapia, psicoterapia, actividades sociales.
Recuerdo la Trabajadora Social del nuevo Centro de Rehabilitación Psiquiátrica
de Parayas, muy activa, tratando de conseguir pensiones para los internos,
buscando pisos para poder alojar a las personas con más autonomía, impulsando
los talleres ocupacionales, donde los internos ganaban unas pesetas para
comprar tabaco y pequeños gastos. Como los pacientes podían entrar y salir
libremente, al principio los vecinos del pueblo estaban preocupados y un poco
asustados. Luego los pacientes fueron admitidos sin problemas, si bien no se
integraban en las actividades normales del pueblo. En aquél periodo se cerraron
20.000 camas psiquiátricas en toda España.
En los
años ochenta…
Pude participar en el proceso de reforma como
director del Instituto Nacional de la Salud en Santander y en Madrid.
Médicos y enfermeras impulsaron nuevos
servicios: equipos de salud mental ambulatoria, unidades comunitarias, unidades
de hospitalización breve en los hospitales generales,… No fue fácil. Había
resistencia en los servicios generales de atención primaria y especializada.
Costó establecer servicios de urgencia en los hospitales generales para que los
pacientes no tuvieran que ir a los hospitales psiquiátricos como primera opción…
Pero se logró.
Para impulsar estos procesos fue importante la
aprobación en 1985 del Documento para la Reforma Psiquiátrica, así como la
aprobación de la Ley General de Sanidad de 1986, que incorporaba la salud
mental a la atención sanitaria general (art. 18.8 y art. 20).
En buena
parte, los motores de esta primera fase de reformas fueron los profesionales de
salud mental, a veces en contra de otros colegas, de algunas familias temerosas
de los cambios, e incluso de los propios pacientes.
Las aportaciones de la AEN (Asociación
Española de Neuropsiquiatría) fueron claves en estos procesos y en estos
avances.
En los años
noventa y primeros años 2000…
Como consecuencia de la
desinstitucionalización, pacientes que habían vivido durante 10, 20 ó 30 años
en instituciones psiquiátricas fueron a vivir a sus casas, a veces sin espacio,
con padres mayores, sin ayuda. La carga de la enfermedad se transfirió a las
espaldas de las familias.
Las familias comenzaron a organizarse y a
pedir ayuda a las administraciones sanitarias. Reclamaban centros ambulatorios,
centros de día, de rehabilitación, ocupacionales, (“dispositivos intermedios”) etc.
Se habían cerrado hospitales psiquiátricos,
pero no se habían creado dispositivos alternativos en la comunidad, centros
intermedios, programas de atención para pacientes crónicos, programas
domiciliarios…
Entonces se empezaron a crear estos centros,
ofreciendo atención a los pacientes crónicos y apoyo a sus familias. Los
resultados fueron impresionantes. Yo conocí, pacientes que no hablaban, que no
salían de su casa durante años, que no cuidaban su higiene personal, y que
iniciaron una actividad, se relacionaron con otras personas, ganaron autonomía
personal, mejoraron su higiene y su cuidado, empezaron una nueva vida, aunque
con más o menos limitaciones… Algunos lograron la plena integración social.
Durante la primera década del siglo XXI en
Castilla-La Mancha intentamos desarrollar y ofrecer más y mejores servicios
sanitarios y sociales a los pacientes y sus familias.
Desarrollamos un modelo orientado a la
comunidad.
Aumentamos la Atención Primaria, y ofrecimos
apoyo para atención a personas con trastornos mentales y mecanismos ágiles de
derivación y consulta.
Reforzamos la Atención Especializada
Secundaria, con Unidades de Salud Mental Infanto-Juvenil y Equipos de Salud
Mental de adultos, Unidades de Salud Mental en todos los hospitales generales y
una unidad de hospitalización infanto-juvenil, Hospitales de Día, programas de
psicogeriatría, programas de apoyo a personas con anorexia/bulimia, programas
de apoyo en domicilio con tratamiento asertivo comunitario y atención por
procesos.
