Esta semana se ha celebrado en San Sebastián
el XV Congreso de la Sociedad Española de Directores de Atención Primaria. Los
debates en el Congreso animaron a buscar y gestionar alianzas para afrontar los
nuevos retos de la atención sanitaria.
Una alianza consiste en buscar un objetivo común, sumando las fuerzas de varias personas o entidades, que sean complementarias, y respetando la identidad de cada uno (porque si no se
trataría de una absorción y no de una alianza).
Me pareció importante subrayar en ese foro el
enorme potencial de la cooperación/integración
entre los servicios de salud y los servicios sociales. En España tenemos
grandes posibilidades para desarrollar estas alianzas con el objetivo de
mejorar la salud, la autonomía y la inclusión social de todas las personas. En
momentos de crisis económica como el que estamos viviendo hay una oportunidad
de aprovechar las sinergias y las fortalezas de diferentes agentes e
instituciones. La alianza entre los servicios sanitarios y los servicios
sociales puede permitirnos avanzar, sumando fuerzas de dos estructuras y dos
culturas que son complementarias, respetando la identidad de cada una, y con el
objetivo común del bienestar y la felicidad de las personas.
Es evidente que la sociedad española del Siglo
XXI tiene nuevas necesidades de atención
sanitaria relacionadas con cambios epidemiológicos, demográficos, sociológicos,
y cambios económicos derivados de una crisis de gran magnitud… Esos cambios
requieren nuevos enfoques del Sistema Sanitario. Recuerdo que Ernest Lluch
decía que el paradigma de curar, que
dominó los enfoques de atención sanitaria en el siglo XX, se iba a sustituir en
el siglo XXI por el paradigma de cuidar.
Pero hoy yo veo que, además, aparece otra realidad, otro paradigma, el de “autocuidar”. La autogestión de la
salud y la enfermedad. Y pienso que no son enfoques que se sustituyen, sino que
se complementan: curar, cuidar, autocuidar.
Hace poco el Observatorio Europeo de sistemas
de Salud presentaba un informe sobre cooperación
intersectorial muy interesante, mostrando diferentes herramientas para
contribuir a impulsar La Salud en Todas
las Políticas. En él se subraya que es preciso, y es posible, construir alianzas entre
diferentes actores de diferentes ámbitos (atención sanitaria primaria y
especializada, atención social, educación, etc.) para aumentar los impactos
positivos sobre la salud de las personas y la población, y minimizar los
riesgos, mejorando al mismo tiempo
la eficiencia y la sostenibilidad de la atención.
Hay muchas experiencias de coordinación y de
acciones intersectoriales en diversos países, y también en España.
En los debates del Congreso recordábamos que
la Atención Primaria ha tenido
siempre en su concepción la visión de conjunto: continuidad de la atención,
atención integral, promoción de la salud, cooperación con otras personas y
estructuras (escuelas, asociaciones, trabajadores sociales, empresas,
parroquias, etc.). Treinta años después los principios y los valores siguen
siendo válidos, pero ahora son más realizables, precisamente por los cambios
tecnológicos y de mentalidad.
En efecto, la evolución cultural, tecnológica,
social, permite llevar a cabo experiencias de cambios organizativos que
potencien la coordinación socio sanitaria y la autogestión de manera más eficaz.
En este nuevo enfoque la capacidad y la responsabilidad de cada persona en el
cuidado de su propia salud y la prevención de enfermedad, discapacidad o
fragilidad (obesidad, tabaquismo, sedentarismo…), y la gestión de los procesos
de enfermedad (sobretodo los procesos crónicos como la diabetes, los trastornos
psicóticos, los trastornos neuromusculares, etc.).
Podemos generar alianzas que potencien
- La corresponsabilidad
en el autocuidado y en la utilización de los servicios, en el que el
paciente/ciudadano tiene que ser un miembro activo del equipo de atención; las
escuelas de salud y cuidados son un complemento muy útil. Formación y reflexión
ética; cuidados de salud en el final de la vida.
- La continuidad
de cuidados sanitarios y sociales, con el fortalecimiento de la atención
primaria; atención domiciliaria o en el lugar más apropiado, con uso apropiado de
las TIC (telefonía, Internet…). Nuevos roles, nuevas profesiones sanitarias; el
papel de “entrenador”. Elaboración de protocolos comunes (envejecimiento
activo; atención temprana; rehabilitación de procesos mentales; ayuda a domicilio;
teleasistencia, etc.) y mecanismos de seguimiento; gestores de procesos.
Sistemas de información comunes y evaluación por resultados.
- La participación
social deliberativa, de la ciudadanía y las asociaciones en el diseño, gestión
y evaluación de servicios; elaboración e implantación de las estrategias de
salud y servicios sociales.
-La participación
ejecutiva de los profesionales en la dirección del sistema y la evaluación
de la buena práctica; aplicación de formas de gestión más autónoma; incentivos
ligados al desempeño. Deontología, eficacia y eficiencia. Formación en nuevos
roles y nuevas competencias. Liderazgo.
En este sentido, es interesante el documento
del King´s Fund y su reflexión
sobre el nuevo enfoque que es
preciso y que es posible llevar a cabo en los servicios sanitarios y sociales.
Este cambio de enfoque requerirá también la formación de los directivos y de los profesionales. http://www.kingsfund.org.uk/sites/files/kf/field/field_publication_file/transforming-the-delivery-of-health-and-social-care-the-kings-fund-sep-2012.pdf
Referencias:
David V Mc Queen, et al, editors. Intersectoral Governance for Health
in All Policies. Structures, actions and experiences. European Observatory on
Health Systems and Policies. WHO Europe. 2012.
Ham C,
Dixon A, Brooke B, Transforming the delivery of health and social care. The
case for fundamental change. The King´s Fund. London, 2012
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