Es necesario y justo garantizar el acceso y asequibilidad de las vacunas y medicamentos a todas las personas.
(Charla presentada en el encuentro virtual con la Unión Democrática de Pensionistas de Madrid y de Castilla-La Mancha el 17 de marzo 2021).
Estamos ante una encrucijada moral y de supervivencia: si no nos salvamos todos, no se salvará nadie. Esta tarde vengo a pediros apoyo para una Iniciativa Ciudadana Europea que quiere impulsar el acceso de todas las personas a las vacunas y tratamientos frente a la COVID: “Que nadie se lucre con la pandemia”. La iniciativa propone suspender los monopolios de las empresas farmacéuticas mientras dure la pandemia, para que las vacunas y los tratamientos lleguen a todas las personas, a tiempo, y con un precio justo.
¿Por qué le interesa este tema a la UDP y a sus asociados? Porque la pandemia ha afectado a nuestras vidas desde hace un año y sigue contagiando a 3.000 o 4.000 personas todos los días, y sigue habiendo familiares nuestros en la UCI y sigue matando…
Y también porque corresponde a vuestra Visión del mundo y de las cosas. En vuestra página web dice:
La UDP quiere “construir una sociedad en que la solidaridad sea un objetivo primordial”. Y este tema de acceso a vacunas para todos tiene que ver mucho con la solidaridad y la justicia.
La UDP promueve “que todas las personas puedan disfrutar de jubilación sin preocupaciones materiales, asegurándoles atención a sus necesidades económicas, sanitarias, sociales, culturales, etc.” Y este tema de las vacunas, las patentes y los precios abusivos de las vacunas y los medicamentos tiene que ver muy directamente con la sostenibilidad de un sistema sanitario público viable y de calidad.
Las vacunas, como los medicamentos que salvan vidas, deben ser un derecho, un bien público, no un bien privado para el lucro de unos pocos. Jonas Salk, descubridor de la vacuna de la polio, cuando le preguntaron ¿de quién era la patente de la vacuna? Dijo: de la gente, ¿se puede patentar el sol?
ESTAMOS EN UNA ENCRUCIJADA Y EL CAMINO QUE TOMEMOS DEPENDE DE NOSOTROS: precios abusivos y acceso restringido, o acceso abierto y precios justos.
Cuando se cumple un año de la pandemia vemos un triste panorama:
119 millones de personas contagiadas, 2.700.000 muertos,
Confinamientos de países enteros, en todo el planeta,
Parón de la economía, con millones de puestos de trabajo destruidos en el mundo, más probreza…
Un problema que ha afectado más a los menos favorecidos, a los más débiles, también a los más mayores. La mortalidad en las residencias ha sido un efecto, en muchos casos, de discriminación por edad, edadismo, y de la falta de una dotación suficiente en la sanidad pública que es preciso corregir.
Estamos ante un problema global, una experiencia excepcional. Requiere respuestas globales y excepcionales.
Podemos tratar de resolver este problema todos juntos, o podemos optar por el sálvese quien pueda. Podemos optar por la justicia y la solidaridad, dar a cada uno lo que es suyo, o podemos beneficiar a una minoría con enormes ganancias, y para la mitad del planeta darles la limosna, dar las migajas que nos sobran, ponerlos al final de la cola.
Nos jugamos la dignidad como seres humanos, nuestra conciencia ética, porque podemos salvar a millones de personas o mirar para otro lado y dejarles morir.
Y, más aún, si no reaccionamos, nos jugamos también nuestra vida, nuestra supervivencia: el futuro de la humanidad…
El acceso a las vacunas.
Uno de los posibles medios para frenar y vencer a la pandemia son las vacunas. Gracias a una enorme inversión pública, de más de 20.000 millones de euros, se han descubierto y se están fabricando y administrando 14 vacunas diferentes, que parecen eficaces y seguras.
El problema es que, aunque la investigación y desarrollo de las vacunas se ha hecho con dinero público, los gobiernos de la Unión Europea y de EEUU han dado el monopolio de fabricación y venta a unas pocas empresas farmacéuticas privadas, con las patentes de medicamento. Al tener el monopolio, son las empresas las que deciden dos cosas fundamentales: el precio, y la cantidad que van a fabricar.
Las empresas y sus altos ejecutivos quieren obtener el máximo beneficio posible, es la ley de la selva, la ley del más fuerte. Pero los gobiernos deberían poner por delante el interés general. Y no está siendo así. Las empresas tienen mucha fuerza para presionar a los parlamentarios y los gobernantes, animándoles a seguir manteniendo los monopolios de las patentes, para que puedan seguir ganando mucho dinero. Cada uno de los altos ejecutivos de estas empresas han ganado en 2020 entre 10 y 100 millones de euros para sus bolsillos. Y quieren más. Y por eso, si un gobierno pretende retirar la patente, se oponen.