Al mismo tiempo, iniciamos una red de centros
de rehabilitación psico-social y laboral. Equipos multidisciplinares,
trabajadores sociales, terapeutas ocupacionales, psicólogos, monitores, etc.,
ofreciendo programas estructurados para rehabilitar las funciones sociales en
personas afectadas de enfermedades mentales severas.
Una red de centros ocupacionales, centros y
programas especiales de empleo, empleo con apoyo, para facilitar que los
usuarios pudieran tener unos ingresos y ganar autonomía, lo cual mejoraba su
autoestima y su capacidad de recuperación.
Una red de viviendas tuteladas y
mini-residencias, para ofrecer alojamiento alternativo.
Estas redes de servicios se gestionaban a
través de la Fundación para la Integración Social y Laboral de personas con
Enfermedad Mental, FISLEM (diseñada sobre el modelo de la FAISEM andaluza),
complementando la labor de centros gestionados por las asociaciones,
concertados con la Consejería. En el consejo de dirección de Fislem
participaban las consejerías de hacienda, trabajo, servicios sociales, las
asociaciones de pacientes y expertos en salud mental. Conviene que nos fijemos
aquí que estas redes eran gestionadas desde la Consejería de Sanidad, ya que
estos centros y programas se consideraban parte del área de salud. Veremos un
enfoque diferente en la siguiente fase.
Conviene
hacer notar aquí que los motores de los cambios en esta segunda fase fueron más
las familias, así como en la fase anterior habían sido los profesionales
sanitarios. Y los servicios iban dirigidos a las personas con problemas
severos, psicosis, esquizofrenia, con una evolución larga de los procesos.
Un aspecto clave de nuestro trabajo fue crear
coaliciones y alianzas fuertes para la planificación y gestión de los
servicios. Coalición con los profesionales. Coalición con las familias y la
comunidad.
Los resultados fueron muy positivos. Podemos
comparar la historia de Andrés, que debutó con un trastorno esquizofrénico a
los 17 años en 1970, dejó de estudiar, vivió temporadas en centros psiquiátricos
y últimamente en casa de sus padres, vio limitada su actividad de manera muy
importante y falleció de cáncer de pulmón a los 60.
La historia de Marcos, 30 años después, debutó
con un trastorno esquizofrénico también a los 17 años, en el año 2000, cuando
empezaba la facultad; empezó a oir voces y estuvo meses sin hablar y casi un
año sin poder hacer nada, pequeñas tareas manuales. Se mantuvo en casa, con
apoyo profesional, con programas de rehabilitación, segumiento en la unidad de
salud mental y soporte familiar. Se recuperó progresivamente y continuó sus
estudios. Más tarde consiguió trabajo. Hoy es un profesional reconocido en su
campo y vive plenamente integrado y autónomo, con una medicación de soporte y
consultas periódicas (a veces telefónicas) con el especialista.
30 años de diferencia…
Después
avanzamos un paso más. Siguiente Fase: Una mayor coordinación e integración
entre los servicios sociales y sanitarios.
En 2005 tuve ocasión de suscribir, en nombre
de España, la declaración de Helsinki que impulsaba la salud mental comunitaria
y los programas de promoción de la salud mental. Al mismo tiempo, en el
Ministerio de Sanidad, constituimos el grupo para la redacción de la Estrategia
Nacional de Salud Mental, que se aprobó en 2006. También, desde el Ministerio,
participamos en la discusión de la Ley nacional de promoción de la autonomía
personal y atención a personas en situación de dependencia que se aprobó en diciembre
de 2006. El trabajo en la comunidad y con la comunidad, así como el impuslo y
coordinación con los servicios sociales se abrían paso con fuerza.
En 2008 se creó la Consejería de salud y
bienestar social en Castilla-La Mancha. La decisión de unificar los dos
departamentos fue una consecuencia de la crisis económica, reducir el tamaño
del gobierno y el número de consejerías. Pero esta circunstancia inesperada
creó una oportunidad. Ofreció la posibilidad de tener una nueva visión de los
Servicios Sociales y Sanitarios con una única dirección política. Conocer mejor
la potencialidad de coordinación y o de integración de los dos sistemas.
