[Palabras pronunciadas en el acto de clausura del 40 aniversario de la Asociación Española de Enfermería de Salud Mental. Madrid, 15 diciembre 2023]
Buenas tardes,
Muchas gracias al Presidente de AEESME, amigo Francisco, por invitarme a participar en este acto. Es un honor compartir estos momentos con todas ustedes.
Enhorabuena por este aniversario y por todo lo que supone. 40 años es mucho tiempo. Para algunos de nosotros es casi todo el recorrido de nuestra vida profesional. Recuerdo que, en 1983, cuando nace AEESME se inició la Comisión para la Reforma Psiquiátrica que, dos años después, emitiría un Informe impulsando dicha reforma en toda España. También aquel año de 1983 se creó FEAFES (federación de asociaciones de familiares de enfermos mentales), que hoy se ha transformado en la Confederación Salud Mental España. El cambio de nombre y el cambio de estrategia de la Confederación, así como el protagonismo de las personas con experiencia propia, muestra una transformación muy importante en los conceptos y el abordaje de la salud mental durante estos 40 años: desde el manicomio hasta la salud mental comunitaria.
Para evidenciar esa transformación bastaría evocar la imagen de la Reina Leticia el pasado 10 de octubre, presidiendo el acto de Confederación Salud Mental España, donde pronunció un discurso muy comprometido con la integración de las personas afectadas, y rapeó por la salud mental, compartiendo el protagonismo del acto con personas que tenían experiencia propia y que han logrado su recuperación. Comparemos esta realidad con la de otro Rey, Martín I de Aragón, que aprobó la propuesta del Padre Jofré para construir en Valencia el primer hospital psiquiátrico del mundo en 1409. Quería el padre Jofré evitar que apedrearan a los enfermos, “pobres inocentes”, y para eso les acogía y recluía en su asilo. Reclusión fue la respuesta a los problemas de salud mental durante más de 600 años, hasta hace apenas 40 cuando nacía AEESME. Recuperación es hoy el objetivo posible: todo un cambio.
Desde diferentes puestos de gestión política sanitaria he tenido el privilegio de contribuir a este proceso, junto con muchas de ustedes. Hemos visto el desarrollo de Unidades de Salud Mental comunitaria, Unidades de Hospitalización Breve en Hospitales Generales, Hospitalización de Día, Centros de Rehabilitación Psico Social Laboral, Viviendas tuteladas, mini-residencias, Centros especiales de empleo, empleo con apoyo, programas de prevención y promoción, y otros programas orientados a la recuperación.
Mientras tanto, en estos años, la enfermería desarrollaba un papel cada vez más relevante, coincidiendo con su evolución profesional y académica, de Ayudante Técnico Sanitario, a Diplomada Universitaria de Enfermería, a Graduada en Enfermería, con doctoras que hoy son catedráticas, y con especialistas de enfermería en salud mental, desarrollando consultas de enfermería e impulsando diferentes programas de salud.
En definitiva, desde que se formó su Asociación hasta hoy, en estos 40 años, se han llevado a cabo transformaciones importantes, gracias a muchas de ustedes y de sus compañeras. De represión a participación. De hospitalocentrismo a enfoque comunitario, de estigma y rechazo a inclusión. Es evidente que, desde el hospital Padre Jofré que yo recuerdo en los años 70, con su estructura medieval, a la atención que prestan ustedes en sus unidades y servicios, hay un mundo.
Ahora bien, siéndoles sincero, estoy preocupado, porque desde hace unos años, desde la crisis financiera de 2009, se ha producido cierto retroceso. Entonces se aplicaron una serie de recortes en plantillas, programas y dotaciones, que no se han recuperado, y que se traducen en una peor atención. Además, al mismo tiempo que se reducían los recursos, aumentaba la incidencia y la prevalencia de trastornos mentales, y aumentaba la demanda… Como ustedes saben, esta problemática se disparó durante y después de la pandemia de la COVID-19: más del doble de incidencia, sobre todo en jóvenes.
Además de la reducción en los recursos, en algunas ocasiones, se está dando marcha atrás en la orientación de la reforma sanitaria: desde el enfoque comunitario al hospitalocentrismo y la medicamentalización. Así, el 50% del presupuesto disponible para salud metal se gasta en medicamentos, y el 35% en hospitalizaciones. La falta de recursos y la reorientación de algunos servicios lleva al aumento de internamientos involuntarios y de contenciones involuntarias, con la vulneración demasiado frecuente de los derechos humanos de las personas afectadas.
Como también es vulnerar el derecho humano a una correcta atención sanitaria, el hecho de que el tiempo de espera para primera consulta sea de varios meses. Y que, después de esperar, la duración de la consulta sea insuficiente, sin un trabajo en equipo multidisciplinar, sin poder ofrecer una atención precoz, adecuada, integral y de calidad.
De esta forma, la pérdida de calidad de la atención hace que los problemas se agraven y cronifiquen, y con ellos el sufrimiento de las personas. Y que, ante la falta de respuesta, los pacientes que pueden vayan a consultas privadas.
En resumen, en no pocos casos, la falta de recursos, la falta de apoyo y reconocimiento, y el aumento de la demanda no permite a los profesionales hacer bien su trabajo. La presión que sienten les lleva en ocasiones a necesitar una baja laboral, y en otros casos, a buscar empleo en la sanidad privada o en otras actividades.
Amigas y amigos, ante esta situación es necesario que reclamemos a los gobiernos que aumenten significativamente los recursos en los servicios públicos de Salud Mental. Si la carga de enfermedad mental supone más del 10% del total de los problemas de salud, es preciso que Salud Mental pase del 5% al 10% del gasto sanitario público total, de 4.500 millones de euros a 9.000 millones €. Es necesario duplicar el número de profesionales, y en el caso la enfermería en salud mental debemos aumentar la plantilla por cuatro, para poder desarrollar programas de prevención, educación sanitaria, coordinación con servicios sociales y educativos, acompañamiento, cuidado, terapia con la palabra, apoyo a la familia, formación e investigación. Además, debemos recuperar el enfoque comunitario, e incorporar la participación de expertos en primera persona en la estrategia de cambio.
Ya sé que es muy difícil, pero ¿por qué no podemos soñar que en los próximos 40 años lograremos tantos avances como en los 40 que hoy celebramos? Para conseguirlo debemos arrimar todos el hombro, cada una y cada uno haciendo bien nuestro trabajo y, al mismo tiempo, exigiendo a las autoridades las mejoras necesarias y buscando su complicidad. Solo es imposible lo que no se intenta.
Lo importante, creo yo, es fijar bien el rumbo para no perderse y sumar fuerzas. Como decía el poeta Nicolás Guillén:
“Ya nos veremos yo y tú,
juntos en la misma calle,
hombro con hombro, tú y yo,
sin odios ni yo ni tú,
pero sabiendo tú y yo,
a dónde vamos yo y tú”.
Muchas gracias por el trabajo realizado durante estos años, mucho ánimo, y muy felices fiestas.
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