En su magnífico artículo “Europa que ansiosa
nos devora” (www.noticiasdigital.es/index.php/oinion/rana/1352-europa-que-ansisosa-nos-devora-la-rana-del-tajo)
Antonio Illán retoma los versos de Espronceda para retratar una Europa que es
“solo un mapa lleno de rayujos y un lugar donde se cuecen las perversidades”. Y
lleva razón.
No comparto la dirección de la política
europea en este momento, marcada por una mayoría de Gobiernos conservadores. Es
una dirección que parece en las manos de los grandes bancos europeos, los
bancos alemanes, ingleses, franceses, italianos, españoles… Las medidas de
política económica que aplican las instituciones europeas; los rescates a
Grecia, a Portugal, a Irlanda; los recortes sociales impuestos a esos países, a
España y a Italia; los préstamos a los bancos al 1% con el dinero de todos
para que luego nos lo presten al 7%; la negativa a comprar deuda pública para
evitar la especulación de los propios bancos, etc., etc. ¡No es esto! No es
esta Europa la que quiero.
Pero sí pienso que Europa es necesaria. Que
solos no podemos frente a estos Gigantes. El nuevo capitalismo financiero
global que denuncio en mi Panfleto contra la codicia (http://bit.ly/PGPedo ), solo puede ser dominado
desde una voluntad expresada a través de instituciones políticas con capacidad
suficiente. EEUU, China, India, América Latina, Europa, África… Entidades
políticas regionales o mundiales que puedan establecer unas nuevas reglas de
juego a las que se sometan las grandes Instituciones Financieras y sus altos
ejecutivos. Desde un país pequeño como España no es posible. Por eso reclamo
una Europa más fuerte, más unida. Una Europa Federal. Por eso creo que se
debería estimular la participación ciudadana en las elecciones europeas con la
elección directa del Presidente de la Unión Europea. Se debe fortalecer Europa
con un presupuesto más grande, y un sistema fiscal homogéneo, que permita hacer
políticas y garantizar derechos (ahora es poco más del 1% del PIB); con partidos
políticos europeos que defiendan los intereses de todos y no de una parte o de un
sector. Y en ese marco institucional, intentar lograr mayorías de izquierda que
puedan hacer políticas en beneficio de la mayoría y no de unos pocos.
Sé que es muy difícil. Pero pienso que ahí
está el objetivo. Por eso comparto el dolor de Antonio Illán por esa Europa
desalmada y fría. Su rechazo a esa Europa. Pero pienso que tenemos que seguir
intentando construir una Europa de los ciudadanos; una Europa con alma y con compromiso
social. Una Europa de los "Illanes". Una Europa que pueda cambiar este nuevo capitalismo financiero global
por un sistema más justo. En todo caso, tengo claro que Europa no es un fin, sino un medio.
Creo que la Unión Europea es necesaria más que
nunca. Pero no ésta.