Tuve la ocasión, como Consejero, de descubrir
muchas posibilidades para promover y mejorar la salud mental conectando los dos
Universos, coordinando e integrando sistemas, información, intervenciones…
La
situación había cambiado. No teníamos que pensar solamente en las personas
afectadas con enfermedades mentales graves, con largos años de evolución, que
fueron el origen en el diseño de los primeros servicios comunitarios (Fislem),
sino también en la población de más edad, frágil, en los niños y jóvenes, en
las familias monoparentales y sus dificultades, en personas desempleadas, en
personas afectadas por depresión sufriendo una entorno laboral agresivo, en los
jóvenes que presentaban primeros
episodios psicóticos y no debían cronificarse, familias no estructuradas, etc.
Un amplio abanico de situaciones, necesidades y demandas que requería una red
de servicios e intervenciones más comprensiva y completa, utilizando todas las
capacidades disponibles…
-Por una
parte, los Servicios Sociales ofrecen grandes posibilidades para promover la salud y la autonomía
personal.
Hay una red de servicios sociales de atención
primaria, que conocen bien la situación de la comunidad y las familias, y
pueden identificar necesidades personales y sociales, diseñando un Programa de
Atención Individualizado, que será discutido con la persona y su familia.
Hay también una amplia red de servicios y
programas sociales especializados:
Programas de apoyo para familias en conflicto
y con dificultades de relación
Programas de apoyo a niños y jóvenes.
Programas de protección y tutela.
Centros especializados para acogida y
educación de niños y jóvenes con dificultades.
Programas para mujeres víctimas de maltrato.
Programas de apoyo a los mayores. Prevención
de la dependencia y fragilidad.
Educación y cultura para mayores. Teatro.
Corales. Etc.
Actividad física y escuelas deportivas.
Excursiones.
Programas de apoyo a mujeres en el ámbito
rural.
Tele asistencia.
Atención a domicilio, catering, limpieza,
acompañamiento, …
Viviendas tuteladas, Residencias…
Estancias temporales; programas de respiro
familiar, etc.
Apoyo económico, ayudas de emergencia.
Ayudas para el transporte…
Ayudas técnicas para determinadas
limitaciones…
Apoyo en el puesto de trabajo a personas con
problemas mentales.
Servicios de empleo.
Programas de voluntariado.
Etc. etc.
Estos servicios son gestionados por los
equipos de servicios sociales, en coordinación con los equipos de salud, de
educación, de empleo, etc. Los programas y las intervenciones se diseñan por
las estructuras de coordinación.
-Por el
otro lado, los Servicios de Salud están bien preparados para ofrecer diagnóstico, tratamiento y
rehabilitación.
El equipo de salud mental diseña el Programa
Individual de Atención.
El acento se pone en reforzar:
Diagnóstico temprano e intervención temprana,
tratamiento asertivo comunitario,
Entrenamiento del paciente, auto-gestión de
síntomas y condiciones crónicas.
Apoyo a la familia
Resolución de crisis, tratamiento en domicilio
Tele asistencia
Unidades de geriatría
Programas de jóvenes y adolescentes
Programas de atención infantil
Consumo de sustancias
Apoyo en la escuela y a los maestros
Apoyo en el puesto de trabajo
Programas de prevención de la enfermedad
Programas de promoción de la salud
Programas de prevención y lucha contra el
estigma
En cualquier nivel de recursos es posible
mejorar la continuidad, la accesibilidad, la calidad y la eficiencia, si
integramos y coordinamos las dos redes.
José Miguel Caldas, coordinador de la Joint
Action en Salud Mental de la UE afirma que …”una coordinación más estrecha y en
algunos casos la financiación y gestión conjunta de los servicios sociales y de
salud es fundamental para hacer frente a los nuevos retos que están enfrentando
ahora los sistemas de salud mental en Europa”.
Pero
¿cómo podemos hacerlo?
