(manuscrito reencontrado en la feria
del libro antiguo, a mayo de 2012).
Habiéndoseme
encomendado dar noticia destos sucesos vine a tomar ejemplo del ilustre
Cervantes cuando escribió: "En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no
quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en
astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor. Una olla de algo más
vaca que carnero, salpicón las más noches, duelos y quebrantos los sábados,
lantejas los viernes, algún palomino de añadidura los domingos, consumían tres
partes de su hacienda". Y más adelante añadía: "Frisaba la edad de
nuestro hidalgo con los cincuenta años, era de complexión recia, seco de
carnes, enjuto de rostro, gran madrugador y amigo de la caza". Parece imposible
que en tan pocos trazos se retrate la figura del más famoso caballero de la
Historia. Pero es cosa de maestro, que aunque falto de una mano era sobrado de
inteligencia.
Pues bien, ¿qué
trazos usaré para describir cómo era nuestro Sistema Nacional de Salud y en qué peligros lo vemos zozobrar en estos días?
Podría comenzar diciendo: en un lugar del Planeta que algunos llaman Spain y
otros España o Espanya, no ha mucho tiempo que sus gentes decían poseer un
sistema sanitario Universal, pues a
buscar su socorro y cuidados tenían derecho todos los españoles por la sola
circunstancia de haber nacido en esta tierra, no haciéndose diferencia entre
clérigos, campesinos, nobles y plebeyos o aún gente sin oficio ni beneficio y,
aunque resulte difícil de creer que así ocurriera, el que esto afirma no
escribe de oídas ni de testimonio ajeno, sino que ha podido ver estas cosas tan
ciertamente como cuando Tomás metió la mano en el costado de Nuestro Señor
Jesucristo.
Item más, decían
deste Sistema que era Solidario, pues
de cada cien euros que se consumían en galenos y practicantes, setenta y cuatro
dellos procedían de las arcas públicas, a donde, aunque parezca cosa de
asombro, debían poner más los de mayor hacienda y menos aquéllos sin posibles,
no faltando alguno que por querer escapar destas obligaciones hacía necesario
el uso de alguaciles y sentencias.
En lo que
concierne al gobierno destos asuntos, casas de salud, hospitales y otros
servicios concernientes, hállabanse en su mayor parte en manos de los gobiernos
elegidos por democrático sufragio en las diez y siete Tierras que conforman esta
España, llamándose a esto modelo Descentralizado
o Autonómico, porque autónomos son estos gobiernos para hacer lo que les dicte
su buen sentido, y modelo Participativo, porque en la elección de
estos gobiernos el voto del hombre vale tanto como el de la mujer y el de los
unos tanto como el de los otros.
Dícese además que
era un sistema de gestión directa o Integrada,
siendo así que setenta entre cada cien casas, enseres, artilugios y personas dedicadas
al arte de curar los eran de Instituciones Públicas, de pública propiedad y
gobierno, lo cual no quiere decir sino que pertenecen al común y no a
particulares.
Añaden los que
desto entienden que era un sistema Completo o Integral, puesto que en él tanto se aplican vacunas como se dan
consejos a las recién paridas, se entablillan huesos o se combaten calenturas y
se curan malas digestiones. Puedo asegurar también a quienes esto leyeran,
aunque parezca cosa de encantamiento, y con licencia de mi confesor, que es
posible tomar el corazón de una persona tristemente fallecida para que puesto
en otra persona moribunda, mediante artes y ciencias dé movimiento a su sangre
y con ella vida a su cuerpo que de otra manera hubiera fenecido. Sirva este
ejemplo como muestra de las maravillas que me ha sido dado contemplar y que en
boca del hidalgo Don Quijote no hubieran hecho sino aumentar su fama de hombre
dado a las fantasías, ya que no se conocen hechos tan notables en tiempo
alguno, si no es aquél trasplante de pierna que lograron los Santos Cosme y
Damián en un desgraciado, pero entonces medió milagro.
En llegados a este
punto no es descabellado razonar que debido al esfuerzo deste ingenioso sistema
sanitario, y al mejor comer del pueblo, que es cosa necesaria sin la cual, por
mucho galeno de fama que se aplique pierde el pobre su salud, la vida de las
gentes estaba más libre de males y se había alargado de tal manera que tomando
en promedio los nacidos y los difuntos en un año según sus edades resultaba una
probabilidad de vivir, habiendo nacido hoy, de más de 84,9 años para las
mujeres, y algo menos para los hombres, por ser ellas de mejor encarnadura y
más sensatas. Admirábanse ansí los extraños por lo Eficaz deste modelo,
que solo en las lejanas tierras de Japón tenía rival.
