La crisis está pegando fuerte a muchas
personas y a muchas familias. Por eso el ánimo es propicio a ver las cosas mal.
Todo va mal. Y también ocurre que tendemos a hablar en negativo de los otros,
de lo que han hecho o dejado de hacer los demás. La culpa es de los otros, sean
quienes sean. Hay que dar la vuelta a todo, por si acaso.
Sobre este análisis “en negativo” de las cosas
se pueden plantear supuestas soluciones que acaben arrojando al niño con el
agua sucia. Es decir, que tiremos por la borda logros que han costado mucho de
alcanzar con el argumento de que se deben corregir los defectos de tal o cual
aspecto del sistema. A veces es una coartada para cargarse lo que hay. Otras es
simplemente un grave error.
La sanidad es un ejemplo de lo que digo. Con
motivo de la crisis económica y el debilitamiento de la recaudación fiscal
sobre las rentas del capital, se inició una senda de recortes drásticos del
gasto sanitario público que están causando un daño muy importante a la sanidad
que era (y todavía es) uno de los grandes valores de la sociedad española.
¿CÓMO FUNCIONABA LA SANIDAD ESPAÑOLA?
La
sanidad española funcionaba muy bien, al menos hasta 2010. Si lo que pretende
un sistema sanitario es disminuir la mortalidad prematura y reducir la carga de
enfermedad, España obtenía el tercer mejor
resultado del mundo en esta labor. No hay muchos sectores en España de los
que se pueda afirmar esto.
Ciertamente estos resultados no son solo
efecto del sistema sanitario; influye también la educación, el clima, la
alimentación, etc. Pero la sanidad (la atención primaria, la atención
hospitalaria, la salud pública) contribuye de forma sensible. Pues bien, J.A.
Salomon y otros investigadores analizaron la Esperanza de Vida en Buena Salud
en el marco del impresionante estudio de Carga Global de Enfermedad coordinado
por el Institute for Health Metrics and Evaluation. Este trabajo, publicado en
The Lancet en diciembre de 2012, combina y sintetiza datos de mortalidad
evitable y morbilidad, sumando los años de vida perdidos (mortalidad prematura)
y los años con mala salud (prevalencia de enfermedad, lesiones accidentales y sus
secuelas, ponderadas por la discapacidad que ocasionan) de 187 países. http://thelancet.com/journals/lancet/article/PIIS0140673612616900
Según el estudio, con datos de 2010, España
era el tercer país con una esperanza de vida en buena salud más alta del mundo,
después de Japón y Singapur, y seguida por Suiza, Australia e Italia. Por sexos
ocupábamos la segunda posición en mujeres y la cuarta en varones. http://www.thelancet.com/journals/lancet/article/PIIS0140673612616900/table?tableid=tbl4&tableidtype=table_id§ionType=red
En 1990 España ocupaba la tercera posición en mujeres y la
décima en varones, habiendo experimentado una mejora comparativa en los últimos
20 años.
Este no es un resultado aislado, puntual, sino
que muestra un desarrollo positivo a lo largo de los años, y confirmado por
diversas fuentes e investigaciones. Por ejemplo, según datos de la OCDE
2012, habíamos conseguido en 2010 la menor mortalidad por todas las causas,
ajustada por edades, de Europa.
Si los resultados en salud son buenos, el
coste de nuestro sistema sanitario es proporcionado a nuestro nivel de renta,
con menos gasto sanitario público sobre PIB que Francia, Italia, Alemania,
Reino Unido, Australia y, desde luego, que Holanda o EEUU, cuyos modelos quieren copiar algunos para España. http://fernandolamata.blogspot.com.es/2012/09/recortes-y-gasto-sanitario_27.html
No es una situación nueva. Cuando en su Informe Mundial de la Salud 2000
la OMS analizó la eficiencia de los sistemas sanitarios España ocupaba el 6º
lugar del mundo (191 países); pero si consideramos países con más de 5 millones
de habitantes, nos situábamos en tercera posición. http://www.who.int/whr/2000/en/whr00_en.pdf
LA ENCUESTA NACIONAL DE SALUD 2011-2012.
También la percepción subjetiva del estado de
salud es buena. El 75,3% de las personas piensan que su salud es buena. Aunque
es preciso hacer notar que la diferencia de esta percepción según género y
según clases sociales es importante. Hasta 2011 esta valoración subjetiva se
mantiene bastante estable.
http://www.msc.es/estadEstudios/estadisticas/encuestaNacional/encuestaNac2011/NotaTecnica2011-12.pdf
CALIDAD PERCIBIDA. ESTUDIOS DEL CIS
Por último recojo también la percepción sobre
los servicios sanitarios. En el Barómetro Sanitario de 2011 la valoración de
los servicios recibidos sigue siendo buena. Tanto en Atención Primaria, como
Especializada ambulatoria y Hospitalaria se valora la atención médica y de
enfermería por encima de 7. Los aspectos peor valorados son los tiempos de
espera para consulta o ingreso programado (las listas de espera).
Las profesiones sanitarias son de las más
valoradas por la sociedad.
¿POR QUÉ NO PENSAR EN POSITIVO?
Se suele decir: “no intentes arreglar un motor
que funciona”. ¿Por qué no respetamos algo que funcionaba bien? ¿Por qué no
intentar conservar y defender una sanidad pública excelente? ¿Por qué no poner
en valor el trabajo de los profesionales sanitarios y confiar en ellos? ¿Por qué no potenciar la sanidad como un factor de cohesión y dinamización económica y social? Seguramente
hay áreas de la economía que se deben transformar por completo, por ejemplo
para promover una nueva industrialización, para fortalecer empresas
innovadoras, para mejorar la competitividad, para adaptar la formación profesional
a las necesidades productivas, etc. Pero en sanidad se trata de mantener y consolidar un buen sistema sanitario,
actualizándolo, mejorando su eficiencia y calidad de forma permanente, por
supuesto, pero sin cambiar el modelo, sin reducir el gasto y la inversión
pública (porque las necesidades son crecientes), sin desvirtuar los valores en
los que se sustentaba (equidad, accesibilidad, solidaridad) y sin desprestigiar
y desanimar a sus profesionales. Construir en positivo. ¿Estamos a tiempo?
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