En los últimos tres años, mientras se
“ajustaba” el gasto farmacéutico ambulatorio, y se pasaba parte importante de
ese ajuste al bolsillo de los pacientes (2.525 millones de euros comparando 2009
y 2013), aumentaba de forma importante el gasto farmacéutico en los hospitales.
En esta ocasión los datos los facilita el
Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas (1).
Entre 2014 y 2015 el gasto en medicamentos en
hospitales públicos subió de 5.282 millones de euros a 6.669 millones de euros:
un 26,26%. Este tremendo crecimiento se debe a los injustificados precios de
los nuevos medicamentos. Si los nuevos medicamentos (para el cáncer, enfermedades neurológicas, antivirales, etc.) se pagaran a precio de
coste (fabricación + I&D), el gasto sería mucho menor. Por ejemplo, entre
2014 y 2015, según los datos de Hacienda, se habrían pagado un total de 1.358,9
millones de euros por medicamentos para la hepatitis C. Según el Ministerio de
Sanidad se han tratado cerca de 50.000 pacientes. El precio por tratamiento de cada
paciente habría sido de 27.179 € (combinaciones de uno, dos o más fármacos). Según el Instituto de Salud Global, el coste de tratamiento por paciente podría ser 300€ (2). Con una combinación de dos fármacos, 600€/paciente. Es decir, el coste total para el sistema de salud debería haber sido en torno a los 30 millones de euros en lugar de
1.358,9 millones (4.529% más).
En enero de 2016, último dato que publica
Hacienda, ha continuado el aumento del gasto farmacéutico en los hospitales, un
13,4%, 61,29 millones de euros más, respecto a 2015. Los medicamentos para la
hepatitis C han supuesto 59,75 millones, 13,45 millones de euros más que el
mismo mes del año anterior, lo que supone un incremento de 29%.
Mes de enero, millones €
|
2015
|
2016
|
diferencia
|
% diferencia
|
Gasto Farm Hospital
|
458,815
|
520,112
|
61,297
|
13,4%
|
Gasto Farm Hosp sin HC
|
412,516
|
460,358
|
47,842
|
11,6%
|
Gasto Far Hosp para HC
|
46,299
|
59,754
|
13,455
|
29,06%
|
No hay datos de gasto farmacéutico hospitalario publicados por el Ministerio para
años anteriores a 2014. Tomando datos de la Memoria Anual 2014 de
Farmaindustria, el gasto farmacéutico hospialario en 2013 se situaba en 4.425
millones y en 2012 en 4.317 millones de euros (público y privado). El incremento hasta los 6.669
millones de 2015 es insostenible. Así lo hacen notar las instituciones de la UE
en las Recomendaciones del Consejo relativas al Programa Nacional de Reformas
de 2016, publicadas el 18 de mayo (págs 4 y 5) (3): “el crecimiento del gasto en productos
farmacéuticos, en particular en los hospitales, se intensificó aún más, incluso
si se excluyen las repercusiones de la financiación de los nuevos tratamientos
contra la hepatitis C”.
Pero además, según los datos del Ministerio de
Sanidad, el gasto farmacéutico ambulatorio también ha vuelto a crecer (4):
En los primeros tres meses del año, respecto
al año 2015, el gasto de la farmacia ambulatoria creció un 3,12%.
Teniendo en cuenta que el presupuesto
sanitario total está limitado por las restricciones impuestas por el gobierno
de España y su programa de estabilidad, que exige reducir el déficit público
(provocado por el rescate de las entidades financieras y el enorme fraude
fiscal de las grandes fortunas), este incremento del gasto farmacéutico
solo puede hacerse a costa de disminuir otras partidas de la atención
sanitaria, dispositivos médicos, electromedicina, tecnología y, sobretodo,
reduciendo la dotación y remunarción de los profesionales. En definitiva, disminuyendo calidad de la atención, cobertura y acceso a los pacientes.
Es preciso controlar el incremento del gasto
farmacéutico, y para ello, a corto plazo se deben ajustar los precios de los
medicamenots realtmente efectivos al coste de producción y, a medio plazo, se
debe cambiar el modelo de financiación de la investigación desligándolo de la
fijación de precios de los nuevos medicamentos. El modelo actual funciona bien
para algunas empresas farmacéuticas, pero funciona muy mal para lo servicios de
salud, para muchos pacienets que ven retrasada su atención y para los
contribuyentes.
Este modelo está condicionado por el poder de negociación de las empresas, generado por las patentes de producto que otorgan los gobiernos y que concede un monopolio que les permite cobrar sobre-precios exagerados. Una vez escuché: "es como si en el refrán de "la bolsa o la vida", la pistola (el monopolio de la patente) se la diera la víctima al atracador".
(2)
(3)
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