Al principio tratamos de forzar la unificación
de los dos sistemas. Pronto tuvimos que parar. Era un camino equivocado. Son
dos culturas diferentes. Diferentes profesionales. Diferentes lenguajes. En
algunos aspectos, diferentes valores y diferentes prioridades.
Entonces diseñamos otro camino para avanzar.
Primero: Tenemos que crear oportunidades para
la comunicación entre ambos sistemas, facilitando que los dos grupos de
profesionales se entiendan uno al otro, creando confianza y respeto mutuo.
Segundo: Necesitamos reforzar el sistema de servicios sociales. El sistema sanitario es
más fuerte. Los profesionales sanitarios tienen más poder, más asociaciones
científicas, más apoyo de la industria farmacéutica, más recursos… Las personas que trabajan en los servicios
sociales temen ser absorbidos por el sistema sanitario si ambos sistemas se
unen. Sería una absorción, no una integración. Por eso decidimos discutir y
aprobar primero una Ley de creación del Sistema Regional de Servicios Sociales,
estableciendo bases sólidas, definiendo prestaciones, estructura organizativa,
sistemas de información y evaluación, etc, y aumentando la financiación.
Tuvimos el apoyo técnico de la Asociación
Estatal de Directoras y Gerentes de Servicios Sociales. Discutimos el texto con
los colegios profesionales y asociaciones.
Después de aprobar la ley de Servicios
Sociales y recibir el respaldo del sector, continuamos avanzando en la definición de la Estrategia conjunta de
Salud y Servicios Sociales de CLM.
Esta estrategia utilizaba las siguientes
herramientas:
Análisis de situación inicial. Elección de
objetivos, definición de indicadores, establecimiento del sistema de
información para medir resultados.
Definición de curso de acción, tareas,
actividades. Combinando perspectivas en el corto, medio y largo plazo.
Estableciendo estructuras de coordinación y gestión.
Construcción y refuerzo de alianzas.
Desarrollo de conocimiento. Entrenando a los
profesionales y la población
Diseño e implementación de mecanismos de
evaluación.
Refuerzo de la participación de los pacientes
y sus asociaciones.
ESTRATEGIA DE SALUD Y BIEN ESTAR. Contenido y
líneas básicas.
Mejorar la salud y el bienestar de las
personas y la sociedad, creando y desarrollando nuevas capacidades con los
pacientes, los ciudadanos y la comunidad, con el soporte de una red de
servicios e intervenciones coordinadas y de alta calidad.
-Promoción de la salud, autonomía personal y
bienestar. Facilitar educación y entrenamiento para el mantenimiento y mejora
de la salud y estar en condiciones de auto-gestionar los procesos crónicos.
Educar en el uso apropiado de los recursos. Centrarse en la prevención, en la
escuela, centro de trabajo, comunidad…
-Asegurar la continuidad de la atención cerca
del lugar de residencia y trabajo del paciente. Facilitar intervenciones
apropiadas, apoyo profesional y soporte técnico, a lo largo del proceso de
enfermedad y a lo largo de la vida de la persona. Trabajar con la persona y con
la comunidad.
-Coordinar/ integrar servicios sociales y
servicios de salud. Conectividad. Tecnologías de Información y Comunicaciones,
Tele asistencia, Atención a través del móvil..
-Asegurar participación profesional y
autonomía en la gestión de los servicios. Gestión clínica, gobierno clínico,
gestión de servicios sociales. Centrados en calidad y eficiencia.
-Reforzar la participación de la comunidad.
Los pacientes y las familias y sus asociaciones participan en la planificación,
gestión y evaluación de los procesos. Especial atención a la prevención, y
lucha, contra el estigma.
-Implantar evaluación permanente. Medición de
resultados en salud. No se trata de hacer más cosas, sino hacerlas mejor.
Esta
tercera fase de la reforma en la atención a la salud mental será liderada e
impulsada por las personas, por la ciudadanía, con el apoyo de los
profesionales de los servicios sociales y de los servicios de salud, así como
de las asociaciones relacionadas con la salud mental y la promoción de la
autonomía. Las personas podrán cuidar su salud y gestionar procesos de
enfermedad o situaciones de discapacidad, con información y formación adecuada,
ejerciendo sus derechos sobre las diferentes prestaciones, utilizando las redes
de servicios y programas, con responsabilidad, eficacia y eficiencia.
