Mi posición es a favor de la financiación
sanitaria a través de un sistema de impuestos progresivos y contraria a la
financiación de la sanidad mediante copagos (es decir, hacer pagar al paciente cuando necesita un servicio sanitario, además de lo que paga a través de los impuestos para financiar la sanidad; es un "repago").
Se suelen utilizar tres razones para defender
la utilización de copagos.
1.La primera es lograr financiación.
Los copagos son la forma más regresiva de
financiar la sanidad. Paga el paciente, si puede, en el momento de usar los
servicios. Si no puede pagar, se queda sin atención, como 2 millones de personas en España el año pasado. Esta es la forma de financiación que se
intentó superar con la sanidad pública desde principios del siglo XX y que poco
a poco se fue cambiando. La financiación pública fue progresiva. En España, el
porcentaje de financiación a cargo del bolsillo del paciente, fue bajando
progresivamente. Hasta el RD 16/2012 que da un paso atrás importante.
No estoy de acuerdo en discutir ¿cómo
mejoramos el copago? Este planteamiento ya parece que acepta el copago como
inevitable o desable. Es decir, que pague el paciente. ¿Por qué? ¿No defendemos
que la sanidad debe pagarse a través de impuestos y que el paciente debe
acceder en función de necesidad? ¿Solo en parte? ¿Por qué? Cuando se dice: es que antes pagaban copago personas con un salario muy bajo y no pagan pensionistas con pensiones altas. Lo que habría que haber hecho es quitar el copago a los trabajadores de rentas bajas y no ponérselo a nadie, porque es una financiación injusta.
Los copagos significan que se traslada la
responsabilidad de financiar la sanidad, en una parte, al paciente. Es decir,
se reduce, se limita el principio de solidaridad que es la base ética del
modelo de sanidad pública que defendemos; como mecanismo de financiación el
copago es contrario al modelo sanitario universal, equitativo y solidario. Varios
estudios demuestran que el gasto individual en medicamentos vía copagos afecta
más negativamente a las personas de bajos ingresos. Además, si es un copago
pequeño, el coste de gestión hace que cueste más recaudarlo que lo que aporta. Como
medio de lograr ingresos el copago es a la vez inequitativo e ineficiente. El
propio director del Banco Mundial, JK Kim, señaló que los copagos eran injustos
e innecesarios. Conviene recordar que el Banco Mundial había venido defendiendo
la introducción y aumento de copagos hasta hace dos o tres años. Ahora, tanto
la OMS como el Banco Mundial insisten en que es una forma de financiación que
penaliza a las personas enfermas y pobres.
España es, todavía, uno de los países de la
UE-15 con más proporción de gasto sanitario a costa del paciente. Se debe
reducir esa proporción, no aumentar. En 2009 era del 25%; en 2012 llegó al
28,3% (MSSSI); la estimación para 2014 es que supone el 30%. Esta evolución
regresiva es consecuencia de políticas injustas, en especial el RD 16/2012.
2.La segunda razón por la que se introducen
copagos es por el efecto disuasorio.
El efecto de barrera hace que las personas se
frenen a la hora de pedir atención. Efecto disuasorio, para evitar demanda
innecesaria, abuso. El problema aquí es que el efecto disuasorio es para las
personas que tienen necesidad, lo mismo que para las que podrían estar
abusando, o utilizando mal el servicio. No tiene efecto selectivo entre
tratamiento necesario e innecesario. El otro problema es el efecto barrera se
produce en las personas de menos
renta. Por lo tanto, las personas perjudicadas con los copagos son las personas
realmente enfermas y de menor renta. Este efecto barrera, según varios
estudios, puede tener un impacto negativo en la salud.
En España, el año pasado, 2 millones de
personas no pudieron tomar los medicamentos que les recetó su médico, por
motivos económicos. (Barómetro Sanitario 2014: Pregunta 33: “¿En los últimos 12
meses ha dejado de tomar algún medicamento recetado por un/a médico/a de la sanidad pública
porque no se lo pudo permitir por motivos económicos?”: 4,5%). Que esto suceda
en España, y en 2015, es una tremenda injusticia. Piensa que podrían ser tus padres, tus hijos, o tú mismo.
Según el MSSSI entre 2011 y 2014 el número de
recetas facturadas bajó de 973,2 a 868,6 millones: 104,6 millones menos. El
efecto barrera creado por la desfinanciación de 400 medicamentos y el copago a
pensionistas funcionó. La pregunta es: ¿Eran necesarias esas medicinas? ¿Cuántas
de estas medicinas las habían prescrito los médicos sin necesidad y por qué? Una
persona con cáncer necesita medicamentos que tratan síntomas realmente
molestos, dolorosos, que generan disfunción real, no imaginaria. Esas personas,
jubiladas, o de rentas bajas, no pueden comprar esa medicación necesaria.
Por otro lado, para las personas de más renta
los copagos no frenan la utilización. En Alemania, con copago hospitalario, hay
el doble de ingresos por 1000 habitantes que en España, sin copago
hospitalario. En Francia, los copagos se cubren por seguros de empresa, para
las empresas más fuertes.
También se ha estudiado el efecto de
desviación hacia otros servicios más costosos (emergencias, hospitalización).
3.Una tercera razón es penalizar el uso de
servicios que no son costo-efectivos.