Al poner precios altos a las vacunas, la ciudadanía, todas y todos nosotros, tenemos que pagar más de lo que sería justo. Algunos países no lo tienen, y se quedan sin vacuna. Otros lo tenemos, pero tenemos que gastar mucho más de lo que sería justo; un dinero que necesitamos para otras necesidades sociales.
Por ejemplo, una vacuna que cuesta un euro la estamos pagando a 10 euros. Si en España, en promedio pagamos 10 veces más de lo que cuesta y compramos 100 millones de dosis, estaremos pagando 1.000 millones de euros por algo que cuesta 100 millones. Gastaremos 900 millones de euros de más. Es mucho dinero. Lo que gana un pensionista en un año, multiplicado por 54.000. La pensión de un año de 54.000 personas. No podemos tirar ese dinero, solo para que se enriquezcan unos pocos a quienes los gobiernos han dado el monopolio.
En una pandemia, donde está en juego la vida de todos, los monopolios de las patentes de vacunas y medicamentos deben estar prohibidos.
Esto es lo que pide la Iniciativa Ciudadana Europea que hoy vamos a comentar y para la que os pedimos apoyo. No es una ocurrencia nuestra. Esto es lo que defiende el Secretario General de Naciones Unidas, António Guterres, lo que pide el Director General de la OMS, Dr Tedros, o la Alta Comisionada para los Derechos Humanos de Naciones Unidas, Michelle Bachelet, y muchos otros… Esto es lo que han pedido más de 100 gobiernos de países de ingresos bajos y medios, porque no pueden pagar las vacunas a esos precios. Pero los gobiernos de los países ricos, EEUU, Unión Europea y otros, se oponen.
Los monopolios de vacunas provocan, además, otro problema, la escasez, la falta de suministro. Lo vemos también aquí, en España, cómo se retrasan y se suspenden las vacunaciones. En Israel ya han puesto 100 dosis por cada 100 personas, en Reino Unido 36, en EEUU 29, en Europa solamente 10, tres veces menos que en EEUU. ¿Por qué? Nosotros tenemos una buena red de atención primaria para administrar las vacunas, pero no hay bastantes, y las empresas las envían primero a quien paga más. Cuando la Unión Europea vio que parte de las vacunas que habían comprado se enviaban a otros países que pagaban más, decidieron bloquear las exportaciones, como han hecho en Italia con un envío destinado a Australia. Pero esa no es la solución. Nos podrían bloquear a nosotros las materias primas necesarias para producir las vacunas. La solución es quitar los monopolios y que se puedan fabricar vacunas en cualquier fábrica del mundo acreditada.
Porque, si en Europa hemos puesto 10 dosis por cada 100 personas a mediados de marzo, en África hay muchos países en los que no han puesto una sola dosis y en promedio han puesto 0,05 por cada 100 personas. La desigualdad en el acceso a las vacunas es terrible. En España y Europa, si las empresas cumplen sus contratos, podremos estar vacunados a final de 2021. Pero en muchos países de África, América Latina y Asia, no se habrán vacunado hasta final de 2022 o 2023. Y habrán muerto decenas de miles de personas que podían haberse salvado. Cada día que pasa con el bloqueo de las patentes, morirán miles de personas. El obispo de Ciudad del Cabo califica esta situación de genocidio. Y no exagera. El Dr Tedros la califica de catástrofe moral. Y tiene razón. José Antonio Martín Pallín, que fue magistrado del Tribunal Supremo, la define como crimen contra la humanidad.
Pero, además, es un suicidio.
Si no se vacuna a todos en todo el mundo, surgirán variantes. Mientras el virus circule, seguirá mutando. Y se mantendrá la pandemia y el bloqueo de la economía.
Las vacunas, como otros tratamientos tienen lo que se llama “ventana de oportunidad”, si se pasa demasiado tiempo sin lograr la vacunación completa de la población, no vale, porque genera mecanismos de escape, porque pierde protección inmunitaria. Es lo mismo que cuando atendemos una persona con parada cardíaca, hay una ventana de oportunidad para hacer la Reanimación Cardiopulmonar. O en un cáncer, cuando se dice: llegamos tarde, porque ya había producido metástasis y ya no era operable, o en un enfermo de diabetes, que necesita la insulina en un momento dado… una ventana de oportunidad. Para las vacunas son unos 6 meses. Debemos producir y administrar las vacunas a toda la población mundial para frenar la pandemia. En EEUU tardarán 6 meses, en España un año, en el mundo más de 2 años. Llegaremos tarde.