RIESGOS.
CRISIS ECONÓMICA Y GESTIÓN DE LA CRISIS.
Los servicios sociales y sanitarios públicos
están en riesgo. El riesgo que se está haciendo efectivo en España y en muchos
lugares es que se desmonte la atención sanitaria y social de carácter público y
universal.
La crisis económica y financiera que comenzó
en 2007 en los EEUU y que impactó en Europa y en España, y la gestión de la
crisis que han hecho diferentes gobiernos, ha afectado las condiciones y
posibilidades para desarrollar los servicios sanitarios y sociales.
¿Cuáles fueron las causas de la crisis?
Al inicio de los años 80, en EEUU (Reagan), en
Reino Unido (Thatcher) y en otros países, se impulsó un nuevo capitalismo
financiero basado en la ideología neo-liberal. Reducir la intervención del
Estado, reducir los derechos financiados con dinero público, privatizar los
servicios.
Era una nueva fase de la vieja lucha de
clases. Pero ahora, como dijo el multimillonario Warren Buffett en 2005, “esta
lucha la hemos empezado nosotros, y la estamos ganando”. ¿Por qué?
En EEUU, en Europa y en España los gobiernos
aprobaron leyes para des-regular el sistema financiero, permitiendo operar a
los bancos como entidades de ahorro y entidades de inversión de alto riesgo. Al
mismo tiempo se des-reguló el suelo permitiendo promover urbanizaciones con más
rapidez.
Se crearon las burbujas financiera e
inmobiliaria, basándose en tres ingredientes:
-productos financieros tóxicos (hipotecas
basura, preferentes, etc).
-entidades tan grandes que no pueden dejarse
quebrar, “too big to fail”, por lo que se “deben” rescatar con dinero de los
contribuyentes
- incentivos exagerados a los altos ejecutivos
impulsando actividades especulativas de máximo riesgo para la entidad y máximo
beneficio a corto para ellos.
Estos cambios en la regulación, y en el
funcionamiento de los mercados financiero e inmobiliario propiciaron un
crecimiento brutal de la deuda privada: del 100% al 320% del PIB entre 1998 y
2008. Lo que aumentó no fue la Deuda Pública, que estaba razonablemente
ajustada en torno al 50% del PIB. Aumentó la Deuda Privada y en 2007 comenzaron
a estallar las burbujas y los gobiernos obligaron a la sociedad a que salvara
las entidades financieras quebradas.
El discurso oficial es que “había mucha deuda
pública (falso) y que habíamos vivido por encima de nuestras posibilidades
posibilidades (también falso)”. Se echaba la culpa a inmigrantes aprovechados,
a los funcionarios y la ineficiente gestión pública, a la insostenibilidad de
gasto sanitario, todas ellas afirmaciones falsas.
El gasto sanitario y social público en España
estaba por debajo de la media de la Unión Europea de los 15, aunque había
mejorado. Nuestro Sistema Sanitario Público era uno de los 5 más eficientes del
mundo. Mientras se recortaba en 2012, con los decretos de abril (sanidad) y
julio (dependencia), quitando más de 10.000 millones al gasto social, ese mismo
año se dieron 70.000 millones de euros a los bancos, más otros 70.000 millones
en avales.
No es que no hubiera. Era una transferencia de
rentas de los más pobres, de las personas en situación de depencia y sus
familias, de los enfermos y los mayores, a los más ricos. Transferencia a
través de una fiscalidad regresiva (pagan más los que menos tienen), por unas
ayudas millonarias a los bancos, y por una reducción de prestaciones sociales.
Esta transferencia de rentas (este robo) es
posible porque la sociedad está desorganizada y desorientada. En parte por el
éxito del Estado del Bienestar. Muchas personas tienen vivienda, un salario
para vestirse, comer y acceder a actividades de ocio, tienen mejor educación,
algunas acciones de Telefónica o de otra compañía, tarjeta de crédito, etc.