La intención de “orientar” con el copago hacia
servicios más costo-efectivos no se ha demostrado que funcione, como en el caso
anterior. En este caso es más adecuado retirar de la financiación pública las
prestaciones que no sean costo-efectivas. Si se trata de modificar
comportamientos (uso inadecuado de urgencias, etc.) se deben realizar otras
estrategias (formación, rediseño de circuitos, atención telefónica, etc.).
4. La ideología detrás del copago.
El copago no es solamente un debate “técnico”,
como si fuera algo inevitable (“¿cómo aplicamos bien el copago?”). El copago
tiene carga ideológica importante. Supone retroceder en el proceso de construir
un sistema de financiación pública, basado en impuestos. No es un tema menor.
Cuestiona el fundamento ético de considerar la atención sanitaria un derecho de
todas las personas y volver a considerarlo problema personal, como en España
hasta mediados del siglo XX y todavía en países del mundo. Y desde el punto de
vista político es un planteamiento liberal-conservador. Es el planteamiento que
ha aplicado el PP. Un planteamiento que quiso aplicar Thatcher y no pudo, pero
que una y otra vez regresa: “la atención sanitaria es un problema privado y
cada uno debe pagársela; si no puede porque es pobre, lo atenderá un sistema de
beneficencia con prestaciones básicas (cartilla de beneficencia)”.
La aplicación de copagos a otro tipo de
prestaciones (no farmacéutico) tiene las mismas implicaciones éticas y
políticas: financiación regresiva, exclusión de los más necesitados, etc.
Diferenciar prestaciones en la cartera de servicios según sean más o menos
costo-efectivas, y poner copagos, es un planteamiento contrario al derecho a la
atención sanitaria. Si no son adecuadas las prestaciones se deben retirar del
sistema, no poner copagos, ya que esta lógica abre la puerta a la conveniencia
(justicia) de financiar la sanidad con aportaciones de los pacientes, etc. Al
final, sálvese quien pueda.
5.Conclusión
El objetivo, desde un punto de vista humanista,
es que el coste de la atención no sea una barrera para su uso para ninguna
persona que necesite esa atención. Para lograrlo, la financiación de la sanidad
debe ser pública, a través de impuestos progresivos, y adecuada a nuestro nivel
de renta. Los copagos son una barrera para la atención sanitaria con
importantes efectos negativos, como demostró K Swartz. Por eso se deben reducir
progresivamente y suprimir los copagos y generar mecanismos alternativos para
mejorar la eficiencia y evitar la demanda innecesaria.
La formación y evaluación de los profesionales,
así como el diseño de incentivos apropiados, es más eficaz que la introducción
de copagos para evitar uso inadecuado de medicamentos u otros servicios.
Por otra parte, la formación y apoyo a los
pacientes, el refuerzo de la autogestión de los procesos crónicos, etc., la educación sanitaria y la promoción de la salud, contribuirán a mejorar la utilización racional y justificada de los servicios.
Una vez que el usuario "ha pisado" el sistema sanitario, por una u otra razón, ya no se le permite salir: tiene que recordar todas y cada una de las Especialidades que crea la medicina, siempre antes por la vía de los hechos que legalmente.
ResponderEliminarCuando buscas algo, lo que fuere, lógico será que te cueste; pero cuando es un tercero quien te crea la necesidad, eso no puede ser a costa del bolsillo de cada cual, porque nadie tiene -no pueder tener- tanta capacidad de persuasión como para a partir de esa primera consulta, tengas que volver sí o sí. Es decir, el único objetivo en tu vida es "ir al médico". Y eso, en un sistema público, no es asumible por ningún Estado.
En todos los casos, determinadas situaciones pueden -y deben- ser realizadas por Enfermeras, ya que el costo de esos servicios se reducen exactamente a la mitad del precio actual. Es impensable que un sistema sanitario público está "capitaneado" por la Profesión Médica, porque a las Enfermeras se les elevó el nivel y la consideración a Profesión Sanitaria, con plena autonomía técnica y científica, para ser útil y rentable al sistema.
Y es ese "sistema", desde cualquiera estructura de poder, el que está en manos de los mismos de siempre: de quienes cuando tienes la ocurrencia de "entrar" en el sistema sanitario no dejarte salir nunca más. Y, encima, pretenden que esa "imposición" se financie a costo de cada cual.
Efectivamente, quienes montaron el sistema sanitario lo hicieron con un objetivo: que el trabrajador recupere cuanto antes el alta, para seguir produciendo. Y el problema se nos plantea ahora, cuando ya no es sólo el trabajador al que atienden para su recuperación, también hay que hacerlo con los jubilados, cuyos años de vida se van prolongando, a pesar de tantos medicamentos. Es -era- el bienestar social quien alargó la vida de esas personas.
En definitiva: la asistencia en el SNS tiene que utilizar a la Profesión Enfermera, porque, de lo contrario, guste o sí, terminará en manos de ese colectivo que nos "impone" como objetivo de la vida asistir todos los días a algún tipo de consulta, que, en cualquiera de los casos, debería ser realizadas por Enfermeras. Y esto no es corporativismo: son números.
Claro, conciso y bien planteado.
ResponderEliminarUn abrazo fuerte
Juan Luis