Comentaba acertadamente Javier Padilla en
Diario.es los datos de la Estadística de Gasto Sanitario Público (2002-2013), publicados recientemente por el Ministerio de Sanidad, llamando la atención
sobre la disminución del peso relativo de la Atención Primaria en el conjunto
del Gasto Sanitario durante los últimos años, y sobre sus consecuencias en el
diseño del modelo sanitario.
Complementando ese análisis me he fijado en el
componente principal del gasto sanitario que es el gasto en personal. ¿Por qué? Porque si bien se puede argumentar que en los hospitales hay más gastos de capítulo II (hostelería, medicación,
consumibles, prótesis, etc.) que van a depender de la mayor o menor actividad,
etc., en cambio, la dotación de personal es la capacidad, el principal recurso, que nos
va a permitir realizar mejor o peor la actividad asignada a cada ámbito
asistencial.
Pues bien, confirmando el análisis de Padilla, en el periodo 2009 a 2011 el gasto
en Personal de los Hospitales gestionados por las CCAA disminuyó un -2,03%, mientras en Atención
Primaria disminuyó un -5,29%, una proporción mucho mayor.
Si ampliamos el periodo de observación, entre
2002 y 2009 (antes de que disminuyeran drásticamente los ingresos públicos como
consecuencia de la crisis, del aumento del fraude fiscal y de las medidas de
rescate a las instituciones financieras) vemos que el gasto en Personal de los
Hospitales había aumentado un 101,02%, mientras que en Atención Primaria lo
había hecho un 92,36%. También en época de bonanza se creció menos en Atención Primaria que en Atención Hospitalaria en el conjunto del SNS.
Pero, ¿puede haber diferentes políticas, diferentes formas de priorizar los gastos en los presupuestos?¿observamos la misma evolución en todos los
Servicios Regionales de Salud? Podemos hacer este mismo análisis en las CCAA
para ver si hay diferencias en las políticas o las prioridades. Por ejemplo, en
Castilla-La Mancha.
Entre los años 2009-2011, en la crisis, vemos que hay un
ajuste en gasto de personal en los Hospitales de un -1,79%, similar a la
reducción en el ámbito nacional. Sin embargo, en Atención Primaria la reducción
es menor que en los hospitales y mucho menor que en España, un -0,23% frente a
un -5,29%. Es decir, se intentó mantener el esfuerzo en la Atención Primaria.
Podemos analizar a continuación qué políticas
se impulsaron en la época de crecimiento económico. Vemos que desde el año 2002
hasta el año 2009 el gasto en Personal de Atención
Primaria creció un 165,92%, frente al 92,36% de la media española. Si en 2002,
el peso de la Atención Primaria en el gasto total de personal era de 28,6% en
España y de 26,4% en Castilla-La Mancha (¡dos puntos menos, antes de las
transferencias!), en 2011 el peso de la Atención Primaria en España había
bajado a 27,1% mientras que en Castilla-La Mancha había crecido a un 28,6%,
colocándose un punto y medio porcentual por encima de la media nacional.
El gasto sanitario por persona en Castilla-La Mancha
era un 12,64% menor que la media nacional en 2002. Poco a poco se consiguió que el gasto sanitario por persona se equiparara a la media nacional (en 2011 dicho gasto fue un
2% superior a la media). Ese crecimiento del gasto se destinó a mejora de plantillas, mejoras salariales, más y mejor infraestructura, informatización, etc.
Los números también muestran las políticas. En
Castilla-La Mancha el gobierno apostó por un crecimiento del gasto sanitario
proporcionado al nivel de renta de España y al crecimiento del gasto sanitario
medio del país, con una apuesta diferenciada por la Atención Primaria. En
la primera fase de la crisis, también se desarrolló una política centrada en
mantener la capacidad de los recursos humanos, sobretodo, como muestran los
números, en Atención Primaria.