El pasado 30 de diciembre el BOE publicó una modificación del
artículo 44 del Reglamento del Impuesto de la Renta de las Personas Físicas por
el que se considera que los pagos que hacen las farmacéuticas a los médicos y
otros profesionales para asistir a congresos y actividades de formación están
exentos de tributar. No se consideran pagos en especie, no se consideran
ingresos adicionales. Se consideran gastos de formación de la empresa en la que
trabajan, es decir, del Servicio de Salud. Pero ¿por qué? Porque, según
reconoce esta norma, son gastos financiados por los empleadores. Son gastos financiados indirectamente por
el Servicio de Salud, por el Estado, aunque los pague a través de una
empresa farmacéutica. En efecto, es el Estado el que está financiando, porque
le da a la empresa farmacéutica la posibilidad de recaudar un “impuesto
indirecto” muy importante, el sobreprecio que pone a los medicamentos gracias
al monopolio de las patentes y la exclusividad de datos. Con ese sobreprecio los laboratorios financian los gastos de formación
de los profesionales sanitarios, financian gastos de investigación, pero se
quedan con mucho más dinero por hacer esas gestiones. Es un sistema perverso e
ineficiente.
En este modelo, las compañías farmacéuticas
"invitan", deciden qué médico va al Congreso, qué médico va a este o
aquél curso de investigación. Los médicos le deben pedir el favor al
laboratorio para que les invite a ellos o a sus residentes a los cursos y los
congresos. El Estado, los servicios de salud, los contribuyentes en definitiva,
pagan. Pero el médico se siente agradecido al laboratorio, que es el que ha
invitado. El médico no es ni siquiera consciente de que es su centro sanitario,
su Servicio de Salud, el que está pagando. Ahora el RD 1074/2017 lo aclara.
Es un sistema perverso, porque el empleador, el Servicio de
Salud pierde la capacidad de dirigir el proceso de formación y actualización,
las prioridades, los contenidos…; en efecto, son los laboratorios los que
condicionan o deciden programas y ponentes. Además, el profesional no se siente
bien tratado por su Servicio de Salud, su empleador, y cree que es el
laboratorio quien se preocupa por él. Y cuando uno recibe un favor, tiende a
ser agradecido, tiende a recetar los productos de quien le invitó, aunque sea
de forma inconsciente. De esta manera se fomenta una hiper-prescripción de
medicamentos más caros, que podrían no estar indicados. Por otra parte, muchos
profesionales no aceptan que sea el laboratorio quien les invite, por
considerarlo contrario a su ética profesional, y no pueden acceder a las
actividades de formación que necesitan, porque su empleador ha
"delegado" en esas empresas. La industria captura de esta forma una
dimensión estratégica de las organizaciones sanitarias, la formación continuada
de su personal, y condiciona comportamientos de profesionales y directivos.
Pero el sistema no sólo es perverso. Es enormemente
ineficiente. El Estado, los gobiernos, los sistemas de salud, les dan a las
empresas farmacéuticas la capacidad de recaudar el “impuesto” del sobre-precio
que permiten las patentes para, supuestamente, pagar la investigación y la
formación de sus profesionales. Pero las empresas gastan mucho menos de lo que
les damos y se quedan el resto. En efecto, en España, en 2016, el total de
ventas de medicamentos a precios de laboratorio, fueron 15.595 millones de
euros (2). Siguiendo el criterio de Dean Baker, Co-Director del Center for
Economic and Policy Research (3), podemos estimar que, si los medicamentos se
pagaran a precio de genérico, habríamos gastado un 30%, 4.678 millones. Quiere
decir que el "sobre-precio" que pagamos es de 10.917 millones. Pero
las empresas solamente gastaron en España 908 millones de euros en investigación
(4), y 501 millones de euros en formación y financiación de sociedades
científicas y asociaciones de pacientes (5). Es mucho dinero, pero las empresas
farmacéuticas todavía se quedaron mucho más, 9.508 millones de euros, que
podían ir a más formación, más investigación, u otras finalidades muy
necesarias de los Servicios de Salud (dotación adecuada de personal,
retribuciones adecuadas, tecnología apropiada, programas de promoción de la
salud, servicios sociales, etc.). *
¿No sería razonable cambiar este modelo por otro en que los
precios se pagaran en función de la competencia efectiva del mercado, sin el
monopolio de las patentes (precio de genérico), y el gasto en I+D y en
formación se pagara directamente por los Servicios de Salud? En efecto, el modelo alternativo, la salida de la actual espiral de
precios excesivos, es desvincular los precios y financiación de la investigación
(“delinkage”). (6)
Así, la investigación se dirigiría a las prioridades de salud
de los pacientes y las poblaciones, y no a los intereses comerciales de los
laboratorios. La investigación sería cooperativa y abierta. Y los resultados de
la investigación serían utilizados sin monopolio, con lo que los precios de los
medicamentos no serían exorbitantes y no pondrían en riesgo la accesibilidad y
la estabilidad de los sistemas de salud.
De la misma manera, la formación sería gestionada por los
comités de docencia de los centros sanitarios y los Servicios de Salud, en
función de las necesidades de los pacientes y de las instituciones sanitarias, sin
interferencia de los intereses comerciales de la industria.
El cambio de modelo no será fácil ni de un día para otro. Será
un proceso en el que el primer paso es tomar conciencia del problema (los altos
precios provocan que miles de pacientes no pueden acceder al medicamento que
necesitan y, al mismo tiempo ponen en riesgo la viabilidad de los sistemas de
salud) y de que existe una alternativa. A partir de ahí los gobiernos
regionales y nacionales, así como la Unión Europea, deben tomar medidas para
cambiar la situación. También los profesionales sanitarios pueden influir
decisivamente con su opinión y sus actitudes en el cambio de modelo. El Informe
del Panel de Expertos del Secretario General de las Naciones Unidas (7) ha mostrado una serie de medidas interesantes para avanzar.
Gasto farmacéutico actual (2016) y modelo alternativo (en millones de euros)
Modelo
Actual, con financiación indirecta de la formación y de la I+D
|
Modelo
Alternativo, con financiación directa de la formación y de la I+D
("delinkage") |
|
Gasto en
Medicamentos a Precio Venta Laboratorio pagado por Servicios de Salud y
Pacientes
|
15.595
|
|
Precio de
Venta si hubiera libre competencia (genéricos)
|
4.678
|
|
Sobre-Precio
(impuesto indirecto, a través de los Monopolios de patentes)
|
10.917
|
0
|
Gasto en
I+D
Gasto en
pago de cursos, congresos, sociedades científicas, etc.
|
908
501
|
908
501
|
Beneficios
para los Laboratorios
|
9.508
|
|
Ahorro
para el Sistema de Salud (para dotación de profesionales, condiciones
adecuadas de trabajo, I+D)
|
9.508
|
*En la Unión Europea-28 el ahorro sería de más de 70.000
millones de euros y en EEUU de 183.000 millones de dólares, cada año.
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