Cada vez más
evidente que si no se aborda una reforma del capitalismo financiero no podrá
superarse la crisis económica actual, porque ahí esta la causa del problema.
La desregulación de
los mercados financieros impulsada en la época de Reagan y Thatcher, provocó
una enorme burbuja financiera e inmobiliaria (crisis de las hipotecas basura)
que ha dañado gravemente la economía española y europea. Pues bien, cinco años
después, la causa de la crisis sigue sin resolverse (ver nota en este blog Parábola de los productos tóxicos). Los bancos siguen operando sin control suficiente.
El Senado de los
EEUU acaba de examinar la actuación del mayor banco europeo, el HSBC y afirma
que falló en la prevención de operaciones de blanqueo de dinero, relacionadas con tráfico de
drogas y con el terrorismo.
El nuevo director
del Banco lamenta que haya sido así y afirma que no volverá a suceder. Pero el
Senado también critica a la autoridad reguladora, y esto es más grave todavía,
ya que había detectado estas operaciones, de enorme volumen de dinero, y no
había adoptado medidas de corrección eficaces. Es decir, falla el control
interno, y falla el control del supervisor.
Hace pocos días se
sancionaba al Barclays en el Reino Unido por manipular los tipos de interés y se forzaba la
dimisión de sus directivos.
En España, en plena
crisis, se han comercializado productos financieros poco transparentes que han
dañado a miles de ahorradores (“preferentes” y otros productos con “letra
pequeña”). El nuevo director del Banco de España afirma que durante la anterior gestión no se controlaron de forma adecuada los efectos de la burbuja inmobiliaria. Las ayudas a los bancos españoles en préstamos de bajo interés (al 1%) superan los 100.000 M€ y recientemente se ha aprobado otro paquete de ayudas dotado con hasta 100.000 M€.
En EEUU el
JPMorgan, uno de los mayores bancos del mundo, volvía a ser reconvenido por seguir
comercializando productos financieros de alto riesgo y haber producido pérdidas por valor de más de 2.000 millones. Pero, a pesar de ello, el
director de ese banco seguía rechazando, ante el Comité del Senado, una mayor regulación de esas
operaciones.
Es decir, el
sistema financiero sigue sin control adecuado por parte de los gobiernos, sigue sin querer ser controlado, y tiene
un enorme poder.
Puede “atacar” la
deuda de un país, haciendo que suban los tipos de interés que debe pagar ese
país, y poniéndole contra las cuerdas. Ahora es España, como antes fueron
Portugal o Grecia. Puede ser Italia, Francia o Alemania. Puede hundir empresas
y destruir millones de empleos, porque su lógica es ganar el mayor dinero posible en sus operaciones, pero no tiene responsabilidad sobre sus efectos en la economía real. Volver a equilibrar el sistema financiero y la economía real es tarea de los gobiernos, de la política. Es responsabilidad de la política poner al sistema financiero al servicio de la economía productiva y de la sociedad.
Por eso es urgente la
regulación financiera en la UE o, al menos, en la zona Euro: impuesto a las transacciones financieras;
supresión de paraísos fiscales en países de la UE y prohibición de operar a las
Entidades financieras y empresas de la UE en paraísos fiscales; separación de
banca comercial y de inversión; prohibición de operaciones a corto contra la
deuda pública; prohibición de productos financieros de alto riesgo; creación de
eurobonos (lo que implica política fiscal y política económica común en la UE); limitar
endeudamiento de entidades financieras; limitar salarios de ejecutivos
financieros; etc.
Como dirían en
Argentina, o embridamos el sistema financiero seriamente y pronto o, “si no, se nos comen
los albatros”.
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