El diez de octubre se celebra el Día Mundial
de la Salud Mental. Es un buen momento para preguntarnos cómo tenemos la
cabeza, y cómo se está atendiendo a las personas con problemas de salud mental.
La mente es la cualidad que nos hace personas,
seres humanos. Esa función que permite a la persona tener conciencia de sí
misma, razonar y tomar decisiones eligiendo entre varias posibilidades,
complementando la fuerza de los instintos con la fuerza de la voluntad. Esa
función que permite construir valores y situar unos por encima de los otros,
jerarquizar, para elegir lo que mejor convenga a la supervivencia y la
felicidad personal y la de la especie. La capacidad de decir que no, esto no
está bien. La capacidad de decir sí quiero.
La mente es ese prodigio que nos permite
hablar. Elaborar conceptos. Designar objetos. Codificar en unos sonidos esos
conceptos y hacer palabras. Trasladar esos sonidos a unos trazos, unas letras,
y construir reglas para que esas letras “suenen” como las palabras habladas y
“signifiquen” lo que queremos decir, y así poder leer lo que escribieron
nuestros antepasados hace más de mil años. Y más adelante trasladar esos
códigos a máquinas que “digitalizan” esas letras en “bits” y permiten que tú y
yo hablemos a miles de kilómetros, y nos veamos como si estuviéramos aquí.
La mente ha sido capaz de todo eso.
Pero la mente puede enfermar. Y esas
enfermedades nos hacen sufrir mucho. Y no son fáciles de entender y de tratar,
por la complejidad del cerebro y de la mente. Demasiadas veces estas
enfermedades han destrozado la vida de la persona. Por eso se necesita
investigar, estudiar, difundir el conocimiento. Se necesita una buena red de
servicios sanitarios y sociales para atender de forma adecuada a quienes tienen
problemas en el funcionamiento de su mente. Necesitamos hacer más esfuerzos
para superar los prejuicios y el rechazo a las personas con enfermedad mental.
El diagnóstico temprano es clave, y para ello la persona afectada y su familia
deben perder el miedo a la enfermedad y al rechazo social.
Este año la Organización Mundial de la Salud
ha elegido el lema “La depresión, una crisis mundial”, subrayando la
importancia del problema (más de 350 millones de personas afectadas) y la
necesidad de mejorar el acceso de todas a
los tratamientos adecuados.
Superar la enfermedad mental es un trabajo de
todos. Y, además, es posible. Si hacemos bien ese trabajo las personas con enfermedad mental pueden/podemos
superar nuestros problemas y desarrollar una vida positiva y feliz. Por eso es
importante que hoy renovemos el compromiso para cuidar nuestra salud mental,
para cuidar a nuestras familias y a los profesionales que nos atienden, y para
exigir a los Gobiernos que garanticen servicios de salud mental de calidad para
todos los que los precisemos.
¡Ánimo y suerte!
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