La Camara de Comercio Internacional calcula unas pérdidas de otros 9 billones de dólares en los próximos dos años si no se frena la pandemia en todo el mundo. Además, puede que alguna variante sea más letal y más contagiosa, y entonces, con este sistema de monopolios, no podremos reaccionar a tiempo: mientras se discute sobre dónde y quién fabrica, no pararíamos el virus y nos arrasaría. Y, desde luego, tenemos que estar preparados para futuras pandemias, que pueden ser más agresivas. Si respondemos de la misma forma, con los monopolios, estamos perdidos.
Hay alternativas. Suprimir las patentes y compartir el conocimiento. Sin monopolios, y obligando a todas las universidades y empresas a compartir la tecnología y el know how, la fórmula y el conocimiento, podríamos multiplicar por tres o cuatro la fabricación de vacunas. Si ahora tenemos una capacidad de 4.000 millones de dosis anuales y las empresas van a aumentar a 7.000 millones de dosis anuales a final de año, si se liberaran las patentes y se hiciera transferencia de tecnología, podrían ponerse a fabricar otras 200 plantas, con una capacidad de 20.000 millones de dosis anuales. En menos de un año se podría vacunar a todo el planeta.
Y si el precio es el de coste, en vez de un precio abusivo, podríamos vacunar a todos y gastaríamos 4 veces menos de lo que vamos a gastar los países ricos para vacunar a nuestras poblaciones a precios abusivos. Pagaremos 58.000 Millones € por 5.800 millones de dosis en 2021. El sobreprecio es de 52.000 Millones €. Suficiente para pagar otros 12.000 Millones de dosis vacunar a todo el mundo y ahorrar 40.000 millones €.
Hay alternativas, que permitirían vacunar a todo el mundo, con menos gasto. Y para que los gobiernos quieran aplicarlas tienen que sentir la presión de la gente, que contrapese la presión que hacen las grandes empresas farmacéuticas.
Los gobiernos de la UE dicen que las patentes son necesarias como incentivo para que las empresas, con esas ganancias, investiguen, pero la gran mayoría, más del 90% de la investigación de vacunas se ha pagado con fondos públicos. Y, más allá de la pandemia, el dinero que se da a las empresas con los sobreprecios por monopolios es 4 veces más de lo que gastan en investigación: en Europa se les dan 100.000 millones de euros anuales para investigación y gastan solamente 25.000 millones, el resto va a beneficios abusivos. Y de lo que gastan, la mayor parte son investigaciones no innovadoras, para aumentar los precios con pequeñas modificaciones. Las innovaciones las hacen las universidades y pequeñas empresas con dinero público.
Los gobiernos de la Unión Europea dicen que la solución es que las empresas tengan el monopolio, porque son las que saben fabricar. Pero, a su vez, estas empresas sí que subcontratan a otras plantas para que fabriquen las vacunas. Aunque solo a las que ellas quieren; las demás lo tienen prohibido. Es decir, los gobiernos podrían obligar a que el conocimiento y la tecnología para hacer las vacunas se cediera no solamente a esas plantas que eligen las empresas, sino a todas las disponibles, para que vendieran a precio de coste.
Los gobiernos dicen que las empresas con el monopolio pueden ceder voluntariamente la licencia de fabricación a otras, pero no lo hacen. La OMS puso en marcha un repositorio, un mecanismo para reunir todas las tecnologías y conocimiento para fabricar vacunas y tratamientos, el COVID Technology Access Pool, o C-TAP, pero ninguna empresa ha llevado ahí sus tecnologías para la COVID. Ninguna.
Los gobiernos dicen que, en todo caso, sin suspender las patentes con carácter general, un país podría suspender específicamente una patente, con lo que se conoce como licencia obligatoria. Pero cuando un país intenta hacerlo, la industria farmacéutica se opone, lo lleva a juicio y promueve presiones comerciales a través de los gobiernos de EEUU y de la UE.
Está en nuestra mano cambiar, está en nuestra voz, para convencer a los gobiernos. Nuestro silencio es cómplice. Por eso promovemos la Iniciativa Ciudadana Europea “Right2Cure” “Que no se lucren con la pandemia”. Habrá otras propuestas que también son válidas y que hemos de apoyar. Pero esta es una más, y es útil, y va en la buena dirección.