En lo concerniente
a la bolsa, aunque esta fuera pública, como queda dicho, y aún más por eso,
podríase pensar que no hay dinero bastante para sostener este impresionante
edificio. Quizá responda a esta duda si digo que he comprobado, sumando y
restando tantas veces como ha sido preciso, y aun a costa de perder algo de
vista en mi ojo derecho, que no llegaban a siete euros de cada cien del Reino
los que pagaban vendas y píldoras, ungüentos y salarios, y todo lo necesario
para que se pudiera atender debidamente a los enfermos con público servicio.
Llaman a esto los escribanos ocupados en la economía “eficiencia”, pues resultando cosa tan beneficiosa cuesta tan poco.
Basten hasta aquí
estos pocos trazos para llevar a las mientes de vuesas mercedes lo que me ha
sido dado a conocer desde sistema nacional de salud a lo largo de los años. Y
siendo que parece cosa buena podría pensarse que sería menester mantenerlo en
su actual estado.
Sin embargo, la
oscuridad y la tormenta se ciernen hoy sobre esta hermosa creación del ingenio
humano. Merkatos, el terrible Dragón de las siete cabezas invisibles, cada una
de las cuales es más voraz que la del gigante Pantagruel, se ha desatado y quiere
devorarlo todo. Sabíamos que en tiempos de nuestros padres, después de las terribles
guerras, los pueblos europeos y sus gobernantes lograron sujetarle para que sometiera su energía al servicio de la sociedad. ¡Qué fatal error pensar que estaba dominado para siempre!. En el fondo de su
gigantesco corazón anidaba la furia, y a través de los conjuros del Mago Milton desde su poderosa fortaleza de Chicago embrujó a la Dama de Hierro, señora de la isla de Britania, y al Caballero Rígan, el de los prósperos Estados del Norte.
Ellos fueron desatando las regulaciones que constreñían a Merkatos y cuando tuvo fuerza
suficiente se liberó por completo, conjurándose con otros gobernantes y
atemorizando a los demás. Su primer gran asalto fue la crisis de las hipotecas basura que mientras le daba ingentes beneficios destruyó millones de empleos en el mundo.
Pero Merkatos
seguía hambriento y fijó su mirada en el sistema sanitario público. Olía presa. Los sistemas de protección social le
escamoteaban bajo su tozudo manto protector a miles de aldeanos que podrían
pagarle pólizas privadas si no tuvieran derechos. En ese momento se lanzó a la carga el Caballero
Monetaryfund quien con su poderoso arco lanzó un “press release” envenenado: el aumento de la
esperanza de vida de los aldeanos era un riesgo para ellos mismos y para sus
naciones, porque aumentaba los costes. A buen entendedor pocas palabras. ¿Había creado un problema la sanidad pública al evitar la muerte prematura?. No exactamente, pero en todo caso, había que recortarla, y recortar también los derechos de jubilación.
Desde entonces Merkatos amenaza con la “prima
de riesgo”, y una jerga cabalística que imprime el miedo en el alma de las gentes
humildes y de los jubilados, sin que los gobiernos le puedan hacer frente. Ejércitos de sabios enviados por el Dragón insisten
una y otra vez: la sanidad pública no se sostiene, la queremos privatizar por
vuestro bien, Merkatos dará la solución. Es sabido, dicen, que muchos aldeanos toman las
medicinas por capricho, pues que paguen por ello. Si los enfermos comen en los
hospitales, que paguen por ello, y aún mejor, que cierren los hospitales para
que Merkatos pueda abrir otros, donde el ánimo de acrecentar la bolsa hará que
gaste menos dando mejor servicio. Unos proponen que no se admita a las personas en
los hospitales más allá de los 75 años cumplidos, ni tampoco se les de
tratamiento en las máquinas para fabricar orina, pues son de mucho gasto, que el
enfermo gasta siempre mucho, y como ellos han vivido ya mucho tiempo no es
menester que sigan sufriendo en este valle de lágrimas, pareciendo mejor que se
usen esos dineros en personas más jóvenes y con más rentas, en donde el oficio
de los médicos aprovechará más. Otros argumentan que no se apliquen remedios de ninguna clase
al que usa de las hojas de tabaco de las indias, porque en su mal llevan su
castigo y su penitencia. Argucias y confusión, comunicados y dossieres, para que los humildes ciudadanos salgan desconcertados
y ayunos de esperanza.
No dejan de llegarme tristes noticias desde todos los rincones del
Reino dando testimonio de enfermos que temen empeorar su salud al demorarse los
cuidados que precisan. El otrora famoso sistema nacional de salud, está herido y el descalabro será grande si no se pone freno al desatino. Pero desde este rincón de España siento que la voluntad insobornable del
Quijote nos muestra un camino a la utopía.
ME ALEGRA ENCONTRARTE CONSTRUYENDO CON PALABRAS...MUCHO ÁNIMO AMIGO QUE ESTOS NUEVOS GIGANTES NO PODRÁN CON NOSOTROS.Luisa
ResponderEliminar