El Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad ha
publicado el Barómetro Sanitario de 2012 (1). En él se aprecia una disminución
de la valoración que hacen los españoles del Sistema Sanitario.
Un 70,65% de los encuestados cree que el sistema sanitario funciona Bien o
Bastante Bien, frente al 73,88% que opinaban lo mismo en 2010. Sigue siendo una
valoración alta, porque la sanidad española mantiene un buen nivel, gracias, fundamentalmente, al
esfuerzo de miles de profesionales. Pero los recortes sanitarios se van
notando: 3.162 millones menos de gasto sanitario entre 2009 y 2011 (2) y un recorte mayor en 2012 y 2013 según lo previsto en los presupuestos aprobados. Esta disminución de gasto público está siendo, en parte, a costa de un aumento del gasto directo de las familias, de tal manera que baja la proporción de gasto sanitario financiado públicamente en relación con el gasto sanitario total. Es una financiación menos justa.
La disminución de gasto en los centros públicos ha supuesto disminución de personal y ésta se traduce, en ocasiones, en un aumento del tiempo de espera para ser atendido y poder iniciar el proceso diagnóstico y el tratamiento adecuado: el tiempo medio de espera para cirugía programada creció de 61 días en junio de 2010 a 100 días en diciembre de 2012, un 64% más; la proporción de personas que esperan más de 6 meses pasó de 4% a 18% en el mismo periodo (3).
La disminución de gasto en los centros públicos ha supuesto disminución de personal y ésta se traduce, en ocasiones, en un aumento del tiempo de espera para ser atendido y poder iniciar el proceso diagnóstico y el tratamiento adecuado: el tiempo medio de espera para cirugía programada creció de 61 días en junio de 2010 a 100 días en diciembre de 2012, un 64% más; la proporción de personas que esperan más de 6 meses pasó de 4% a 18% en el mismo periodo (3).
Este deterioro podría estar ocasionando un efecto negativo en la salud,
en las posibilidades de mantenimiento y recuperación de la salud. El INE ya nos
ofreció una llamada de atención con el dato de Esperanza de Vida, que mostraba un ligero descenso en 2012 respecto a 2011. Si cada año (desde 1980) se registraba un
aumento de 0,2-0,3 años, en 2012 se registró una disminución de 0,1.
La inversión en sanidad y en servicios sociales públicos contribuye
al mantenimiento y mejora de la
salud y es un factor de riqueza y cohesión social, clave para la recuperación de
la economía y el bienestar. Su deterioro perjudica a la mayoría y solo beneficia a los más
poderosos.
Sería razonable frenar ya los recortes en políticas sociales
y detener las transferencias de recursos desde los trabajadores y las clases medias hacia los que más
tienen.
(1) http://www.msssi.gob.es/estadEstudios/estadisticas/sisInfSanSNS/informeAnual2012.htm
(2) Sistema de Cuentas de la Salud. Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, 2013
(3) Sistema de Información de Listas de Espera, MSSSI, 2013. http://www.msssi.gob.es/estadEstudios/estadisticas/inforRecopilaciones/docs/LISTAS_DE_ESPERA_Diciembre_2012.pdf
(4) World Health Organization. The World Health Report 2000. Health Systems. Improving Performance. WHO. Geneva, 2000. http://who.int/whr/2000/en
(2) Sistema de Cuentas de la Salud. Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, 2013
(3) Sistema de Información de Listas de Espera, MSSSI, 2013. http://www.msssi.gob.es/estadEstudios/estadisticas/inforRecopilaciones/docs/LISTAS_DE_ESPERA_Diciembre_2012.pdf
(4) World Health Organization. The World Health Report 2000. Health Systems. Improving Performance. WHO. Geneva, 2000. http://who.int/whr/2000/en
Llamemos las cosas por su nombre, cuando las “eficiencias” del mercado sanitario se basan en: reducción de costes materiales y humanos, aumento de tiempo de espera para ser atendido, e iniciar el tratamiento, son fallos del mercado; “ineficiencias” para los usuarios-clientes del Sistema Sanitario y una continuada pérdida del “bienestar” (“malestar”), que adquiere distintos grados: mal, pesadumbre, sufrimiento, intranquilidad, enfermedad.
ResponderEliminarSi además, en la gestión de la salud, intervienen criterios exclusivamente económicos, la eficiencia, viene señalada por la mano invisible del mercado. Estos fallos del mercado actúan como una auténtica epidemia, con resultados letales para la población afectada. Es hora de tomar medidas, antes que se convierta en una auténtica e incontrolable pandemia, la vida nos va en ello.