Esta clase media no se siente “clase trabajadora” en el sentido del siglo
pasado (en parte porque quería dejar de ser clase obrera, para ser clase
media). No está vertebrada para defender sus intereses. Psicológicamente va
tomando cuerpo el individualismo, la estrategia personal, un cierto
conservadurismo, un cierto consumismo, el presentismo de la satisfacción
inmediata, la fascinación de los escaparates, la velocidad de los twits, la
medicalización de los problemas, el “malestar del bienestar”… Los valores de
solidaridad, la defensa de la igualdad de oportunidades y la defensa de los
servicios públicos de calidad y para todos financiados con impuestos
progresivos, pierden fuerza. El obrero de principios del siglo XX no tenía
nada, y por lo tanto no tenía nada que perder si protestaba. Las clases medias
de hoy sí sienten que pueden perder, y se resignan a los recortes por miedo a
que su protesta les quite todo. La sociedad es más compleja y desigual,
jubilados, estudiantes, amas de casa, parados, inmigrantes, son muchos más que
los asalariados. Y dentro de los asalariados, la mayoría están en los
servicios, con menos sentimiento de unidad que en la industria.
La fuerza del capitalismo de fábrica se
contrapesó con la presión social (huelgas) del movimiento obrero, y con la
acción política de los partidos progresistas y socialistas que impusieron
derechos sociales (leyes de seguridad social, de sanidad, de trabajo, etc.), y
establecieron sistemas fiscales progresivos para financiar esas prestaciones,
destinando así parte de los beneficios, de la plusvalía, al conjunto de la
sociedad. El Estado pasó de recaudar del 10% al 40% del PIB, con impuestos
sobre los ingresos y sobre la propiedad de carácter progresivo, donde pagaba
más quien más tenía.
El nuevo capitalismo financiero a diferencia
del capitalismo de fábrica no tiene miedo a las huelgas, y no tiene miedo a las
leyes nacionales. Por eso está forzando a los gobiernos a reducir derechos, a
dar marcha atrás. Para poder equilibrar su fuerza hace falta un nuevo
movimiento social, una gran alianza, con nuevos métodos de presión (como la
huelga de consumo) y un nuevo ámbito de acción política (europeo y mundial).
Las consecuencias de esta nueva relación de
fuerzas, de este desequilibrio en la sanidad pública están siendo graves:
-Des-universalización:
a.Reducir
cobertura. 1.000.000 menos de TS
Copagos, Desfinanciación de medicamentos
Revisión de catálogo de prestaciones
Consecuencia: 800.000 personas sin poder comprar
medicinas (Cruz Roja), millones de familias con dificultades para comprar
alimentos, pagar calefacción, 70.000 personas desahuciadas cada año de sus
casas… La hija de María, Alfa Pan, …
b.Reducir recursos.
Ruptura del equilibrio en la distribución de recursos entre las personas más
pudientes, el 1% y el resto, el 99%. Se puede perder cobertura, prestaciones,
calidad de los servicios, accesibilidad, tiempo de respuesta… En España se ha
reducido el gasto sanitario y social de 2000€ por persona a 1.500€ por persona.
Muchos servicios se han desmantelado o deteriorado. Los tiempos de respuesta se
han alargado. Desmantelamiento de Servicios Sociales (ley dependencia): derecho
o limosna…
c.Privatizar
servicios. Fragmentar el sistema. Financiarizar el sistema…
Fondos de inversión… transformar la sanidad y
los servicios sociales en productos financieros…
-Vuelta a los antiguos modelos de atención.
Culpabilizar al paciente y la familia. Reinstitucionalizar, hospitalocentrismo,
biologización…
Criminalización, reforma del código penal,
refuerzo del estigma…
-Inventar soluciones degradadas. Aprovechando
el discurso de la complementariedad de los servicios sanitarios y sociales,
crear una nueva Red de “segunda categoría”, socio-sanitaria, para ofrecer
servicios de menor calidad y menor coste. Un nuevo mercado.
