Según cuenta Emma Court en un artículo publicado por Bloomberg el pasado 19 de noviembre (1), el Dr Mathew Maurer,
cardiólogo y profesor de la Universidad de Columbia, colaboró como investigador
principal en el estudio pivotal de “tafamidis”, que estaría indicado en cardiomiopatía
amiloide por transtiretina, y cuyos resultados se publicaron en el New England Journal of Medicine (2). Cuando el Dr Maurer conoció el precio al que lo iba a
comercializar Pfizer (225.000 dólares al año, 651 dólares al día), manifestó su
desacuerdo, porque le parecía demasiado caro. Lo que cuesta el tratamiento al día, señaló, “es el presupuesto mensual para comida de mis pacientes”, y añadió “los
medicamentos no funcionan si la gente no puede pagar su precio”.
Maurer y sus
colaboradores han calculado que el precio del tratamiento anual no debería superar
los 16.563$, un 7,36% de lo que pide el laboratorio. El precio fijado es 13 veces mayor de lo que sería razonable, según Maurer. Es muy importante que los investigadores se pregunten por el precio justo para un medicamento.
Otra de las
investigadoras, la Dra Marth Grogan, cardióloga en la Clínica Mayo, confesó:
“hay pacientes que nos han dicho que no pueden pagarla, o que no quieren
sacrificar la educación de sus nietos”. “Conocemos a un paciente que vendió su
casa para pagar la medicina y se tuvo que ir a la casa de sus hijos”.
En los sistemas públicos
de salud las medicinas se financian en buena medida por el presupuesto público,
las pagamos entre todos para que las pueda tomar quien las necesita. Pero el
presupuesto tiene un límite, y los países están teniendo problemas para
financiar los medicamentos a precios abusivos. Este gasto excesivo se saca de
otras partidas, como gastos en personal o en equipamiento, con deterioro del
servicio sanitario y aumento de listas de espera.
Los precios de los
medicamentos tienen que ser suficientes para recuperar lo que cuesta la
fabricación y lo que costó la investigación a la empresa (descontando ayudas
públicas, etc.). Pero el precio no puede ser especulativo. La sociedad y los
gobiernos tienen que exigir un precio razonable, no abusivo, fijado según lo
que cuesta realmente la fabricación y la investigación. Para ello debe haber
transparencia en estos costes, debidamente auditados, así como en las negociaciones
sobre precios, como pide la Iniciativa Legislativa Popular “medicamentos a un
precio justo” (3)
(1)
Emma Court. Doctors who
helped develop hearth drug now balk at $225,000-a-Year Price. Bloomberg, 19 de
noviembre 2019.
(2)
Mauer M et al. Tafamidis Treatment for Patients with Transthyretin Amyloid Cardiomyopathy. N Engl J Med 2018; 379:1007-1016
(3)
ILP Medicamentos a un
precio justo
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