La creación en el Reino Unido de una figura
llamada “Guardián Nacional” para promover una cultura de confianza, en la que
los profesionales sanitarios se sientan apoyados y seguros cuando comuniquen
eventos adversos, es muy positiva. Puede mejorar la información sobre problemas
reales de seguridad y puede contribuir a resolverlos. Deseamos el mayor de los
éxitos a Henrietta Hughes, responsable de esta nueva tarea.
Sin embargo, esta decisión, que busca mejorar
la seguridad y la calidad, es contradictoria con otras decisiones que se han
tomado en el NHS England, que van precisamente en la dirección contraria. El
que fuera hace años un modelo ejemplar de sanidad, se ha visto deteriorado
progresivamente por dos factores simultáneos: los recortes presupuestarios y la
privatización de la gestión. Menos recursos y buena parte de los menguados
recursos restantes derivados a intermediarios, contratistas, especuladores,
pillos, que aprovechan la desregulación del sistema sanitario inglés para
obtener pingües ganancias que se traducen en la sobrecarga de los
profesionales, la falta de medios, las listas de espera, la fragmentación y
discontinuidad de la atención, deteriorando la calidad y la seguridad, como han
mostrado los informes que, precisamente, han sido pie para la creación de esta
nueva figura. ¿Será una nueva cortina de humo? Esperemos que no, porque el tema es importante y grave.
La UE estimó que las reacciones adversas a los
medicamentos mataban a 197.000 ciudadanos de la UE cada año (¡540 cada día!),
con un coste en atención sanitaria de 79.000 millones de euros (1).
En el documento Agenda de la Unión Europea
sobre la calidad de la atención sanitaria con especial énfasis en la seguridad
de los pacientes (EXPH 2014), se insiste en dos aspectos: la mejora de los
sistemas de información, y la formación y participación de los profesionales y
los pacientes (2).
Muchas iniciativas han contribuido a mejorar
la seguridad de los pacientes en España, como la Estrategia de Seguridad del
Paciente del Sistema Nacional de Salud, desarrollada desde 2005, o la creación
de la Asociación Española de Gestión de Riesgos Sanitarios y Seguridad del
Paciente por Francisco Martínez López (3). En todas estas iniciativas, la
información y la participación de los profesionales es fundamental. Conviene no
olvidar que solamente se notifican y documentan un 5% de los eventos adversos (4).
El “Guardián Nacional” está muy bien. Lo
aplaudimos. Pero no es el tratamiento adecuado para la enfermedad del NHS
England. Desde luego no es suficiente. Se debe recuperar el espíritu de
servicio público, la dotación adecuada, la gestión pública eficiente. Des-mercantilizar
el sector (incluyendo muy especialmente el sector farmacéutico, y la enorme
presión del marketing sobre los prescriptores) será la mejor medida para
aumentar la seguridad y la calidad en la atención a los pacientes.
Referencias
(1) European
Commission (2008) Strengthening pharmacovigilance to reduce adverse effects of
medicines. Memo / 08 / 782. Press Release, Brussels, 10 December November 2008.
(2) Expert
Panel on effective ways of investing in health (EXPH). Final Report on Future
Agenda on quality of health care with a special emphasis on patient safety, 9
Oct 2014.
http://ec.europa.eu/health/expert_panel/opinions/docs/006_safety_quality_of_care_en.pdf
(3) Martínez López F, Ruiz Ortega JM (2001).
Manual de Gestión de Riesgos Sanitarios. Díaz de Santos. Madrid.
(4) Bañeres J et al (2006). Sistemas de
Registro y Notificación de incidentes y eventos adversos. Ministerio de Sanidad
y Consumo.
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