¿QUÉ ES UNA INICIATIVA CIUDADANA EUROPEA?
https://noprofitonpandemic.eu/es/
Un grupo de al menos un millón de ciudadanos de la UE puede pedir a la Comisión Europa que proponga un texto legislativo en alguno de sus ámbitos de actuación. El plazo de recogida de firmas es un año.
Una amplia coalición europea formada por sindicatos de trabajadores de la salud, ONGs, grupos de activistas, asociaciones estudiantiles, asociaciones de profesionales sanitarios y expertos en salud iniciamos desde el 30 de noviembre una Iniciativa Ciudadana Europea.
¿QUÉ PRETENDE ESTA INICIATIVA CIUDADANA EUROPEA? QUE NADIE SE LUCRE CON LA PANDEMIA. DERECHO A LA CURACIÓN Y LOS TRATAMIENTOS
Visto el Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea (TFUE) y, en particular, sus art 114, 118 y 168, pedimos liberar a las vacunas y medicamentos de las patentes. Frente a la pandemia, no podemos permitirnos que la población mundial quede desprotegida por los monopolios que crean las barreras económicas y la falta de suministro suficiente.
Esta iniciativa vinculante añade otra voz a la preocupación expresada por grupos de la sociedad civil, expertos en salud pública y líderes mundiales de que las vacunas y los tratamientos recientemente desarrollados podrían estar disponibles sólo para una pequeña parte de la población debido a las barreras financieras y logísticas.
¿Cuales son nuestras demandas?
- Velar para que los derechos de propiedad intelectual, incluidas las patentes, no dificulten la accesibilidad o la disponibilidad de cualquier futura vacuna o tratamiento para la COVID-19.
- Velar para que la legislación de la UE sobre los datos y la exclusividad comercial no limite la eficacia inmediata de las licencias obligatorias expedidas por los Estados miembros.
- Introducir obligaciones legales para que los beneficiarios de los fondos de la UE compartan los conocimientos en materia de tecnología sanitaria, la propiedad intelectual y/o los datos relacionados con la tecnología sanitaria de COVID-19 en un fondo común de tecnología o patentes.
- Introducir obligaciones legales en materia de transparencia de las contribuciones públicas, los costos de producción y las cláusulas de accesibilidad, y asequibilidad combinadas con licencias no exclusivas para los beneficiarios de los fondos de la UE.
ANTES DE LA PANDEMIA YA TENÍAMOS EL MISMO PROBLEMA
El problema de falta de acceso a medicamentos no es solamente en la pandemia.
En el mundo, 2.000 millones de personas, una de cada 4, no puede comprar el medicamento que necesita, y 10 millones de personas fallecen cada año por esta causa…
En España, 1,5 millones de personas, muchos de ellos pensionistas, no pueden comprar el medicamento que le han recetado en la sanidad pública, por los copagos o por medicamentos desfinanciados, con 100% de copago.
Los precios tan altos de los nuevos medicamentos provocan retrasos en su autorización y financiación pública, y racionamientos. Por otro lado, algunas empresas provocan el desabastecimiento de medicamentos menos caros, que ya no tienen patente, y sacan otros nuevos, sin mayor beneficio terapéutico, pero mucho más caros.
Los beneficios abusivos de la industria farmacéutica, por los sobre-precios que obtienen gracias a los monopolios de las patentes, les dan mucho poder, y parte de ese dinero, más de 30.000 millones de euros en la UE, lo dedican a marketing, para fomentar el consumo de medicamentos caros. Esto condiciona una sobreprescripción, y polimedicación, con numerosos efectos adversos, sobretodo en personas mayores.
Los altos precios y el consumo innecesario tienen como consecuencia un exceso de gasto farmacéutico: De suponer un 15% sobre el gasto sanitario público total, ahora es casi un 30%. Este dinero se detrae del resto del presupuesto, necesario para personal, equipamiento, infraestructura, que se va deteriorando.
Con parte de esos beneficios excesivos las empresas farmacéuticas presionan a los gobiernos para que las cosas sigan igual. En 1994 lograron que se generalizara la aplicación de las patentes de medicamentos, con el Acuerdo sobre los Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual Relacionados con el Comercio, los ADPIC.
Muchos médicos y profesionales sanitarios se oponían a las patentes de medicamentos, entendiendo que los conocimientos en medicina se deben compartir sin barreras para beneficio de los pacientes. Son bienes públicos. Advertían que las patentes supondrían una barrera al acceso a los medicamentos para millones de personas, porque los monopolios provocarían el aumento de precios. Así fue y así está siendo desde entonces. Falta de acceso, exceso de gasto público y enormes beneficios para las empresas, 8 veces más sobre volumen de ventas que la media del sector industrial, en comparación homogénea.
