Ciertamente
la situación de la economía del país es dramática, con más de un 25% de paro y
con miles de personas sufriendo enormes dificultades para llegar a fin de mes.
La crisis está suponiendo un trasvase de rentas de los trabajadores y las
clases medias a los especuladores financieros. Una verdadera sangría. Se
necesitan medidas eficaces y firmes a corto, medio y largo plazo; y sería bueno
que esas medidas estuvieran respaldadas y fueran aceptadas por la mayoría de la
sociedad. Un gran Pacto de los partidos políticos, los sindicatos, las CCAA y
el conjunto de la sociedad, en el que se fijaran claramente los compromisos que
vamos a defender juntos. Pero decir Pacto es solo mostrar la voluntad de sumar
fuerzas; es preciso señalar qué contenido debería tener ese Pacto para ver si
beneficia a la mayoría, o refuerza todavía más la posición de los más fuertes.
Desde mi punto de vista un Pacto de Estado progresista debería incluir cinco
puntos:
1. Una reforma fiscal en profundidad, donde
paguen más los que más tienen, y una lucha
frontal contra el fraude fiscal. Lo contrario a la amnistía fiscal a los
defraudadores. Se trata de homologar nuestros ingresos fiscales con la media de
la UE (9 puntos más de PIB según Eurostat: http://epp.eurostat.ec.europa.eu/cache/ITY_PUBLIC/2-22102012-AP/EN/2-22102012-AP-EN.PDF
) combatiendo el fraude fiscal y aumentado los impuestos a las grandes fortunas
y grandes empresas. Con 90.000 millones€ de ingresos fiscales anuales más se
pueden y deben mantener las políticas públicas en seguridad social, servicios
sociales, educación y sanidad. Se puede mantener el empleo público. Y se puede
impulsar una estrategia decidida para impulsar la creación de empleo en la
industria y los servicios. El equilibrio fiscal se debe lograr consolidando
estas políticas sociales o de lo contrario será inaceptable por su radical injusticia.
El déficit público en España es culpa de los bajos ingresos, por no cobrar a
los que más tienen, y no de los gastos sociales excesivos.
2. Una reforma
y regulación del sistema financiero, coordinada en todo lo posible con la
UE, ya que la dimensión nacional es débil frente a unos mercados globalizados.
Esta reforma debería poner a las entidades financieras al servicio de la ciudadanía
y no al contrario. No se trata de recapitalizar los bancos con el dinero de los
contribuyentes para que sigan haciendo lo mismo. Se trata de separar los bancos
de ahorro y de inversión de riesgo. Prohibir productos tóxicos. Atacar los
paraísos fiscales. Limitar radicalmente las remuneraciones de los ejecutivos financieros
(máximo en el sueldo del Presidente del Gobierno). Implantar un impuesto a las
transacciones financieras, etc. En 2010 el Estado Español (con dinero de los
contribuyentes) concedió ayudas a
las entidades financieras por más de 87.000 Millones de euros (según muestra el
Informe de la Comisión Nacional de la Competencia), mientras se recortaban los presupuestos
para gastos sociales o cooperación. Esa cifra es superior a todo el gasto
sanitario o todo el gasto en educación de un año. Y las ayudas han continuado,
y está previsto que aumenten aún más. http://www.cncompetencia.es/Inicio/GestionDocumental/tabid/76/Default.aspx?EntryId=161920&Command=Core_Download&Method=attachment
3. Blindar los derechos sociales: la
educación, la sanidad, los servicios sociales, la seguridad social. Estos
avances son parte del pacto constitucional. Si se retrocede en ellos, se
quiebra la convivencia tal como la hemos construido en estos 30 años, se
debilita la cohesión social y la fuerza que confiere a una sociedad sentirse
parte de un proyecto común. Conviene insistir: si se frena la sangría de
presupuestos públicos hacia las Instituciones Financieras, y se cobran los
impuestos a los que defraudan es perfectamente posible mantener y mejorar los
servicios públicos. Además, la inversión en educación, sanidad y servicios
sociales se puede convertir en un motor para la dinamización de la economía, el
aumento de la productividad y la creación de empleo, como muestra las
investigaciones recogidas en el Observatorio de Políticas de Salud de la
UE.OMS: http://www.euro.who.int/__data/assets/pdf_file/0007/164383/e96159.pdf
4. Acordar con los
agentes económicos y sociales un nuevo
modelo productivo a medio y largo plazo, para desarrollar nuestras
capacidades de forma creativa, fortaleciendo la formación, la innovación y la
eficiencia en el uso de los recursos. Se necesita inversión productiva que cree
empleo estable con nuevas
oportunidades para los jóvenes. Y esa inversión necesita investigación para la
innovación, y una educación adecuada a los procesos productivos. Ese modelo
debe buscar la dimensión adecuada de las empresas, la utilización de
tecnologías y conocimiento, y la internacionalización. Ese acuerdo se debe
basar en el compromiso del esfuerzo de todos, de la responsabilidad, de la
distribución equitativa de los sacrificios.
5. Reformar las instituciones del Estado:
Senado, Diputaciones, CCAA, ayuntamientos). Simplificar las administraciones y re-distribuir algunas
funciones, a la luz de la experiencia de los últimos 25 años. Completar el
modelo autonómico (que es cuasi-federal desde el punto de vista de las
competencias) con las estructuras federales de toma de decisión, para ganar en
cooperación y eficiencia, con un esquema similar al Estado alemán, que respete
las diferencias de las nacionalidades y regiones, y fortalezca la unidad de
España. Y al mismo tiempo es preciso impulsar reformas para fortalecer la UE
(unión económica, unión fiscal, unión financiera, unión política, unión
social), construyendo una “nación
europea” fuerte y eficaz.
¿Es posible ese
Pacto hoy?. Hoy es imposible. Un pacto se hace entre personas o entidades con
fuerza similar. Lo será cuando una mayoría política y social progresista, con
las ideas claras, tenga fuerza suficiente para equilibrar la balanza del poder
que ahora dominan abrumadoramente los especuladores financieros a través de
políticos neoliberales. Un Pacto de la Moncloa que beneficie a las personas
será posible cuando se construya una mayoría social contra este enorme poder,
generado en el nuevo capitalismo financiero global, que habiendo provocado la
crisis política y económica se aprovecha de sus consecuencias con un
enriquecimiento desmedido, mientras miles de personas pierden su casa, su
empleo, su atención sanitaria, la calidad de la educación de sus hijos, o sus
prestaciones de dependencia. Solo cuando se consiga y se movilice esa mayoría
contra los especuladores financieros será posible un gran Pacto por las
personas. Mientras tanto, los Pactos, como el de la reforma de la Constitución,
benefician a los fuertes. Construir una mayoría social progresista, es ahora la
tarea.
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