He podido leer estos días el Informe de la
Sindicatura de Cuentas de la Comunidad Valenciana: “Resonancias Magnéticas, una
oportunidad de ahorro” (informe 2013/6), y me ha parecido muy interesante.
La Auditoría analiza esta concesión, licitada
por 497 millones de euros para 10 años, y estudia su aplicación desde
30/10/2008 hasta 2012.
Hay una serie de exigencias de tiempo de
respuesta y calidad, cuyo cumplimiento no ha podido ser verificado por la
Sindicatura. “El servicio de conciertos carece de información de gestión, con
carácter periódico, que recoja indicadores básicos de actividad concertada,
como son: el número de pacientes e informes realizados, pruebas realizadas,
coste total por cada uno de los conceptos que componen una prestación
sanitaria…, tiempo de espera, etc.”
Lo que sí ha podido es calcular el coste por
estudio, y estimar que “en el caso de prestar los servicios con medios
propios”, los contribuyentes se habrían podido ahorrar hasta 16,7 millones de
euros por año, un 45% del gasto pagado a la concesionaria. Dicho de otra
manera, lo que muestra la Auditoría de la Sindicatura de Cuentas es que el
modelo de concesiones a largo plazo, en este caso, nos sale muy caro a los
ciudadanos.
Puede haber buenos servicios privados,
eficientes para sus accionistas, exactamente igual que hay buenos centros y
servicios de gestión pública. Pero si estudiamos los servicios sanitarios
financiados con dinero público, si buscamos la eficiencia para la ciudadanía en
general, para los contribuyentes, los modelos de gestión privada (con ánimo de
lucro) suelen ser más caros (gastos de intermediación, beneficio industrial, no
transferencia de riesgo, selección de pacientes, etc.). Para la ciudadanía,
para los contribuyentes la gestión pública de la sanidad es más eficiente.
Conviene recordar, otra vez, que el mayor
gasto sanitario en EEUU (casi un 18% del PIB, el doble que en España) es el
paradigma de lo que cuesta la gestión sanitaria en un modelo de provisión
privada (costes de administración 30%, frente al 3% en la sanidad pública
española; fragmentación; falta de continuidad en la atención, etc.). No es eso
lo que interesa a España si busca eficiencia social.
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