La justificación para darles este monopolio sobre el medicamento era que así ganarían más y podrían invertir más en investigación. Mejores medicamentos para los pacientes. Esto se ha demostrado falso. 3 cuartas partes del dinero que les damos a través de sobreprecios para investigar lo desvían a beneficios abusivos, y solo una cuarta parte va a investigación. Esa cuarta parte no va a medicamentos innovadores, sino a medicamentos “yo también”, con ninguna o con pequeñas mejoras y precios 10, 100 o 1000 veces más altos que medicamentos equivalentes. El 75% de la innovación real, como en el caso de las vacunas, la han pagado fondos públicos directos.
¿Por qué los gobiernos no paran este abuso? Porque no saben, no pueden o no quieren. Porque no saben, equipos que llegan a un gobierno y tienen muchos asuntos, no son expertos en la materia, conocen lo que dice la industria, lo que hacen los demás, lo que se viene haciendo en España, y siguen la rutina… Porque no pueden: conocen que la industria está abusando de los precios, que está obteniendo enormes beneficios, tratan de cambiar algo, pero la industria presiona en contra, plantea pleitos en los tribunales, recurre a los organismos internacionales, amenaza con retirar sus plantas del país, organiza campañas en contra en medios de comunicación, plantea represalias comerciales en otros sectores de la economía… y el gobierno decide frenar sus intentos de cambio. Porque no quieren: se alinean con los intereses de la industria, son parte de su mismo entramado, puertas, gratificaciones por diferentes servicios, pago de campañas electorales, como en EEUU, etc.
No es fácil el cambio. Pero es posible.
En el tema de vacunas hemos visto algunos avances importantes durante la pandemia: fondo global para financiación pública de la investigación; investigación abierta y cooperativa (solidarity); ayuda a la fabricación (compras anticipadas), aunque no se hayan exigido licencias abiertas y transferencia de tecnología; algo más de transparencia, con la publicación de algunos contratos, aunque sean contratos tachados; en algún caso precios de coste, aunque en general precios abusivos…; compra conjunta y distribución en proporción a la población en países de la UE… enfoque que debería ser de ámbito mundial; amenaza de usar el art 122 del TFUE para imponer licencias obligatorias; … Son avances, son cosas positivas. Pero con la Big Pharma hemos topado, amigo Sancho. Ha faltado la decisión de suprimir las patentes y apoyar la propuesta de India y Sudáfrica en la Organización Mundial del Comercio (OMC), para aumentar la fabricación al máximo y poner precios de coste, llegando a tiempo a vacunar a todo el mundo. Sin embargo, las reuniones de la OMC siguen en abril y el problema de los monopolios no se ha resuelto, hay que seguir luchando.
NECESIDAD DE MOVILIZACIÓN…. Iniciativa Ciudadana Europea (ICE)
Todos merecemos protección frente a la COVID-19
Es necesario garantizar el acceso y asequibilidad de las vacunas y medicamentos a todas las personas. ¿acaso es imposible?
Mi amigo el cura Aurelio, de Talavera de la Reina, advierte de dos pecados muy comunes:
Pecado de pensar y decir “no es posible cambiar nada”
Pecado de pensar y decir “que lo cambien otros, los políticos, los que mandan”
No debemos mirar hacia otro lado, tenemos que asumir nuestra responsabilidad…
Tenemos que hacer que cambie, y podemos hacerlo. Si no lo hacemos nosotros, no lo va a hacer nadie por nosotros….
Vacunas para todos en todo el mundo. Si no termina la pandemia en todo el mundo no termina en ningún lugar del mundo, porque ya vimos cómo llegó en apenas unas semanas desde Wuhan. El mundo es global, la movilidad de las personas y los bienes hace que los contagios sean muy fáciles y muy rápidos. Las pandemias vendrán cada vez con más frecuencia, y pueden ser peores, mucho peores. La respuesta de los países tiene que ser global e inmediata.
Si todas las organizaciones ciudadanas y sociales, como UDP MADRID, UDP CLM, UDP ESPAÑA, …; CON UGT, CON CCOO, CON CERMI, con los Estudiantes, con sociedades de salud pública, con asociaciones de vecinos, piden a sus afiliados que firmen la ICE, los gobiernos tendrán que reaccionar… Así que mucho ánimo y sumaros a la ICE por vacunas para todos en todo el mundo.
¿CÓMO PUEDES AYUDAR?
- FIRMA ONLINE la iniciativa desde web: Right2Cure
- ÚNETE como organización, asociación, o colectivo al Comité de la Iniciativa #Right2Cure en España escribiendo al mail de contacto: right2cure.spain@gmail.com
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