-Ignorar
las desigualdades crecientes. Se rompe el equibrio entre las regiones y también
entre las personas. Diferencias de esperanza de vida entre
personas con enfermedad mental y el resto. Retraso en diagnóstico,
comorbilidad, etc.
-Aumento de la morbilidad y la mortalidad por
problemas mentales. Aumento de los suicidios…
DESAFÍOS…
Alternativas: hoy, aquí - hasta siempre, en todas partes del planeta
¿Cómo revertir esta situación? ¿Es posible?
Desde luego que es posible, pero hace falta
pensar en la manera de afrontar una situación que es nueva. Hay que analizarla
y entenderla, para actuar de forma acertada. Pero también, al mismo tiempo, hay
que actuar en lo concreto, aquí y ahora, en los problemas y las deficiencias
que se puedan frenar o revertir. Actuar en diferentes ámbitos:
En lo político, en lo macro, se debe lograr un
nuevo equilibrio de poder. El 99% de la sociedad debe recuperar fuerza frente
al 1%. Esto quiere decir:
-Una nueva conciencia social, un nuevo
discurso, coherente, que ponga en valor lo público en un equilibrio saludable
con lo privado.
-Nuevas alianzas sociales (nuevas
organizaciones), plataformas, iniciativas, renovando también los partidos y
sindicatos progresistas.
-Nuevos métodos, nuevas tecnologías, nuevas
formas de presión (por ejemplo huelga de consumo, bloqueo a transacciones
financieras).
-Nuevo ámbito político (Europa, Mundo: una
huelga general, en el futuro, será una huelga mundial)…
En lo técnico: fuerte coordinación del sistema
servicios sociales y del sistema de salud. Ámbito europeo, ámbito mundial.
En lo asociativo: construir alianzas
ciudadanas y profesionales, redes, plataformas, para defender los derechos y
promover avances…
En lo personal, cambio profundo de la persona
y de la sociedad. ¿Qué es lo importante en mi vida? (individualismo,
consumismo, desconfianza de los demás, sálvese quien pueda, miedo)… Vida
responsable, cooperación, solidaridad, cuidado del medio, consumo responsable,
armonía social y con la naturaleza.
Aquí y ahora:
Parar y revertir recortes, parar y revertir
privatización, parar exclusión de personas y derechos… Apoyar políticas y
gobiernos que defiendan estos programas…
UN LARGO (Y NO IRREVERSIBLE) PROCESO, CON UN
OBJETIVO ALCANZABLE
Hemos visto que habíamos logrado importantes éxitos,
pero que en parte se están viendo amenazados…
-de la exclusión de los pacientes mentales
-a la inclusión de personas afectadas con
problemas mentales, como miembros activos, saludables y productivos de la
sociedad.
Sabemos que es posible recorrer el camino
desde el manicomio, hasta la atención comunitaria integral.
AL FINAL ES UNA CUESTIÓN DE VALORES, NO SOLO
UNA CUESTIÓN DE MEDIOS, TÉCNICAS, ESTRATEGIAS O SUPERESTRUCTURAS.
Como hemos visto, los factores que influencian
las mejoras o el deterioro de la salud y los servicios sanitarios y sociales
son complejas: personales, profesionales, científicas, políticas, económicas,
culturales, etc. Al final es un balance entre diferentes valores e intereses.
La coordinación de los sistemas social y
sanitario en salud mental, en un modelo orientado a la comunidad es una buena
herramienta. Pero es
solamente una herramienta. Un medio. Como una Ley o un Decreto.
Podemos escribir una Hermosa ley, una preciosa estrategia pero, incluso con la
misma redacción, se puede aplicar en una u otra dirección dependiendo del
equilibrio de poder de los diferentes intereses sobre el terreno. La manera en
la que orientemos nuestros esfuerzos dependerá de nuestros valores. Nuestros
valores determinarán las prioridades.
Al final, me parece a mí que es siempre un
balance personal y social entre el egoísmo y la solidaridad. Tenemos que
intentar encontrar el equilibrio adecuado. Y tenemos que seguir intentándolo.
El futuro lo hacemos entre todos.