Ayer, 29 de noviembre, participé en un
homenaje a la Presidenta de Honor de la Asociación Talaverana de Amigos,
Familiares y Personas con enfermedad mental.
Argimira González Cañizares, una gran mujer,
luchadora, simpática, inteligente y generosa, recibió el cariño de sus paisanos y
de todas las personas que trabajan en Salud Mental, por su dedicación a esta
tarea durante más de 20 años.
En esos años se han logrado importantes
avances. En Talavera se cuenta con servicios sanitarios y sociales bien
desarrollados, al mismo nivel que en otras regiones de España o de Europa. Sin
embargo, queda mucho por hacer. La misma Argimira, en sus palabras de
agradecimiento, recordó que los servicios de Salud Mental “han sido siempre la
Cenicienta de la sanidad”. Y es bien cierto, como lo muestra la enorme diferencia de Esperanza de Vida en las personas que padecen trastorno
mental severo en comparación con la población general: diez años menos. Una brecha inaceptable.
La reciente publicación de la OECD, “Health at
a Glance 2013: OECD indicators”, dedica un apartado a estudiar el exceso de
mortalidad en las personas que padecen un trastorno mental y confirma esta diferencia. La “mortalidad excesiva”
en personas que padecen trastornos mentales es entre 2,1 y 8,8 veces mayor que la de la
población general, según los países.
Las razones de esta desigualdad son varias.
Entre otras, un menor acceso a los servicios de salud, por dificultad de
percibir su problema de salud, o dificultad de expresar la demanda, o de ser
atendido. También existe un mayor riesgo de muerte por suicidio y la mayor presencia
de factores de riesgo como el consumo de tabaco, alcohol y otras sustancias, o
el sedentarismo. Otro factor a controlar son los efectos secundarios de la
medicación. Y, sin duda, el estigma y la exclusion social disminuyen los apoyos y la
accesibilidad a los servicios. Sobre todas estas causas se puede actuar para
evitar ese riesgo mayor de mortalidad.
Si los sistemas sanitarios tienen como uno de
sus principios la Equidad, es decir, tratar a las personas en función de la
necesidad, parece evidente que las personas que padecen un trastorno mental
deberían contar con más apoyo, con más recursos en proporción a su mayor
necesidad, con programas orienados a prevenir los riesgos excesivos para la
salud. Esta brecha en mayor mortalidad es inaceptable. Por eso son inaceptables
los recortes de recursos sociales y sanitarios en la atención a personas que
padecen un trastorno mental que se están aplicando en España y en otros países de Europa. Precisamente en
tiempo de crisis pueden aumentar los problemas mentales. Y precisamente en este
tiempo es más importante reforzar los programas de salud mental, los centros de
rehabilitación, los programas de integración socio laboral, la atención
psicológica, el apoyo a las familias y los programas de prevención y promoción
de la salud mental. Por eso es inaceptable la disminución del tiempo de atención
personal y el aumento de las listas de espera. Como es inaceptable el proyecto
de reforma del Código Penal que vuelve a introducir el concepto de Peligrosidad
en relación con las personas que sufren trastorno mental.
En los últimos 25 años, en España y en Europa
se había avanzado mucho en Salud Mental. Pero la vida es avance y retroceso, y por eso se necesitan
muchas Argimiras para seguir defendiendo permanentemente los derechos de todas las personas y la equidad en la atención sanitaria. Todos tenemos derecho
a las mismas oportunidades de vivir. No es inevitable que las personas con
trastorno mental vivan peor y deban morir antes.